El Valencia abruma al Espanyol

Pese a provenir del fr¨ªo, Baraja se activa en la primavera. Su cuerpo le transmite buenas vibraciones. Sus pies le piden el bal¨®n con urgencia. Y empieza a jugar. A dar un pase tras otro. A imponer su jerarqu¨ªa. A disfrutar ¨¦l y sus compa?eros. Su generosa actuaci¨®n obtuvo, adem¨¢s, un premio en forma de golazo: un golpeo con el exterior del pie izquierdo, a media altura, que entr¨® pegado al larguero. Gesto t¨¦cnico impecable. El hilo del partido lo llev¨® Baraja, pero fue Carboni quien lo impuls¨®. Su participaci¨®n en la primera parte result¨® abrumadora, incre¨ªble para un tipo de 41 a?os que llevaba meses sin jugar. Arropado por el cari?o del p¨²blico, Carboni actu¨® como si el tiempo no hubiera pasado y recogi¨® al final una ovaci¨®n tan emotiva que hasta Luis Garc¨ªa, que pasaba por all¨ª, se sum¨® al reconocimiento. El Espanyol ofreci¨® una hora de resistencia. La f¨®rmula que le convirti¨® en campe¨®n de Copa, defensa y contragolpe, no le sirvi¨® en Mestalla. La zaga valencianista no es la del Zaragoza. Ni su portero, que salv¨® un disparo raso de Zabaleta en un momento crucial. Tambi¨¦n porque Costa, que ya estaba amonestado, atropell¨® a Carboni y fue expulsado (m. 60).

Aplausos antes de empezar para Carboni. T¨ªmidos silbidos para Fabio Aurelio. Los dos han sido importantes en la ¨¦poca dorada del Valencia. Los dos se van al final del curso. Por distintas razones. El primero porque el reloj biol¨®gico toca a su fin. O deber¨ªa. El segundo porque termina su contrato y el Valencia no quiere pagarle lo que otro le pagar¨¢. Una banda izquierda in¨¦dita frente a Zabaleta y Luis Garc¨ªa. Pues bien, la hiperactividad del italiano y la clase del brasile?o concentraron el ataque local. Carboni propici¨® el primer gol. El Espanyol se dispon¨ªa a salir de su ¨¢rea con aparente facilidad. Pero Carboni, m¨¢s listo que el hambre, intuy¨® por d¨®nde quer¨ªa escapar y acudi¨® a cerrar el paso. Despu¨¦s le entreg¨® el bal¨®n a Villa, que se dirigi¨® al punto de penalti mirando por el retrovisor. Alguien lo toc¨® por detr¨¢s. El tiempo entre la se?alizaci¨®n del penalti y su ejecuci¨®n fue largo. Un lapso para que cualquier lanzador perdiera la concentraci¨®n. No, trat¨¢ndose de Villa, que suma cuatro penaltis.

Al Espanyol se le derrumb¨® el castillo. Se hab¨ªa tomado muchas precauciones defensivas, confiando en exceso en que su pareja m¨¢gica, De La Pe?a y Tamudo, concretar¨ªa su afilado contraataque como ante el Zaragoza. Y, s¨ª, Lo Pelat filtr¨® todo el ataque del campe¨®n de Copa. Y dio gusto verlo tocar la pelota, pero le faltaron referentes arriba.

Carboni retom¨® el protagonismo. Sorte¨® a varios rivales y fue derribado por Costa. Regueiro le a?adi¨® demasiado az¨²car a su remate frente a Iraizoz. Antes de que llegara alguien sin piedad, Ayala, para acabar el cuento. Corri¨® en diagonal y caz¨® un cabezazo al centro de falta de Villa. El central se toc¨® con rabia la rodilla restablecida. La tarde se presentaba ideal para curar heridas y Mista cabece¨® a gol tras un a?o sin marcar. Lotina retir¨® a De La Pe?a y Tamudo, aplaudido este ¨²ltimo por la grada de Mestalla. Era la hora de las luces para Edu, Mista, Baraja y, por supuesto, Carboni, h¨¦roe a los 41.