"Por las noches me pregunto por qu¨¦ fui yo"
Declara ante el juez Miriam Alonso Corraliza, la joven arrojada al metro por un viajero en la estaci¨®n de Carabanchel
Miriam Alonso Corraliza, la joven de 20 a?os que fue arrojada el pasado 4 de octubre al metro en la estaci¨®n de Carabanchel, sonr¨ªe. Baja con cierto esfuerzo, apoyada en dos muletas negras. Mira a su alrededor y sale de la cl¨ªnica. Se para. Detr¨¢s de ella van sus padres, que le dejan todo el protagonismo. Miriam se apoya, observa y sigue sonriendo. Una ola de micr¨®fonos y c¨¢maras la rodea. Est¨¢ tranquila. Acaba de declarar ante la titular del Juzgado de Instrucci¨®n n¨²mero 22 de Madrid, Patricia Jim¨¦nez-Alfaro.
"Estos ¨²ltimos meses han sido muy duros. He pasado siete operaciones, y las que me quedan. Es una situaci¨®n muy dif¨ªcil por la rehabilitaci¨®n que estoy haciendo", admite la joven. Enseguida es preguntada por el d¨ªa del accidente: "Sal¨ª de trabajar, como todos los d¨ªas. Me dirig¨ª al metro y me puse en el and¨¦n. No me sent¨¦ porque vi en el cartel de la estaci¨®n que quedaba un minuto para que viniera el tren. De repente, sent¨ª un empuj¨®n muy fuerte y c¨®mo me ca¨ªa a las v¨ªas. Entonces me pas¨® el tren por encima. Pens¨¦ que no me hab¨ªa pasado nada despu¨¦s de que me arrollara el tren. Recuerdo poco m¨¢s". Ese poco m¨¢s incluye c¨®mo baj¨® un bombero a auxiliarla y enseguida la sedaron, con lo que perdi¨® la noci¨®n de lo que estaba ocurriendo.
"Reconozco que guardo algo de rencor al que me tir¨®
"Al principio me prometieron una casa y un trabajo, pero todo est¨¢ en el aire"
Los padres de Miriam explican que ella no supo que hab¨ªa perdido la pierna izquierda a la altura de la ingle hasta d¨ªas despu¨¦s de estar en el hospital.
La joven quiso dejar claro ayer que no conoc¨ªa de nada a su agresor, Jorge R. V., de 23 a?os, pese a que tambi¨¦n viv¨ªa, como ella, en Fuenlabrada. El supuesto culpable, que se refugi¨® en una garita de vigilancia del cercano hospital G¨®mez Ulla tras tirar a Miriam al metro, se encuentra ingresado desde entonces en la prisi¨®n de Soto del Real. Los m¨¦dicos forenses le han diagnosticado esquizofrenia paranoide. "No le conoc¨ªa de nada. Ni le vi la cara, porque se puso detr¨¢s de m¨ª. No llegamos a hablar nunca, ni s¨¦ c¨®mo es. La primera vez que le vi fue en foto y en los peri¨®dicos", a?ade Miriam con semblante muy serio.
"Reconozco que le guardo algo de rencor. Todas las noches me pregunto por qu¨¦ me pas¨® a m¨ª. Voy a luchar para que personas como ¨¦l est¨¦n internadas en un centro y no vuelva a ocurrir a nadie lo que me pas¨® a m¨ª", responde con ojos vidriosos, fruto del recuerdo de los meses de dolores y operaciones que ha sufrido.
Hasta ayer, ha pasado siete veces por quir¨®fano. Y es consciente de que le quedan m¨¢s. A¨²n no se puede hablar de probar una pr¨®tesis porque tiene algo de infecci¨®n en la zona de la amputaci¨®n. Esto impide que los traumat¨®logos inicien la reconstrucci¨®n. Otra operaci¨®n a la que se someter¨¢ es la reconstrucci¨®n de la nariz. La ca¨ªda en el and¨¦n le produjo esa rotura, de la que tiene una cicatriz. Tambi¨¦n sufre amputaci¨®n del dedo ¨ªndice del pie derecho y de la primera falange del segundo, seg¨²n explic¨® ayer. "Me queda todav¨ªa mucho tiempo en el hospital", resum¨ªa.
Pero si algo caracteriza a Miriam es su fortaleza y su amor a la vida. Lo dice ella y lo corroboran sus familiares. "Quiero verle la cara. Saber c¨®mo es. Quiero que vaya al juicio para verlo", comenta refiri¨¦ndose a su atacante. "No existe ninguna explicaci¨®n a lo que hizo, a esa actitud. S¨ª me gustar¨ªa saber por qu¨¦ me lo hizo y que cumpliera su condena. Si est¨¢ esquizofr¨¦nico, como dicen, que lo traten y no lo saquen nunca. Tambi¨¦n le preguntar¨ªa a la familia por qu¨¦ le dejaban ir por la calle si no se tomaba la medicaci¨®n", afirma con dureza.
