Veteranos de la escuela de aprendices
El barrio de la Sagrera, lejano zoco del trabajo, donde los templos se han llamado Inoxcrom, La Espa?ola, Pegaso... arborece ahora en ramificaciones subterr¨¢neas a la espera del AVE. En una de sus honestas y abnegadas calles, la que acog¨ªa el cine Imperial, se re¨²nen cada lunes un pu?ado de antiguos empleados de Hispano Suiza y de Pegaso para sacar adelante, con mucho empe?o, la Associaci¨® d'Estudis Hist¨°rics de l'Automoci¨® (AEHA). "El cine se llamaba Imperial", apunta Jos¨¦ Agraz, de 63 a?os, t¨¦cnico de mantenimiento, "pero era una barraca. Y se le qued¨® ese nombre: la barraca. Ten¨ªa un gallinero de madera y los ni?os pate¨¢bamos las tablas cuando ven¨ªan los indios. Por eso este centro c¨ªvico se llama La Barraca. Aqu¨ª era donde estaba el cine". Jos¨¦ Agraz, que todav¨ªa no se ha jubilado y que es el muchacho del grupo, le lanza una mirada astuta a Bartolom¨¦ Pinar, de 81 a?os, vicepresidente de la asociaci¨®n, y advierte: "?Ojo con don ?cido Pin¨¢rico Susp¨¦ndico!". Bartolom¨¦ Pinar fue profesor de qu¨ªmica de Jos¨¦ Agraz en la escuela de aprendices de Pegaso, y a su vez, ingres¨® como alumno de la escuela en el a?o 1940, cuando la f¨¢brica a¨²n era la Hispano Suiza. Bartolom¨¦ Pinar se r¨ªe con socarroner¨ªa de las advertencias de su alumno. "Reci¨¦n acabada la guerra, la empresa estaba militarizada... Fabric¨¢bamos veh¨ªculos, pero tambi¨¦n motores de aviones y ca?ones antia¨¦reos... Nos daban un chusco diario para acompa?ar la comida, como en el ej¨¦rcito... Los aprendices form¨¢bamos parte de una centuria de Falange y nos llevaban a concentraciones...", explican, todos a la vez, los miembros de la asociaci¨®n que esta tarde han acudido a su sede de La Barraca. Se apresuran a relatar sus recuerdos, y se interrumpen y se corrigen entre ellos. Hablan a un tiempo Julio Fabregat, de 79 a?os; Agust¨ª Mena, de 78; Santiago Romeo, de 84, elegante y reservado... Existe una elegancia dom¨¦stica de la vestimenta, una cortes¨ªa de jersey y corbata, como hay una elegancia profunda del hombre prudente. El presidente de la asociaci¨®n, Josep Casalta, de 81 a?os, quiere poner orden en el turno de opiniones, y Antonio Sorribas, el segundo vicepresidente, de 73 a?os, tambi¨¦n quiere hacer lo mismo por su cuenta, y mientras unos aseguran que en el examen de ingreso a la escuela se ped¨ªa ¨¢lgebra y cultura general, otros sostienen que el ¨¢lgebra no entraba, y que lo que se preguntaba, sobre todo, era religi¨®n, y luego alguien se?ala que, una vez admitido, se pod¨ªa estudiar para fresador, tornero, rectificador...; pero entonces otro matiza que de rectificador no hab¨ªa plaza, y que en la tarea del tornero ya est¨¢ el saber rectificar..., y lo que se ve en todo esto es que la vida y la gente estamos hechos de una deliciosa trama de c¨¦lulas y an¨¦cdotas.
Por la mesa hay carpetas de cart¨®n, de esas que se cierran con gomas el¨¢sticas, abultadas de fotograf¨ªas. "F¨ªjate en esta foto. Entr¨¢bamos en la escuela de aprendices entre los 14 y los 16 a?os, con la intenci¨®n de quedarnos en la f¨¢brica para toda la vida. Era una seguridad y era tambi¨¦n la salvaci¨®n para muchos chavales del barrio. Aqu¨ª estamos un grupo de aprendices y vamos todos con corbata y americana. ?Cu¨¢ndo se hab¨ªa visto hasta entonces que los hijos de los peones y de operarios de tercera pudiesen ir con corbata y americana? Al entrar nos daban un discurso que siempre empezaba igual: 'Vosotros sois los futuros directivos de la empresa...". La AEHA se dedica a reunir y catalogar documentos relativos a las factor¨ªas Hispano Suiza y Pegaso. Guardan contratos de ingreso, hojas de salario, cat¨¢logos de los modelos de autom¨®viles fabricados all¨ª (enseguida surge el legendario b¨®lido Z-102, dise?ado por Wilfredo Ricart, y en el cual el presidente de esta asociaci¨®n trabaj¨® como t¨¦cnico de prueba de motor), y conservan adem¨¢s fotograf¨ªas hechas por los trabajadores, carteles, todo tipo de material gr¨¢fico y piezas curiosas, entre ellas algunas monedas acu?adas en la f¨¢brica para utilizaci¨®n interna ("como en Santa Mar¨ªa de Iquique", precisa Agraz). Y con todo este material, la asociaci¨®n organiza exposiciones en el barrio, y van adonde les llaman para dar conferencias de car¨¢cter t¨¦cnico, y tambi¨¦n de car¨¢cter hist¨®rico y social. Parte de la documentaci¨®n la tienen depositada en el archivo municipal de Sant Andreu.
"Aqu¨ª, en la calle de Portugal, ten¨ªamos el economato". Mientras recorren el corto camino que lleva del centro c¨ªvico La Barraca al parque donde antes estuvo Pegaso, el grupo de socios que se ha dado cita esta tarde va glosando el paisaje. Alguien recuerda que fue en la escuela de aprendices donde se fragu¨®, ya en 1947, la columna del partido comunista de la f¨¢brica. "Llam¨® la atenci¨®n que no ped¨ªamos ¨²nicamente m¨¢s dinero. Hab¨ªamos empezado a exigir que la empresa tambi¨¦n nos proporcionara la ropa de trabajo...". Al llegar al parque se entabla una nueva discusi¨®n, porque unos quieren fotografiarse para esta cr¨®nica junto a la placa erigida en memoria de los trabajadores de Pegaso, "avanzadilla en la lucha de la libertad"; pero otros prefieren retratarse al lado de la placa conmemorativa del 50? aniversario de Pegaso (1946-1996). Y en esto lo que se ve es que la vida y la gente estamos hechos tambi¨¦n de sue?os.
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