La conexi¨®n m¨¢gica
De la Pe?a y Tamudo destrozan al Zaragoza y dan su cuarto t¨ªtulo al Espanyol
El m¨¢ximo aprovechamiento de sus recursos, que se supon¨ªan limitados, dio la Copa al Espanyol, merecido ganador en el Bernab¨¦u tras un partido que festej¨® la importancia del torneo. Fue un encuentro definido por la alt¨ªsima capacidad de Iv¨¢n de la Pe?a para filtrar pases entre la defensa y por la astucia de Tamudo, que alcanza en el Espanyol la categor¨ªa de mito viviente. Su contribuci¨®n ha sido monumental, hasta el punto de convertir a un equipo en crisis permanente en doble vencedor de la Copa. El Zaragoza nunca logr¨® descifrar el partido, sometido a una tensi¨®n que se le hizo insuperable. Ten¨ªa m¨¢s recursos que el Espanyol. No aprovech¨® ninguno.
Cada temporada, la final de Copa recuerda la oportunidad que pierde el f¨²tbol con un torneo perfecto. Todo aquello que no se encuentra en la Liga se manifiesta en la Copa, en la que el f¨²tbol no es necesariamente mejor, pero s¨ª m¨¢s vibrante. Adem¨¢s, siempre ha sido el refugio de ciertos equipos a los que la Liga les resulta imposible. El Zaragoza ha construido lo mejor de su palmar¨¦s en la Copa, en la que se ha ganado un prestigio merecido. El Espanyol tambi¨¦n sabe de ¨¦xitos y lo que supone para un equipo que suele atravesar graves dificultades en la Liga. La Copa es democr¨¢tica, sorprendente y emotiva. No hay partido que supera el ambiente de una final. En un pa¨ªs muy sedentario en cuestiones futbol¨ªsticas, donde apenas se desplazan las aficiones, la final es una magn¨ªfica excepci¨®n: la manifestaci¨®n de la importancia de un torneo con un gran arraigo en Espa?a y con una lastimosa gesti¨®n por parte de la federaci¨®n y los clubes. El Bernab¨¦u se llen¨® hasta reventar en una noche de fiesta y tensi¨®n. En el campo no hubo fiesta. S¨®lo tensi¨®n.
ESPANYOL 4 - ZARAGOZA 1
Espanyol: Kameni; Jarque, Lopo, Zabaleta, David Garc¨ªa; Costa, Ito (Coro, m. 62); Luis Garc¨ªa, Fredson (Mois¨¦s, m. 62), De la Pe?a; y Tamudo (Pandiani, m. 77).
Zaragoza: C¨¦sar; Ponzio, ?lvaro, Milito, Toledo (Valbuena, m. 76); ?scar (Savio, m. 51), Celades (Movilla, m. 66), Zapater, Cani; Ewerthon y D. Milito.
Goles: 1-0. M. 2. Tamudo, de cabeza tras dar el bal¨®n en el larguero. 1-1. M. 28. Ewerthon resuelve un barullo. 2-1. M. 33. Cabezazo de Luis Garc¨ªa. 3-1. M. 72. Coro supera la salida de C¨¦sar. 4-1. M. 87. Luis Garc¨ªa, desde lejos.
?rbitros: Medina Cantalejo. Amonest¨® a Jarque, Ito, ?scar, Gabi Milito, Celades y Tamudo. Expuls¨® a C¨¦sar por dos amarillas (m. 75).
Unos 75.000 espectadores en el Bernab¨¦u.
El Zaragoza lleg¨® con el pron¨®stico favorable. Mejores jugadores y menos angustia. Sin objetivos en la Liga y con una trayectoria impecable en la Copa -elimin¨® al Atl¨¦tico, el Bar?a y el Madrid-, se supon¨ªa su superioridad sobre el inestable Espanyol de los ¨²ltimos meses. Vive en crisis desde el comienzo de la temporada, con el entrenador cuestionado p¨²blicamente y enfrentado a De la Pe?a; con la amenaza del descenso y sin otra esperanza que los goles de Tamudo. Este delantero, cuyo aspecto no invita a pensar en un delantero de primer nivel, es uno de los jugadores m¨¢s importantes en la larga historia del Espanyol. Casi en solitario, se ha encargado de sostener al equipo en Primera, contra viento y marea, durante tantos a?os que su contribuci¨®n resulta impagable. Es m¨¢s que un jugador. Es m¨¢s que nadie. Es el hombre que gan¨® una Copa con una picard¨ªa inolvidable que termin¨® con la carrera de Toni, el portero del Atl¨¦tico. Y fue decisivo en la victoria del Espanyol en el Bernab¨¦u.
