El borde de la extra?eza
Philippe Claudel se ha dado a conocer en Espa?a con su novela Almas grises, un espl¨¦ndido thriller ambientado a principios del siglo XX en una ciudad de provincias francesa, un libro que mostraba una influencia de Simenon perfectamente asimilada y una escritura de gran poder expresivo. Esta nueva novela, La nieta del se?or Linh, es una narraci¨®n bien distinta, un cambio de tono realmente sorprendente. Como primera medida, hay que decir que el crudo y descarnado realismo de su novela anterior da paso a un verdadero ap¨®logo. Un ap¨®logo consciente, deliberado, un relato aleg¨®rico del que se deduce una ense?anza moral.
La historia es extremadamente sencilla, lev¨ªsima. Un anciano que huye con su nieta de una guerra en Asia (pensemos en Vietnam, Camboya...) llega tras un penoso viaje por mar a un puerto europeo (pensemos en Francia, quiz¨¢ Marsella...) donde es recibido en acogida como refugiado junto con el resto de los pasajeros. Podr¨ªa ser uno de esos barcos cargados de v¨ªctimas de una cat¨¢strofe, vagando por el oc¨¦ano ?ndico, cuyas im¨¢genes hemos visto en las televisiones occidentales. El anciano y su nieta de pocos meses son enviados a un piso de acogida que han de compartir con otras dos familias de exiliados, donde se limitan a soportarse.
La nieta del se?or Linh
Philippe Claudel
Traducci¨®n de Jos¨¦ Antonio Soriano.
Salamandra. Barcelona, 2006.
128 p¨¢ginas. 9,38 euros.
El peso de la narraci¨®n recae en la condici¨®n del se?or Linh. No es s¨®lo que no comprenda una palabra en franc¨¦s, es que ha saltado de golpe de su cultura y su forma de vida a una cultura y una forma de vida radicalmente distintas, como en un mal sue?o.
Su ¨²nico lazo consigo mismo es s¨®lo un saquito de tierra, una vieja fotograf¨ªa y su nieta, a la que rescat¨® junto a sus padres asesinados. La extra?eza del se?or Linh est¨¢ muy bien sostenida por la narraci¨®n. Por ejemplo, cuando la int¨¦rprete que se ocupa de ¨¦l, una joven asi¨¢tica nacida en Francia, le explica que se llama Sara, el anciano se queda desconcertado y le pregunta qu¨¦ quiere decir su nombre; ella le contesta: "Nada. S¨®lo Sara" y "¨¦l menea la cabeza, pensando que un pa¨ªs donde los nombres no significan nada es un pa¨ªs muy extra?o".
Esta sensaci¨®n de ajenidad
se apodera en seguida de la novela y es una gran baza. De lo que se nos va a hablar por medio de este ap¨®logo es de uno de los grandes temas de nuestro tiempo: la lucha por la propia identidad. El arco se tiende de un anciano que debe buscar la cercan¨ªa, el aliento humano, la solidaridad en un pa¨ªs para ¨¦l incomprensible a la diminuta figura de la beb¨¦ (Sang Diu, cuyo nombre s¨ª quiere decir algo: ma?ana dulce), que un d¨ªa crecer¨¢ en este pa¨ªs occidental y pertenecer¨¢ a ¨¦l de un modo u otro. El se?or Linh encontrar¨¢ una v¨ªa de contacto con un hombre en el que halla la sensaci¨®n elemental de la amistad, de la soledad compartida; en este caso, compartida emotivamente, pues ninguno entiende al otro excepto en lo meramente emocional.
La dificultad de una escritura como ¨¦sta, directa, minimalista, en un relato aleg¨®rico como lo es La nieta del se?or Linh, cuyo nudo argumental est¨¢ reducido a la extrema desnudez, es que se corre el riesgo de caer en un lirismo que ronde la cursiler¨ªa. Por ejemplo, cuando el se?or Linh recuerda sus a?os mozos y c¨®mo "a su paso las chicas volv¨ªan la cabeza y gorjeaban como los p¨¢jaros en primavera" o cuando leemos que "su mujer ten¨ªa ojos grandes, de un casta?o casi negro y orlados de pesta?as tan largas como palmas, y un cabello fino y sedoso". Otras veces, en cambio, en la misma l¨ªnea obtiene resultados muy bellos, como cuando refiri¨¦ndose a la ni?a que se duerme al arrullo de una canci¨®n describe c¨®mo "su cuerpo (del anciano) calienta el ¨²ltimo brote de la rama (su nieta), que de momento duerme sin temor, melancol¨ªa ni tristeza, con ese sue?o de criatura ah¨ªta, feliz de sentir la calidez del ser querido, su tibia suavidad y el arrullo de una voz acariciante". El filo de la navaja por el que se desplaza la escritura de Claudel en esta f¨¢bula le obliga a un delicado equilibrio que suele resolver con eficiencia, aunque no siempre.
El libro, pues, pertenece a esa clase de literatura que cuenta con la sencillez y la emocionalidad para atrapar al lector; es un ejercicio muy dif¨ªcil, pero su mayor dificultad suele ser la de darle buen fin. En este caso, me atrever¨ªa a decir que Philippe Claudel no se ha atrevido a llevar el texto a sus ¨²ltimas consecuencias y le ha otorgado un final convencional, lo cual es una pena porque el relato apuntaba mucho m¨¢s alto y porque posee escenas excelentes que, a su vez, exig¨ªan una resoluci¨®n m¨¢s potente. Pero es una bella f¨¢bula que agradar¨¢ a un amplio p¨²blico.
La nieta del se?or Linh. Philippe Claudel. Traducci¨®n de Jos¨¦ Antonio Soriano. Salamandra. Barcelona, 2006. 128 p¨¢ginas. 9,38 euros.
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