Ficci¨®n y cr¨ªtica
La estructura de este libro reproduce la forma misma de muchos escritos de Pitol: junta ficci¨®n y reflexi¨®n, invenci¨®n y cr¨ªtica, experiencia vivida hecha escritura y vuelta a ser experiencia le¨ªda. Como dice ¨¦l mismo al preguntarse acerca de uno de sus t¨ªtulos, El arte de la fuga, volumen tambi¨¦n hecho de pasajes y mezclas: "La Fuga [permite] establecer una forma mecida entre la aventura y el orden, el instinto y la matem¨¢tica, la gavota y el mambo". Fuga y fractal de la ficci¨®n, porque "todo est¨¢ en todas las cosas", como dice Pitol, que en So?ar la realidad divide -o esparce- sus trabajos en tres secciones: una de art¨ªculos autobiogr¨¢ficos, otra de cuentos, la tercera de apuntes cr¨ªticos. El libro, publicado originalmente en M¨¦xico en 1998, reagrupa materiales que, en muy buena medida, ya eran conocidos para el lector espa?ol: de las secciones primera y tercera, varios pertenecen al mencionado El arte de la fuga (Anagrama, 1997), y de los diez relatos hay s¨®lo dos que no formaron parte de la recopilaci¨®n Los mejores cuentos (Anagrama, 2005).
SO?AR LA REALIDAD. Una antolog¨ªa personal
Sergio Pitol
Mondadori. Barcelona, 2006
312 p¨¢ginas. 17,50 euros
Pitol es un escritor de con-
ciencia borgeana en su manera de asumir que realidad y literatura no son dos entidades separadas y eventualmente cortocircuitadas a voluntad del escritor, sino esferas de relaciones cambiantes, indiscernibles, como la materia y su espejo (pero donde ya no se sabe de qu¨¦ lado est¨¢ la imagen o su doble). 'El sue?o de lo real', resume en diez p¨¢ginas la entera trayectoria literaria de Pitol, donde el itinerario y el destino literario se hacen tal en la escritura. Figura de autor hecha de idas y venidas, de casi treinta a?os europeos en los que Pitol es un escritor mexicano en Varsovia -donde traduce autores entonces casi desconocidos y hoy cl¨¢sicos entre nosotros, en buena medida gracias a su labor-, o en Praga, Roma, Barcelona. En su juventud y en las vueltas al pa¨ªs natal su amigo y ¨¢lter ego es el cr¨ªtico y ensayista Carlos Monsiv¨¢is, figura central de la cultura mexicana de los ¨²ltimos cincuenta a?os: a ¨¦l dedica uno de los art¨ªculos fundamentales del libro -'Con Monsiv¨¢is, el joven'-, como a ¨¦l le dedic¨® tambi¨¦n su primer cuento, 'Victorio Ferri cuenta un cuento', incluido en este volumen. Monsiv¨¢is y Pitol se mueven por el M¨¦xico de 1957 y se cruzan con Juan Jos¨¦ Arreola, Jos¨¦ Emilio Pacheco, Max Aub, Salvador Elizondo, Enrique D¨ªez-Canedo, Rosario Castellanos, Jaime Garc¨ªa Tarr¨¦s. Es un autorretrato con -al fondo- una ciudad plena de inquietudes, donde la m¨¢xima alerta pol¨ªtica es, al mismo tiempo, el m¨¢s poderoso est¨ªmulo intelectual.
En otro cap¨ªtulo Pitol recorre varias ciudades alemanas y hace dialogar lo que ve durante el d¨ªa con las novelas de Theodor Fontane, que lee en las noches de hotel. Los laberintos del irland¨¦s Flann O'Brien le¨ªdos por Borges; el problem¨¢tico lugar de Arthur Schnitzler en la gran literatura centroeuropea de su tiempo; un diario de lectura de los diarios de Thomas Mann (Mann lector de Kafka; Mann le¨ªdo por Kundera); el Coloquio de los perros de Cervantes evocado desde el Coraz¨®n de perro de Bulg¨¢kov. Distintas estrategias para ahuyentar toda idea ingenua acerca de la literatura y de sus interpretaciones, que sin embargo nunca vencen ese fascinado candor tan propiamente americano. Porque est¨¢ atravesada de pasajes, conexiones y relaciones que se rehacen todo el tiempo, la literatura de Pitol elude lo asertivo o apod¨ªctico: nace de sucesivas preguntas a cuyas respuestas tiende. La pregunta, por ejemplo, acerca de c¨®mo escribe, c¨®mo debiera escribir un narrador mexicano con media vida hecha en Europa, que ha visto transformarse varias veces las ciudades donde transcurri¨® la escena de su vida. Y porque necesita del di¨¢logo, el lector de Pitol est¨¢ llamado a ser m¨¢s, a ser un interlocutor, como aquel que aporta la cambiante interrogaci¨®n sin la cual el texto no se pone en marcha. Basta abrir este libro por cualquiera de sus p¨¢ginas para verse sometido a ese desaf¨ªo generoso.
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