Villepin, humillado
Tras diez semanas de movilizaciones masivas y manifestaciones multitudinarias, cierres de universidades e institutos, al retirar el pol¨¦mico contrato de primer empleo (CPE), ya aprobado por el Parlamento, el presidente Chirac ha desautorizado y humillado a su primer ministro, Villepin. Francia ha cerrado, al menos moment¨¢neamente, la crisis desatada por aquella iniciativa, pero sin un plan B, pues el nuevo programa de ayuda a "j¨®venes en dificultad" no lo es. Con ello, Chirac ha dejado al que se supon¨ªa su delf¨ªn en una situaci¨®n imposible. No cabe descartar que Villepin acabe dimitiendo del cargo que se supon¨ªa iba a ser su trampol¨ªn hacia el El¨ªseo.
Que Francia necesita una revisi¨®n de su modelo laboral nadie lo discute, ni siquiera la izquierda. Villepin ten¨ªa derecho a intentarlo, pero no ha sabido plantearlo desde un di¨¢logo previo ni presentarlo. Ayer lament¨® "no haber sido comprendido por todos", pero entre ¨¦stos est¨¢n los suyos. Ser¨¢ su colega de Gobierno y presidente del partido de la mayor¨ªa, la UPM, Nicolas Sarkozy, quien intente capitalizar el paso atr¨¢s de Villepin.
Son muchas las voces que se?alan que el modelo pol¨ªtico de la V Rep¨²blica ya no funciona, en buena parte porque el actual inquilino del El¨ªseo no ha sido capaz de encarnar la dif¨ªcil figura de monarca republicano dise?ada por el general De Gaulle. Lo cierto es que desde hace casi un a?o, cuando los franceses desautorizaron a sus ¨¦lites dirigentes, y en especial a Chirac, con el no a la Constituci¨®n europea, la legislatura est¨¢ muerta. Pero a¨²n queda un a?o hasta las elecciones presidenciales. En oto?o fueron los chavales de las barriadas, ahora han sido los estudiantes, y con 12 meses para el cambio de guardia, las protestas de todo tipo se pueden multiplicar. La intersindical que condujo la movilizaci¨®n se?al¨® ayer que se mantendr¨¢ "vigilante". El peor s¨ªntoma del mal franc¨¦s es que todas las reacciones sociales se han producido en negativo, sin fijar una alternativa ni por parte de la mayor¨ªa, ni por parte de la oposici¨®n.
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