"Hoy nos manifestamos, ma?ana votamos"
El debate sobre la inmigraci¨®n da fuerza a la comunidad hispana en EE UU
Las grandes manifestaciones hispanas han sorprendido a los estadounidenses por la movilizaci¨®n y la sensibilidad pol¨ªtica que han demostrado tener los latinos. M¨¢s de cuarenta a?os despu¨¦s de que se dieran en las calles las batallas de los derechos civiles de los negros, las marchas en Los ?ngeles y Chicago, o la de Washington de ayer, representan la fuerza que hasta ahora los hispanos, a pesar de ser la minor¨ªa que m¨¢s crece, no hab¨ªan sabido organizar. Esa fuerza no ser¨¢ monol¨ªtica, como la de los afroamericanos, porque los latinos tienen mayor diversidad y m¨¢s contradicciones, pero la marea a favor de una ley que abra la v¨ªa de las soluciones a los 12 millones de indocumentados y regule la inmigraci¨®n lo ha cambiado todo, y el grito de los estudiantes -"Hoy nos manifestamos, ma?ana votaremos"- llega a o¨ªdos dem¨®cratas y republicanos.
La realidad est¨¢ a¨²n lejos de la ficci¨®n. En la ficci¨®n, el domingo por la noche las elecciones presidenciales las gan¨® por primera vez un candidato latino. Pero no era ni Antonio Villarraigosa, alcalde de Los ?ngeles, ni Bill Richardson, gobernador de Nuevo M¨¦xico. Era el actor Jimmy Smits, un puertorrique?o de Brooklyn que encarna al candidato dem¨®crata Matt Santos en la serie El ala oeste de la Casa Blanca.
En la realidad est¨¢ a¨²n lejos ese d¨ªa. Aunque el peso pol¨ªtico es creciente -y eso lo sabe bien George W. Bush, que recibi¨® en 2000 el 33% del voto latino, y el 44% en 2004- su repercusi¨®n real est¨¢ condicionada por dos factores, se?ala Gabriel Escobar, del Pew Hispanic Center: "Primero, es una comunidad en la que hay muchos inmigrantes, y no todos son ciudadanos; si es uno ilegal, debe legalizarse, y luego naturalizarse, y luego inscribirse, antes de poder votar; segundo, es la minor¨ªa de EE UU con mayor porcentaje de gente joven, y muchos a¨²n no tienen edad de voto, aunque s¨ª son ciudadanos, porque han nacido ac¨¢".
A pesar de que los hispanos representaron la mitad del crecimiento de la poblaci¨®n de EE UU entre 2000 y 2004, eso no se tradujo en un aumento de su peso electoral, seg¨²n el Pew Hispanic Center. S¨®lo el 18% de los latinos fueron a las urnas en 2004, frente al 51% de los blancos y el 39% de los negros.
Capacidad de movilizaci¨®n
Pero "hay pruebas muy claras de que la comunidad ha crecido en n¨²mero, que es mucho m¨¢s activa y que tiene posiciones m¨¢s claras, que ha madurado en liderazgo y en capacidad de movilizaci¨®n en los temas que le tocan muy de cerca", afirma Pedro Cavallero, del Consejo Nacional de La Raza, el principal grupo de presi¨®n hispano de EE UU. Y aunque esa comunidad no tiene a¨²n, contin¨²a Cavallero, "la capacidad de influencia que se corresponda con su n¨²mero", s¨ª cuenta con datos importantes: "Las manifestaciones, que es lo m¨¢s visible; el que haya dos senadores hispanos, uno por partido; la mayor participaci¨®n electoral, el incremento en el registro...". En cuanto al poder, "los l¨ªderes latinos", dice Cavallero, que acaba de llegar de un viaje a Israel con un grupo de dirigentes, "dec¨ªan a sus interlocutores que no se enga?an, que a¨²n no est¨¢n donde quisieran, pero que s¨ª est¨¢n claramente en la senda del crecimiento".
En esa senda intervienen factores diversos. El papel de la Iglesia cat¨®lica es clave: el cardenal Roger Mahoney, de Los ?ngeles, se ha convertido en uno de los motores de la exigencia de "una reforma de la inmigraci¨®n humana y justa"; los maestros y ense?antes, muchos de ellos hispanos, han contribuido a la movilizaci¨®n estudiantil; y la repercusi¨®n de los medios en espa?ol -televisiones, emisoras de radio, prensa- han acabado de fraguar y catapultar el movimiento.
"La pregunta es si lo que vemos en la calle se va a traducir en fuerza pol¨ªtica, en movimientos a escala local. Cada vez contar¨¢ m¨¢s, pero hay que tener en cuenta la diversidad: los dominicanos de Nueva York votar¨¢n por dominicanos, pero no es f¨¢cil que lo hagan por un candidato puertorrique?o. Los puertorrique?os no tienen problemas con la inmigraci¨®n. El voto cubano de la Florida no tiene nada que ver con el voto mexicano. En Chicago es otra cosa, en Phoenix es otra...", dice Escobar.
El debate sobre la inmigraci¨®n -bloqueado en el Senado porque los dem¨®cratas tuvieron miedo de regalar un triunfo legislativo a sus adversarios, y porque los republicanos est¨¢n divididos- es capital para la orientaci¨®n pol¨ªtica de los j¨®venes latinos, a?ade: "Esos j¨®venes, los que dicen que votar¨¢n ma?ana y que hoy se manifiestan, est¨¢n ahora forjando su conciencia pol¨ªtica, y si ven que un partido est¨¢ contra ellos, ser¨¢ muy importante para el futuro".
A corto plazo, ser¨¢ importante tambi¨¦n que esos j¨®venes reciban consejos de sus l¨ªderes: la aparici¨®n, hace tres semanas, de abundantes banderas mexicanas y centroamericanas no fue bien recibida por muchos estadounidenses. En las marchas de ayer predominaban las camisetas blancas y las banderas con las barras y las estrellas.
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