La estrategia silenciosa de Provenzano
El 'capo de los capos' cre¨® un plan que ha permitido sobrevivir a la Mafia siciliana
En el club de jubilados de Corleone, nunca se habla por su nombre de los asuntos importantes. Son campesinos duros que han sobrevivido a la pobreza, a una guerra mundial y a varias guerras mafiosas, curtidos en el silencio y en la omert¨¢, a los que les cuesta mucho creer que puedan venir tiempos nuevos. "Aqu¨ª no va a cambiar nada", asegura uno. "S¨ª, ya ver¨¢s. El pueblo est¨¢ mucho mejor que cuando me fui y seguir¨¢ mejorando", responde un inmigrante retornado. "Los cambios ser¨¢n a peor", replica el otro. Hablan del futuro tras la captura de Bernardo Provenzano, de 73 a?os de edad, el ¨²ltimo de los grandes jefes del clan de los corleoneses, el m¨¢s violento que haya conocido la Mafia, el hombre m¨¢s poderoso de la Cosa Nostra siciliana, apresado el martes pasado por la polic¨ªa italiana a s¨®lo dos kil¨®metros de Corleone tras 43 a?os en fuga.
"Su estrategia fue no aparecer, evitar todos los aspectos violentos", dice Minissale
Corleone es un pueblo rodeado de monta?as, con muchas iglesias y que vive del campo
"Bernardo Provenzano salv¨® a la Cosa Nostra al reorganizarla y establecer la estrategia de la inmersi¨®n. Pero es una p¨¦rdida de la que la Mafia no se recuperar¨¢, porque el pr¨®ximo capo ya no tendr¨¢ su experiencia".
"La experiencia de alguien que controla los canales econ¨®micos, sociales y pol¨ªticos, pero que tambi¨¦n conoce a los pastores", asegura Pippo Cipriani, alcalde de Corleone entre 1993 y 2002 y secretario provincial de los Dem¨®cratas de la Izquierda. "Con Provenzano, muchos han llegado a creer que la Mafia ya no es la organizaci¨®n que causaba los horrores de anta?o, piensan que incluso garantiza la seguridad. Ahora se preguntar¨¢n si vendr¨¢ un periodo de lucha por el control".
El capo de todos los capos alcanz¨® el poder en 1993, tras la captura primero de Luciano Leggio y luego de Tot¨® Riina que, salt¨¢ndose todas las reglas centenarias, llegaron a dominar la Cosa Nostra tras exterminar a los clanes palermitanos y a todos sus enemigos, sobre todo a los jueces Giovanni Falcone y Paolo Borsellino. El nivel de violencia era tan elevado e implacable que, como explica el historiador estadounidense Alexander Stille en su libro Excellent cadavers, muchos pensaban que, para un polic¨ªa, un juez o un pol¨ªtico, sobrevivir era un signo de colaboraci¨®n, activa o pasiva. Pero tras la salvajada de esos cr¨ªmenes, el Estado italiano respondi¨® y la Mafia sufri¨® una serie de golpes muy duros, el principal de ellos la ca¨ªda de todo un sistema de impunidad y connivencia entre pol¨ªticos y hombres de honor.
Provenzano, con 50 asesinatos en su haber y tres condenas perpetuas en rebeld¨ªa, decidi¨® entonces que los amigos de los amigos deb¨ªan sumergirse. "Su estrategia fue no aparecer, no ser vistos, evitar todos los aspectos violentos... Pero eso no significa que la Mafia no siga aqu¨ª", afirma Gianfranco Minissale, de 34 a?os, el responsable de la Polic¨ªa Nacional en esta localidad. "Desde 1993, Provenzano organiza una suerte de pax, porque comprende que cometer delitos que puedan tener una enorme repercusi¨®n no es positivo para los negocios. Pero su estrategia silenciosa no es menos peligrosa", agrega Francesco Catalano, coordinador ejecutivo del Centro Internacional de Documentaci¨®n de la Mafia y anti-Mafia (CIDMA), que tambi¨¦n tiene un museo que muestra los horrores de la violencia mafiosa, que lleg¨® a matar cada tres d¨ªas en los peores a?os.
En apariencia, Corleone es un pueblo normal del centro de Sicilia. Un territorio lampedusiano y agr¨ªcola (el 70% de sus 11.000 habitantes vive del campo), rodeado de monta?as, con muchas iglesias; caf¨¦ fuerte; hombres, tocados siempre con la gorra tradicional, que hablan en dialecto con hombres en las plazas (las mujeres participan mucho menos en la vida p¨²blica); con las pescader¨ªas llenas y las carnicer¨ªas vac¨ªas durante la Semana Santa. En los mercados, que huelen a hinojo, los campesinos venden sus productos. Como otros lugares de la isla m¨¢s grande del Mediterr¨¢neo, a causa de la especulaci¨®n mafiosa, Corleone ha sido afeado por las construcciones de cemento de varias plantas.
