Testimonio republicano de Francisco Lucas en el Ateneo
Un r¨ªo, el Manzanares. Un puente, el de los Franceses. Una dama, tocada con gorro frigio y diadema murada. Y una bandera: la Tricolor republicana. Cuatro de los principales hitos en la existencia de Francisco Lucas Sans¨®n, al que el Ateneo de Madrid convoc¨® ayer para que diera testimonio de su vida. Una vida en la primera l¨ªnea de los acontecimientos signados por el advenimiento de la Segunda Rep¨²blica, en abril de 1931, su asedio en Madrid tras el alzamiento faccioso de julio de 1936 y una posguerra erizada de peligros.
Francisco naci¨® en 1921 en la calle de Conde Duque, junto al palacio de Liria. Confiesa haber bajado a ba?arse al Manzanares y colgar su ropilla en una tapia cercana al puente de los Franceses, junto al cual la Rep¨²blica construy¨® otro m¨¢s chico, paralelo. "El puentecillo hubo de ser volado para cortar el paso de las tropas moras del Brujo" -desde?a llamarle Franco-. "Tras derribar aquella tapia, uno de los potentes carros de combate alemanes cuyo empuje no detuvieran despu¨¦s ni los r¨ªos V¨ªstula, Dni¨¦per, ni el mismo Volga, cay¨® al Manzanares y qued¨® varado para siempre en su lecho". Francisco Lucas narra los ataques contra Madrid "con bombas incendiarias alemanas cuyo fuego devoraba el agua misma".
Y refiere su contribuci¨®n al rescate de obras de arte de un palacio de Liria ardiente bajo la aviaci¨®n. Luego vendr¨ªa su salvamento de miles de heridos en las m¨¢s de 300 misiones en el Madrid bajo el fuego, como camillero de Cruz Roja con solo 17 a?os, de las que milagrosamente sali¨® ileso. Al terminar la guerra, su aplomo le procur¨® un empleo. Ya pr¨®ximo a la jubilaci¨®n, su vida di¨® un vuelco al descubrir una bell¨ªsima efigie femenina de la Rep¨²blica-oculta 43 a?os-, m¨¢s un ¨®leo de Niceto Alcal¨¢-Zamora, en los s¨®tanos del palacio de Comunicaciones, que registrar¨ªa en el Museo Postal "para evitar otra p¨¦rdida", sonr¨ªe.
Poemas y collages de Francisco Lucas ornamentar¨¢n la Galer¨ªa de Retratos del Ateneo durante pr¨®ximas semanas. Pero sus palabras perdurar¨¢n en la memoria de quienes ayer las escucharon, por la amistosa sinceridad de su relato, expresi¨®n de una personalidad troquelada por los mejores valores republicanos: libertad, solidaridad, benevolencia.
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