Los dem¨®cratas exigen explicaciones a Bush por filtrar datos sobre Irak
La Casa Blanca justifica el derecho del presidente de EE UU a desclasificar informaci¨®n
La revelaci¨®n de que George W. Bush dio permiso para que el ahora procesado Lewis Libby, ex jefe de gabinete del vicepresidente Dick Cheney, filtrara en 2003 informaci¨®n a una periodista para reforzar los argumentos que hab¨ªan llevado a la invasi¨®n de Irak ha abierto un nuevo frente de cr¨ªticas contra la Casa Blanca. "Los norteamericanos tienen que saber la verdad", dijo Harry Reid, l¨ªder dem¨®crata en el Senado, una de las muchas voces que exigen que se aclare el papel desempe?ado por el presidente. El ¨ªndice de aprobaci¨®n de Bush sigue cayendo, hasta el 36% seg¨²n el ¨²ltimo sondeo de Ipsos.
De las declaraciones de Libby no se deduce que Bush diera la orden de filtrar el nombre de la agente de la CIA Valerie Plame como represalia por las cr¨ªticas de su marido, Joseph Wilson, a la Casa Blanca por no tener en cuenta su informe que descartaba que N¨ªger hubiera vendido uranio a Sadam Husein. Pero el hecho de que el presidente no dudara en permitir la filtraci¨®n de informaci¨®n clasificada para justificar la decisi¨®n de ir a la guerra ha reactivado el debate -ya caliente, por la autorizaci¨®n de las escuchas electr¨®nicas- sobre el empleo del poder presidencial.
Con lo primero que choca la situaci¨®n es con las reiteradas afirmaciones de Bush al hablar del caso Plame. En septiembre de 2003, el presidente dijo: "No s¨¦ de nadie de mi Gobierno que haya filtrado informaci¨®n clasificada; si alguien lo ha hecho, me gustar¨ªa saberlo, para tomar las medidas adecuadas". D¨ªas despu¨¦s lo reiteraba: "Hay demasiadas filtraciones de informaci¨®n clasificada en Washington: en el Ejecutivo, en el Legislativo... demasiadas. Si hay filtraciones en el Gobierno, quiero saber qui¨¦n ha sido. Y si alguien ha violado la ley, se tomar¨¢n medidas".
?Viol¨® la ley el presidente al permitir que Libby dijera a Judith Miler, de The New York Times, que los informes de inteligencia permit¨ªan afirmar que Irak hab¨ªa querido reconstruir sus armas de destrucci¨®n masiva? No lleg¨® a afirmarlo el senador dem¨®crata John Kerry, pero s¨ª consider¨® "incre¨ªblemente desacertado" el asunto. "Si estaba en contra de las filtraciones y fue ¨¦l el que filtr¨®, debe explicar cu¨¢l era la diferencia", seg¨²n su compa?ero Charles Schumer, que cree que, "como m¨ªnimo, tanto Bush como Cheney tienen que informar abiertamente sobre su papel". "Hay que exigirles responsabilidades por llevar a enga?o a los estadounidenses y por revelar material clasificado por razones pol¨ªticas", dijo Dick Durban, tambi¨¦n senador dem¨®crata. Para The New York Times, no est¨¢ legalmente clara la autoridad de Bush para desclasificar informaciones: "Da la impresi¨®n de ser un abuso de poder".
Investigaci¨®n en curso
Scott McClellan, portavoz presidencial, trat¨® de apagar el fuego, aunque pas¨® apuros -una situaci¨®n cada vez m¨¢s frecuente- y tuvo que recurrir, en m¨¢s de media docena de ocasiones, a esta frase: "Hay una investigaci¨®n en curso y nuestra pol¨ªtica es no comentar nada en estas situaciones". McClellan, que fue crucificado por los periodistas, lo pas¨® mal con las fechas: la filtraci¨®n de Libby se produjo 10 d¨ªas antes de la decisi¨®n de desclasificar el Informe nacional de seguridad de 2003. El portavoz, sin perder la calma ni la sonrisa, estableci¨® la l¨ªnea defensiva de la Casa Blanca al decir que una cosa es filtrar asuntos que ponen en peligro la seguridad nacional -puso como ejemplo la filtraci¨®n sobre las escuchas electr¨®nicas-, y otra, diferente, "proporcionar informaci¨®n". "El presidente jam¨¢s autorizar¨ªa revelar una informaci¨®n que comprometiera la seguridad nacional".
El responsable de Justicia, Alberto Gonzales, asegur¨® que el presidente "tiene autoridad inherente para decidir qui¨¦n debe tener informaci¨®n clasificada", una afirmaci¨®n que puede cumplir con los requisitos legales pero que no despeja las cr¨ªticas sobre la utilizaci¨®n pol¨ªtica. El Partido Republicano lo reiter¨®: "El presidente tiene el derecho a desclasificar informaci¨®n en cualquier circunstancia. Y no hay ninguna indicaci¨®n de que ¨¦l o el vicepresidente autorizaran la revelaci¨®n sobre la identidad de Valerie Plame".
Bush est¨¢ de nuevo a la defensiva en un momento p¨¦simo: seg¨²n el ¨²ltimo sondeo de Ipsos, su ¨ªndice de aprobaci¨®n est¨¢ en el 36%. El del Congreso es a¨²n peor: un 30%. Si se llega a las legislativas de noviembre con una percepci¨®n que combina la p¨¦rdida de confianza en el presidente con la censura a un Congreso de mayor¨ªa republicana, se dar¨ªan las condiciones para un cataclismo conservador. El sue?o del Partido Dem¨®crata es convertir 2006 en 1994, cuando los republicanos tomaron el control del Capitolio por primera vez en medio siglo. A pesar de la convicci¨®n de Howard Dean, presidente del partido, de que eso es lo que va a ocurrir -y el sondeo mencionado dice que eso es lo que cree el 49%, frente al 33%-, otros l¨ªderes son m¨¢s cautelosos.
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