Lo que hace Tamudo es ajeno al partido, que en este caso fue brusco, destemplado y con poco juego. Abundaron las faltas y las protestas. Se sucedieron los enfrentamientos entre los jugadores. Se midi¨® constantemente la autoridad del ¨¢rbitro, superado por los acontecimientos mientras pon¨ªa cara de dominar la situaci¨®n. No era verdad. El partido le vino grande. Pero cualquiera que sea el partido su desarrollo no suele tener relaci¨®n con la importancia de Tamudo. Marca goles, decide los encuentros y lo hace en las fechas m¨¢s importantes. As¨ª ha ocurrido en su carrera. As¨ª sucedi¨® en la final.
El Espanyol sali¨® a jugar con un gol de ventaja. Lo marc¨® Tamudo, por supuesto. A su manera. Apareci¨® entre los defensas del Zaragoza para aprovechar un rechace de C¨¦sar tras el tiro de De la Pe?a. El partido acababa de empezar. La pronosticada ventaja del Zaragoza se borr¨® de un plumazo. El duelo se convirti¨® en un combate ¨¢spero, de mucha pierna y poco cuidado con la pelota. El Espanyol asumi¨® con naturalidad la condici¨®n de resistente y el Zaragoza no encontr¨® c¨®mo imponerse. No tuvo claridad. Tampoco cuando logr¨® respirar, tras el gol de Ewerthon en una jugada de errores defensivos y confusi¨®n en el ¨¢rea. Se olvid¨® de las dos ¨²nicas cuestiones fundamentales: tapar los pases filtrados de De la Pe?a y del sentido de la oportunidad de Tamudo.
No hubo tiempo para serenarse. El Espanyol respondi¨® con su jugada favorita, un pase de De la Pe?a hacia Tamudo, que sorprendi¨® a los centrales, entr¨® por la izquierda y coloc¨® un centro estupendo, rematado con poder¨ªo por Luis Garc¨ªa, que lleg¨® en tromba desde el medio campo. Jugada meritoria del Espanyol que puso en evidencia a la defensa del Zaragoza. Seis defensores estaban en el ¨¢rea. Ninguno mir¨® a Ra¨²l Garc¨ªa, que cabece¨® sin oposici¨®n. Son errores habituales en un equipo que no ofrece garant¨ªas defensivas. A sus defectos a?adi¨® el nerviosismo de casi todos. C¨¦sar, un veterano de mil batallas, no se recuper¨® del impacto del primer gol. Milito se desinfl¨®. Desde ah¨ª se produjo el efecto domin¨®. Fuera de algunas acciones inteligentes de Cani, el ¨²nico que aclaraba el panorama, el Zaragoza decidi¨® atropellar al Espanyol antes de tiempo. Tuvo algunas oportunidades, pero no puso en mayores dificultades a Kameni, que casi nunca ofreci¨® sensaci¨®n de seguridad. El empuj¨®n del Zaragoza ten¨ªa otro d¨¦ficit: la defensa se acerc¨® cada vez m¨¢s al medio campo con un punto atolondrado que resulta letal frente a un jugador de las caracter¨ªsticas de De la Pe?a. Apenas apareci¨® en el partido, pero sus tres acciones fueron letales. Sac¨® la falta que origin¨® el primer gol, encontr¨® a Tamudo en el excelente pase del segundo y cerr¨® la cuenta con el pase decisivo a Coro, que aprovech¨® el deliberado desinter¨¦s de Tamudo, en fuera de juego posicional, para irrumpir como un tiro por la izquierda, atravesar media campo y batir a C¨¦sar. En su desesperaci¨®n, el portero termin¨® expulsado. Fue la se?al de la victoria del Espanyol. El Zaragoza tir¨® los ¨²ltimos 20 minutos y el Espanyol se dio a la fiesta con el cuarto gol incluido y el inenarrable entusiasmo de su hinchada. La Copa era suya.
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