Portugal vuelve a Angola
El jefe del Gobierno portugu¨¦s viaja a Luanda al frente de un grupo de empresarios para impulsar las inversiones en la ex colonia africana
Ha sido un desembarco en toda regla. Pac¨ªfico, pero masivo. La mayor comitiva lusa de la historia en Angola ha tra¨ªdo a Luanda a unas 200 personas: con el primer ministro, Jos¨¦ S¨®crates, a la cabeza, 80 empresarios de todos los sectores estrat¨¦gicos (cuyas compa?¨ªas generan el 30% de la riqueza portuguesa), cinco ministros, varios secretarios de Estado y 25 periodistas. Angola, la m¨¢s rica colonia lusa de ultramar, cumple estos d¨ªas cuatro a?os de paz despu¨¦s de 13 de guerra de independencia y 27 m¨¢s de guerra civil. Portugal ha vuelto con 225 millones de euros en inversiones al lugar que domin¨® durante 400 a?os, dispuesto a olvidar "los errores del pasado" y a construir "un futuro de igualdad y prosperidad".
Tras vivir cuatro a?os de paz, el pa¨ªs africano es otra vez la tierra de las oportunidades
S¨®crates explica que su visita responde al inter¨¦s de los empresarios portugueses por implantarse y asegurar sus inversiones en Angola. Su secretario de Estado de Cooperaci¨®n, Jo?o Cravinho, ha resumido la nueva filosof¨ªa bilateral con el eslogan Caridad, no; sociedades mixtas, s¨ª. "Tenemos una relaci¨®n muy especial con Angola; compartimos historia, lengua y cultura. Hicimos mal algunas cosas y ahora queremos hacerlas mejor", dijo S¨®crates el mi¨¦rcoles tras firmar media docena de acuerdos con el Gobierno angole?o.
Junto al primer ministro compareci¨® el presidente de la Rep¨²blica, Jos¨¦ Eduardo dos Santos, en el cargo desde 1979, que se confes¨® "emocionado" y anim¨® a la "querida Portugal" a seguir aumentando su inversi¨®n "p¨²blica y privada" en Angola. El tono afectuoso pero a la vez implacable del presidente que barri¨® del mapa a la guerrilla rival de Unita en 2002 tras la muerte de su l¨ªder, Jon¨¢s Savimbi, indica que el movimiento estrat¨¦gico de Portugal hacia Angola se basa tanto en motivos sentimentales como pragm¨¢ticos. Por un lado, la depauperada ex metr¨®poli necesita clientes para aumentar las exportaciones que la globalizaci¨®n le ha ido quitando. Angola, que importa ya bienes lusos por valor de 800 millones de euros, es su segundo cliente fuera de la UE, por detr¨¢s de EE UU.
S¨®crates es, a sus 42 a?os, quiz¨¢ el ¨²nico primer ministro luso hasta la fecha al que no marc¨® directamente el trauma angole?o. Dos Santos, que a sus 63 a?os ha conocido de cerca a todos los l¨ªderes de la democracia lusa, lo sabe de sobra. El due?o de Caf¨¦s Delta, el hist¨®rico y veterano empresario Rui Naviero, que vivi¨® la salida de 1975 muy de cerca, recuerda que, de los cientos de miles de portugueses que viv¨ªan y combat¨ªan entonces en Angola, s¨®lo algunas familias se atrevieron a quedarse tras el 25 de abril. ?l fue de los pocos: "Y lo hice sabiendo que me jugaba la vida. Pero si perd¨ªa aquel cargamento de caf¨¦, lo perd¨ªa todo".
Angola era entonces el segundo productor de caf¨¦ del mundo. Hoy es un pa¨ªs destruido y hace apenas el n¨²mero 160 en la lista global de desarrollo de la ONU. Lo tiene todo por hacer: este a?o su PIB crecer¨¢ un 27% y, como dice Naviero, "sigue teniendo el suelo m¨¢s rico del planeta, aunque su producci¨®n de caf¨¦ no aparece ni en las estad¨ªsticas".
Tras vivir cuatro a?os de paz y ordenar poco a poco sus instituciones y su inflaci¨®n (lleg¨® al 4.000%, hoy roza el 10%), Angola es otra vez la tierra de las oportunidades. Al reclamo de sus recursos minerales sin explotar a¨²n y de la ingente tarea de reconstrucci¨®n y construcci¨®n que ofrecen 40 a?os de guerra, las grandes potencias hacen cola ante el inmenso escaparate de diamantes, carreteras y oro negro. En este momento hay ya m¨¢s de 200 empresas portuguesas operando en Angola. La inversi¨®n lusa pas¨® de 5 millones de euros en 2001 a 83 millones en 2005.
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