Demasiado Arsenal
El Villarreal, despojado del bal¨®n, sufre much¨ªsimo en Londres, pero mantiene alguna opci¨®n para la vuelta en el Madrigal
Demasiado Arsenal para el Villarreal. El cuadro de Wenger exhibi¨® todo su potencial, ese f¨²tbol vibrante que dej¨® en la cuneta al Madrid y al Juventus, y que ayer, sin embargo, no acab¨® de remachar la eliminatoria como parec¨ªa anunciar todo el partido. Fall¨® en el remate. Despojado del bal¨®n, el Villarreal pas¨® el calvario como pudo, esperando que, en El Madrigal, ser¨¢ capaz de levantar una eliminatoria muy empinada. No tanto por el resultado como por la distancia que marc¨® el juego de uno y de otro. Muy plano anoche el conjunto espa?ol, que err¨® en las previsiones de su entrenador. Confiaba Pellegrini en que el Arsenal, representante casi a su pesar de la Liga inglesa, carecer¨ªa de habilidad para recuperar la pelota. Todo lo contrario. Instruidos por el maestro Wenger, sus chicos presionaron con una mezcla de energ¨ªa y precisi¨®n que dej¨® en los huesos al combinado amarillo. O lo que es lo mismo a Riquelme, que por primera vez en su excelente temporada se vio inhabilitado en su totalidad. Frustrado. Su gusto por atraer a los defensores para deshacerse de ellos y, a continuaci¨®n, aprovechar los espacios creados, result¨® esta vez una trampa. Porque Hleb le chupaba el cuero y montaba un contragolpe tras otro. Fue f¨¢cil comprender por qu¨¦ la defensa del Arsenal sumaba ocho partidos sin encajar un solo gol. Ya son nueve. Son defensas rapid¨ªsimos, sin demasiada altura, pero s¨ª una contundencia impecable. El Villarreal careci¨® de toda opci¨®n atacante m¨¢s all¨¢ de un par de disparos de larga distancia: uno de Riquelme en la primera parte y otro de Senna en la segunda.
ARSENAL 1 - VILLARREAL 0
Arsenal: Lehmann; Ebou¨¨, Tour¨¨, Senderos, Flamini; Gilberto Silva; Hleb (Bergkamp, m. 80), Pires, Cesc, Ljungberg (Van Persie, m. 80); y Henry.
Villarreal: Barbosa; Javi Venta, Quique ?lvarez, Arzo, Arruabarrena; Senna, Tacchinardi, Sor¨ªn (Josico, m. 73); Riquelme; Jos¨¦ Mari (Guille Franco, m. 55) y Forl¨¢n (Calleja, m. 94).
Goles: 1-0. M. 41. Pase en profundidad de Henry a Hleb y su centro desde la izquierda lo remata a gol Tour¨¦ entre varios defensas del Villarreal.
?rbitro: Konrad Plautz (Austria). Amonest¨® a Arzo, Riquelme, Tacchinardi (que no jugar¨¢ la vuelta), Guille Franco y Quique ?lvarez.
Lleno en Highbury: unos 35.000 espectadores, 2.000 de ellos seguidores del Villarreal.
En la primera pelota en que Riquelme trat¨® de anunciar su presencia en Highbury (m. 5), se vio rodeado de un enjambre de centrocampistas, una situaci¨®n en la que el argentino se mueve con comodidad. No en esta ocasi¨®n. Los rivales daban dentelladas al bal¨®n. Y se lo llevaban, claro. Henry, en cambio, se deshizo de Arruabarrena como quien espanta una mosca. Cada vez que el franc¨¦s se abr¨ªa a una banda, era una amenaza de muerte para el Villarreal. Desplumaba al lateral de turno y el centrocampista o el central acud¨ªan demasiado tarde a cerrarle. Consecuencia: su pase al centro era gol o casi. De varios que meti¨® en el primer tiempo, emboc¨® uno el central Tour¨¦, porque en este equipo llegan todos desde la segunda l¨ªnea, tambi¨¦n los centrales. Fue el resultado de la neta superioridad de los gunners, que hab¨ªan convertido cada c¨®rner en un pat¨ªbulo para el Villarreal. Nadie cabeceaba entre los defensores amarillos. Tampoco el joven portero Barbosa se atrev¨ªa a salir con decisi¨®n.
El Arsenal jug¨® a un ritmo infernal la primera parte. Sus jugadores se asociaron por todas partes. Siempre con peligro. Una sola referencia arriba, Henry, y gente llegando desde atr¨¢s por todos lados. Es el secreto de este equipo. El dinamismo, la movilidad de sus centrocampistas, su energ¨ªa para mantener un largo aliento. Ten¨ªan, adem¨¢s, el campo medido. Ljungberg parti¨® en dos a Javi Venta bien por velocidad o bien lanzando a Flamini, que le desdoblaba. Lo mismo Hleb por el otro costado, acompa?ado por la adem¨¢s por la impresionante potencia de Ebou¨¦.
Frustrado por su escasa presencia en el choque, para lo que es en ¨¦l habitual, Riquelme reclam¨® faltas de los picotazos que recib¨ªa, pero el ¨¢rbitro, en su mayor parte, las desestim¨®. Entendi¨® que deb¨ªa dejar jugar y no se?al¨® un claro penalti a Jos¨¦ Mari. Claro que antes anul¨® un tanto a Henry que no hab¨ªa sido fuera de juego. Anulado Riquelme, Jos¨¦ Mari, Forl¨¢n y Sor¨ªn, los que recibe el alimento del argentino, se sintieron desamparados. En estas circunstancias, en el Villarreal adquirieron protagonismo Quique ?lvarez, con su serenidad habitual, y Tacchinardi, que s¨ª compens¨® con su experiencia el alud ingl¨¦s. En cuanto al joven Arzo, amonestado nada m¨¢s comenzar el encuentro, bastante hizo con salvar un par de goles cantados.
Lejos de bajar el pist¨®n, el Arsenal sigui¨® moviendo la pelota a la velocidad de la luz, impulsado ahora por un creciente Cesc y por un Hleb que se convirti¨® en un pu?al. El cuadro de Wenger despleg¨® su variedad de recursos. Prolongando los ataques mucho m¨¢s all¨¢ de lo aconsejable para el coraz¨®n del Villarreal, que sufri¨® una barbaridad. Sin bal¨®n no es nadie el conjunto amarillo, que a lo m¨¢ximo que pod¨ªa aspirar a medida que pasaban los minutos era a regresar a casa con los m¨ªnimos da?os.
Pellegrini retir¨® al desafortunado Jos¨¦ Mari y prob¨® con Guille Franco, un jugador m¨¢s amable con el bal¨®n. Y s¨ª, alguna soluci¨®n aport¨®, alguna pared con Riquelme, que, sin embargo, baj¨® los brazos. Se sinti¨® por una vez empeque?ecido y no resucit¨® su esplendor en ning¨²n momento. Aunque le queda una nueva oportunidad para resarcirse: el pr¨®ximo martes en El Madrigal.
![Kolo Toure (derecha) remata el gol del Arsenal superando a Barbosa, portero del Villarreal.](https://imagenes.elpais.com/resizer/v2/DCZ6RUIG5DNRMM3NBO2242V3SQ.jpg?auth=805bb2eb72c3525763de9cacdc0b4fe71c6f397a0eb8490447309202af4c9792&width=414)
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