Los partidos italianos buscan un sustituto para el presidente Ciampi, de 85 a?os, que quiere dejar el cargo
El presidente italiano, Carlo Azeglio Ciampi, no quiere repetir mandato. Casi todos los partidos, a derecha e izquierda, estar¨ªan encantados de tenerle en el palacio del Quirinal otros siete a?os, o dos al menos (se podr¨ªa pactar una dimisi¨®n en 2008), como tutor de una situaci¨®n pol¨ªtica altamente inestable. Pero Ciampi tiene ya 85 a?os y se siente cansado, despu¨¦s de conseguir que Italia accediera al euro (como gobernador del banco central y luego como jefe del Estado) y despu¨¦s de lidiar todo un quinquenio con el Gobierno de Silvio Berlusconi.
La primera tarea de Romano Prodi consistir¨¢ en negociar con la oposici¨®n un nuevo presidente aceptable para una amplia mayor¨ªa del Parlamento. Ciampi se reserva, sin embargo, la decisi¨®n final hasta el ¨²ltimo momento. Italia se enfrenta a una legislatura probablemente breve y muy crispada, con una mayor¨ªa parlamentaria raqu¨ªtica y una oposici¨®n dispuesta a forzar cuanto antes elecciones.
La situaci¨®n econ¨®mica tambi¨¦n es preocupante. Fuentes cercanas al presidente indicaron al Corriere della Sera que ¨¦ste estar¨ªa dispuesto a hacer "un sacrificio" por un plazo limitado si el Parlamento no encontrara a un sucesor.
"Mi partida de nacimiento conjura la posibilidad de una reelecci¨®n", declar¨® ayer el propio Ciampi en las p¨¢ginas del Corriere della Sera, "y, por otra parte, siete a?os son muchos; un mandato de 14 crear¨ªa una especie de monarqu¨ªa republicana". Ciampi es, con el socialista Sandro Pertini (1978-1985), el presidente m¨¢s popular de la Italia contempor¨¢nea. A diferencia de Pertini, no fue partisano, pero vest¨ªa el uniforme italiano en 1943 y tras la fuga de Mussolini se puso a las ¨®rdenes del Gobierno respaldado por los aliados. Luego fue un tecn¨®crata semidesconocido hasta alcanzar el puesto de gobernador del Banco de Italia.
Nadie pensaba cuando fue elegido presidente, en 1999, que pudiera convertirse en el hombre m¨¢s apreciado por los italianos. Lo es, sin embargo. Estos ¨²ltimos siete a?os ha sido la principal referencia moral, o quiz¨¢ la ¨²nica, en una esfera institucional en la que el jefe de Gobierno hac¨ªa leyes a medida de sus intereses comerciales y el gobernador del Banco de Italia, Antonio Fazio, conspiraba con sus banqueros amigos para protegerles de la competencia extranjera.
El presidente de la Rep¨²blica es elegido por el Parlamento. Para el 18 de mayo, fecha en que Ciampi dar¨¢ por concluido su mandato, Prodi deber¨ªa tener ya un nombre capaz de conseguir un respaldo amplio. Massimo d'Alema, ex presidente del Gobierno y presidente de los Dem¨®cratas de Izquierda, aspira al cargo y cuenta a su favor con una buena relaci¨®n personal con Berlusconi, pero es visto por gran parte del centro-derecha, y por algunos grupos del centro-izquierda, como una figura divisiva.
Desde hace d¨ªas circula el nombre de Giuliano Amato, que fue presidente del Gobierno en 1992 y 2000 y ofrece un perfil similar al de Ciampi: t¨¦cnico, especializado en econom¨ªa, discreto y, con 68 a?os, razonablemente anciano.
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