Un d¨ªa en la vida de Miriam es bastante rutinario, seg¨²n reconoce. Por las ma?anas acude a hacer rehabilitaci¨®n a la cl¨ªnica que la Fraternidad-Muprespa tiene en la calle de la Madre de Dios (Chamart¨ªn), donde ayer prest¨® declaraci¨®n ante la juez. Pasa las tardes en casa o da un paseo corto con su madre por la calle. "Lo que peor llevo ahora es verme sin pierna y dependiendo de alguien. Veo a las otras chicas con faldas y andando por la calle. Es lo que m¨¢s me duele", comenta con mucha resignaci¨®n mezclada con dolor.
La declaraci¨®n ante la magistrada dur¨® media hora. Las preguntas se centraron en lo que recordaba del accidente, en c¨®mo ocurri¨®. Tambi¨¦n fue reconocida por el forense del juzgado. A la vista no acudi¨® el abogado defensor de Jorge R. V.
Miriam se mantiene en pie durante los 20 minutos que dura su comparecencia ante los medios. Viste un ch¨¢ndal gris y lleva zapatillas blancas. En las manos luce cuatro anillos de oro y una pulsera de plata. Lleva el pelo casta?o rojizo recogido, a juego con las gafas rojas que luce. Pese a todo, est¨¢ contenta. No para de sonre¨ªr. Y empieza a soltar halagos y felicitaciones por doquier.
"Estoy recibiendo una rehabilitaci¨®n muy completa. Tengo que agradecer a La Fraternidad c¨®mo se est¨¢ portando conmigo. Desde los fisioterapeutas a todo el personal. Igual tengo que agradecer al equipo m¨¦dico de la unidad de cuidados intensivos [UCI] del hospital 12 de Octubre, a los equipos del Samur, a los bomberos y al Cuerpo Nacional de Polic¨ªa", contin¨²a muy emocionada. "Me gustar¨ªa conocer a los del Samur y a los bomberos".
En ese detallado relato ocupan un lugar privilegiado su familia, su novio, Carlos Garc¨ªa, y la familia de ¨¦ste. "Para ellos no tengo palabras. Siempre me han dado ¨¢nimos y me han apoyado en todo momento", subraya. Miriam mantiene charlas con psic¨®logos para superar el trauma, seg¨²n coment¨® su abogada, Olga L¨®pez.
Pero no todo es un camino de rosas tras el dram¨¢tico ataque producido por Jorge R. V. Las administraciones p¨²blicas se han olvidado, hasta el momento, de ella. A¨²n no ha llegado ni siquiera la plaza de aparcamiento para minusv¨¢lidos que hab¨ªa pedido en la calle de Fuenlabrada donde reside. "Me prometieron mucho al principio. Una casa, un trabajo, pero hasta la fecha todo se ha quedado en el aire", dice Miriam con amargura.
P¨¢nico al and¨¦n seis meses despu¨¦s
"Tengo p¨¢nico a volver al metro. Es muy doloroso. Es m¨¢s, cuando alguien llega por detr¨¢s y me toca por la espalda, lo paso fatal". As¨ª resume Miriam Alonso Corraliza, de 20 a?os, algunas de las secuelas que le han quedado tras ser atacada y arrojada al metro el pasado 4 de octubre.
Las ganas de Miriam por vivir se contagian a los pocos minutos de hablar con ella. Es consciente de que ha sido v¨ªctima de un ataque brutal. Pero eso no la arredra: "Quiero retomar lo que estaba haciendo. Soy nerviosa y necesito trabajar", reconoce con una sonrisa en la cara. No la pierde nunca, salvo cuando le toca hablar de aquel fat¨ªdico d¨ªa de octubre y de su atacante.
Los padres, Manuel y Cati, la miran con ilusi¨®n. Han pasado mucho. La que m¨¢s puede estar junto a ella es su progenitora, ya que Manuel trabaja en el municipio de origen de la familia, Logros¨¢n (C¨¢ceres).
A Cati se le nota un gesto cansado, de haber sufrido mucho en estos ¨²ltimos seis meses. Eso s¨ª, se le borra de inmediato al ver a su hija caminar, aunque sea ayudada con dos muletas. "Es muy fuerte. Ella ha sido la que nos ha dado ¨¢nimos durante todo el tiempo", a?ade la mujer.
"Ha sido una pesadilla muy fuerte. Es tremendo porque tiene 20 a?os y est¨¢ en lo mejor de la vida. Al principio, se debati¨® entre la vida y la muerte durante un mes y medio", recuerda Manuel. "La familia del chaval que la empuj¨® al metro quiso ponerse en contacto conmigo, pero les dije que no. No me apetece nada verles", admite el padre.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.
Sobre la firma
Archivado En
- Agresiones f¨ªsicas
- Metro Madrid
- Accidentes ferrocarril
- Metro
- Integridad personal
- Transporte urbano
- Madrid
- Comunidad de Madrid
- Accidentes
- Juicios
- Espa?a
- Delitos
- Proceso judicial
- Sucesos
- Justicia
- Trenes
- Transporte ferroviario
- CTM
- Empresas p¨²blicas
- Transporte p¨²blico
- Sector p¨²blico
- Empresas
- Transporte
- Econom¨ªa
- Administraci¨®n p¨²blica