Las angostas calles del centro son bonitas, aunque te?idas por una p¨¢tina de tristeza: muchas casas viejas est¨¢n abandonadas, una huella de la emigraci¨®n, que ha sangrado Sicilia durante todo el siglo XX (hay tantos sicilianos, cinco millones, dentro de la isla como fuera de ella). Corleone pas¨® en 40 a?os de 18.000 a 11.000 habitantes. Como en tantos lugares de la isla, donde el Estado siempre ha sido extranjero y nefasto (excluyendo una edad de oro durante la invasi¨®n normanda, all¨¢ por los siglos X y XII), las cosas se resuelven de puertas adentro.
Y, mucho antes de que Mario Puzo y Francis Ford Coppola decidiesen utilizar el nombre de la localidad como apellido para la familia de El Padrino, Corleone ya era tierra de Mafia. Y se presiente en muchos detalles: durante las dos procesiones del Viernes Santo los penitentes llevan la cara descubierta por una vieja orden municipal: durante a?os aprovecharon el anonimato del capirote para llevar a cabo venganzas mafiosas.
"Nuestra historia no es s¨®lo la de la Mafia, sino la de la anti-mafia. Corleone ha producido los capos m¨¢s feroces de la Cosa Nostra, y el mafioso tiene un papel de condicionamiento social, pol¨ªtico y econ¨®mico importante.Pero aqu¨ª se ha desarrollado siempre una actividad anti-mafia tan antigua como la propia Mafia", afirma Dino Paternostro, l¨ªder antimafia, director del peri¨®dico en Internet Citt¨¤ nuove Corleone y autor de varios libros sobre la ciudad, el ¨²ltimo Los corleoneses. Historia de los golpistas de la Cosa Nostra. Paternostro, que no lleva escolta y habla con total libertad (tanta que el 28 de enero le quemaron su coche), relata la historia de Bernardino Verro, el primer alcalde socialista de Corleone, asesinado en noviembre de 1915; de Pl¨¢cido Rizzotto, partisano durante la II Guerra Mundial, luchador contra la Mafia, que trat¨® de impartir justicia social en una tierra dominada por el feudalismo, y que fue secuestrado y asesinado en 1948. "Nosotros somos los hijos de aquellos campesinos, que aprendimos a leer y a escribir y a conocer nuestra propia historia", asegura Paternostro.
Tras impulsar una ley para permitir el uso social de los bienes incautados a la Mafia, ciudadanos de Corleone fundaron dos cooperativas agr¨ªcolas, en las que ya trabajan 100 personas. Sus productos -pasta, tomate, aceite y vino- son distribuidos en toda Italia bajo la marca Libera Terra. "El arresto de Provenzano no cambia el sustrato econ¨®mico y social en el que han crecido esos mafiosos. Hay que crear las condiciones para que no se reproduzca el problema y uno de los factores clave es el trabajo", afirma Gianluca Faraone, presidente de la Cooperativa Placido Rizzotto.
"La poblaci¨®n se siente sin duda m¨¢s libre, porque era una presencia que condicionaba muchas cosas", explica el alcalde Nicolo Nicolosi. El regidor quiere seguir impulsando el turismo y quiere organizar un circuito de la Mafia. "El pueblo puede sacar beneficios de la curiosidad", asegura.
El misterio revelado por los 'pizzini'
En el caser¨ªo donde fue arrestado Bernardo Provenzano, la polic¨ªa descubri¨® 170 pizzini, peque?os trozos de papel que el boss utilizaba para comunicarse con el exterior durante sus 43 a?os de clandestinidad. El contenido de los pizzini, que viajaban de mano en mano dentro de redes de m¨¢xima confianza, ha respondido a uno de los interrogantes que se planteaban las fuerzas de seguridad: si ese fugitivo de 73 a?os todav¨ªa controlaba la Cosa Nostra. La respuesta ha sido un s¨ª rotundo: era el jefe y era inmensamente rico (s¨®lo su patrimonio personal era de 600 millones de euros).
Los papeles demuestran que era el capo, que muchos se dirig¨ªan a ¨¦l para todo tipo de asuntos", afirma el alcalde de Corleone, Nicolo Nicolosi. "Es la forma m¨¢s simple y segura para transmitir mensajes, pasa de mano en mano y dentro de una red muy discreta, y es imposible interceptarlos con cualquier m¨¦todo moderno", explica el jefe de Polic¨ªa de la ciudad, Gianfranco Hinissale. Los pizzini, algunos escritos en c¨®digo, con n¨²meros en vez de nombres, y otros con preguntas como "?A qui¨¦n debo votar?", han sido enviados a Palermo, mientras que un equipo de la polic¨ªa cient¨ªfica, dirigido por Renato Blondo, est¨¢ examinando con lupa el caser¨ªo. "Buscamos huellas, ADN, objetos escondidos, cualquier pista que nos permita saber quien estuvo aqu¨ª", explica Blondo.
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