El presidente hab¨ªa logrado el apoyo previo del PSC

Pasqual Maragall ha tardado medio a?o en llevar a cabo la crisis de Gobierno a la que tuvo que renunciar en octubre de 2005. Entonces intent¨® realizarla sin consultar previamente a las c¨²pulas de los tres partidos aliados. Aprendida la lecci¨®n, esta vez se asegur¨® el pleno apoyo de la direcci¨®n socialista y esto le ha permitido lanzarse a la operaci¨®n con garant¨ªas de ¨¦xito.

Los cuatro d¨ªas de forcejeos con el primer secretario del PSC, Jos¨¦ Montilla; con los republicanos Josep Llu¨ªs Carod y Joan Puigcerc¨®s, y el l¨ªder de Iniciativa Verds (ICV), Joan Saura, se saldaron en octubre con una humillante derrota de Maragall. Pero su reconocida terquedad permit¨ªa prever que el presidente volver¨ªa a intentarlo. Estaba obligado a hacerlo si quer¨ªa recuperar su da?ada autoridad.

En esta segunda ocasi¨®n, tambi¨¦n los dirigentes de ERC e ICV se han opuesto inicialmente a la pretensi¨®n de Maragall. Le recordaron, precisamente, que una de las conclusiones aceptadas por todos en la crisis de octubre fue que no se llevar¨ªa a cabo ninguna remodelaci¨®n del Ejecutivo hasta que hubiera finalizado el proceso de aprobaci¨®n del nuevo Estatuto de Autonom¨ªa, incluido su refer¨¦ndum.

En v¨ªsperas del Senado

Pero Maragall no ha querido esperar tanto. No ha podido esperar siquiera a que el Estatuto supere el tr¨¢mite de su debate en el Senado, que si no fallan las previsiones ser¨¢ votado el 10 de mayo por la C¨¢mara alta.

Como en octubre, Maragall cit¨® a los l¨ªderes de los partidos que forman su Gobierno para comunicarles unos cambios a los que en principio ¨¦stos se resist¨ªan. Pero en esta ocasi¨®n ya no ha tenido ante s¨ª un frente unido formado por tres secretarios generales, porque se ha asegurado previamente el apoyo del socialista. Anoche, cuando Maragall todav¨ªa no hab¨ªa llegado a ning¨²n acuerdo con Carod ni con Saura, las fuentes cercanas al Gobierno daban ya los nombres de los consejeros socialistas salientes y los de los entrantes, sin que se produjera ning¨²n rechazo del PSC, sino todo lo contrario.

En octubre, adem¨¢s, a los dirigentes de los tres partidos no les tembl¨® la mano a la hora de dejar claro que se hab¨ªan opuesto frontalmente a la pretensi¨®n de Maragall. Ahora, incluso ERC e ICV saben que la alianza tripartita no puede permitirse el lujo de una confrontaci¨®n abierta con el presidente de la Generalitat.

De esta forma, Maragall pretende no s¨®lo resolver problemas de eficacia y cohesi¨®n en su Ejecutivo, sino sacarse una espina que sin duda le dol¨ªa y rehacer una autoridad maltrecha por su fracaso en el intento de octubre.