Puro periodismo

En el periodista Mart¨ªn Girard se encuentran los cimientos del gran director de cine y magn¨ªfico escritor que es Gonzalo Su¨¢rez. Si no fuera porque Su¨¢rez invent¨® a Girard se podr¨ªa pensar que Su¨¢rez es una invenci¨®n de Girard, posibilidad que no conviene descartar porque en la naturaleza de este hombre, quienquiera que sea, es esencial la sorpresa y el desconcierto, tal y como se?ala Eduardo Mendoza en su exquisito pr¨®logo a La suela de mis zapatos. El libro recoge una selecci¨®n de art¨ªculos firmados por Mart¨ªn Girard, periodista aterrizado en Barcelona por causas familiares. Su madre era la segunda mujer de Helenio Herrera, conocido como H H, entrenador del Bar?a y posteriormente del Inter de Mil¨¢n, hombre con cuatro pasaportes en el bolsillo y un apodo: El Mago.

Girard era algo m¨¢s que el ¨¢lter ego de Su¨¢rez, o el disfraz para poner distancia period¨ªstica con Helenio Herrera. Girard es un personaje en s¨ª mismo, un reci¨¦n llegado a la Barcelona de finales de los cincuenta que no se deja impresionar por la ciudad, quiz¨¢ porque inmediatamente desvel¨® sus c¨®digos y sus secretos. Y eso era mucho mejor que el asombro. Desde luego, mucho mejor para el periodista que durante los siguientes a?os repasar¨ªa con buen ojo y mucho estilo a la Barcelona de los sesenta. El libro es algo m¨¢s que un resumen de aquel tiempo y de las andanzas de un joven reportero. Es un mosaico perfectamente dise?ado por Gonzalo Su¨¢rez, cuya peculiar naturaleza juguetona se manifiesta en los comentarios que preceden, siguen o se intercalan en las notas de Girard. Se trata de un desorden concertado, o de un orden desconcertante, pero nunca aleatorio. Presente y pasado se mezclan con tanta elegancia que resulta in¨²til preguntarse por estas cuestiones. Todo queda perfectamente encajado en el di¨¢logo impl¨ªcito que Su¨¢rez mantiene con Girard. O sea, con ¨¦l mismo. ?O no?

Hay algo de misterioso en la trama de un libro que no es una novela. Pero tampoco es una antolog¨ªa de art¨ªculos. La suela de mis zapatos es un certero trabajo de Gonzalo Su¨¢rez sobre alguien al que conoc¨ªa muy bien. El tal Mart¨ªn Girard irrumpi¨® en el periodismo sin complejos, con una mirada universal de las cosas, que le permit¨ªa saltar del f¨²tbol al boxeo, del cine a los sucesos, de la cr¨®nica de viaje al peque?o comentario local, de la entrevista al reportaje. Siempre con grandes resultados. Amagado como un cruce de Sam Spade y Philip Marlowe, el periodista Girard se maneja en el oficio con la elegancia de los c¨ªnicos, pero sin caer jam¨¢s en el desprecio, con una eficacia excepcional en los di¨¢logos y con una precisi¨®n que resiste la prueba del tiempo cuarenta a?os despu¨¦s. Se dice ahora que Girard fue un precursor del nuevo periodismo, un adelantado a Tom Wolfe, pero esa consideraci¨®n puede interpretarse mal. Lo verdaderamente asombroso es que la subjetiva mirada de Mart¨ªn Girard -escribe en primera persona, dialoga con el lector, no se ahorra opiniones- ofrece m¨¢s garant¨ªas de objetividad que cualquiera de esos venenosos textos que pretenden proclamarse neutros. Se trata de una cuesti¨®n de talento, clase, credibilidad y buen humor, nunca mejor acreditado que en el descacharrante reportaje con el tenista Juan Antonio Couder, una pieza maestra. En este caso el tiempo es un aliado de Girard, cuyos comentarios de Pel¨¦, Fern¨¢n-G¨®mez, Di St¨¦fano, Camilo Jos¨¦ Cela, Bu?uel o Fred Galiana constituyen un ejercicio prof¨¦tico. Todos ellos terminar¨ªan por cumplir al mil¨ªmetro el perfil que traz¨® este periodista singular, un grande que termin¨® su obra cuando decidi¨® reinventarse. Esta vez como Gonzalo Su¨¢rez, el cineasta.