Bush y la pista del uranio
El Pent¨¢gono prepara planes para un eventual ataque contra Ir¨¢n
Y luego hablan de terribles simetr¨ªas. Mientras Ir¨¢n fabricaba uranio aut¨¦ntico, Estados Unidos se dejaba llevar por un uranio falso.
En su obsesi¨®n por emprender la guerra contra un pa¨ªs de Oriente Pr¨®ximo que no ten¨ªa armas nucleares, el Gobierno de Bush se desentendi¨® de un pa¨ªs de Oriente Pr¨®ximo que trabajaba a toda velocidad para tener un arma nuclear. Eso despu¨¦s de que el equipo de Bush se desentendiera de un pa¨ªs asi¨¢tico que asegura haber fabricado un mont¨®n de armas nucleares.
Para parafrasear a Raymond Chandler, si el cerebro fuera el¨¢stico, con el de esta gente no habr¨ªa ni para hacer unos tirantes para un periquito.
Mientras el p¨²blico abucheaba a Dick Cheney cuando hizo el lanzamiento de honor en el primer partido de b¨¦isbol de los Nationals, Ir¨¢n se congratulaba de haber entrado en el club nuclear y escup¨ªa en la cara a Estados Unidos y la ONU.
Si uno finge que tiene armas de destrucci¨®n masiva, Estados Unidos lo ataca. Preg¨²ntenselo a Sadam. Pero si las tiene, est¨¢ a salvo. Preg¨²ntenselo a Kim Jong Il
En un discurso pronunciado delante de un mural lleno de palomas blancas, el presidente Ahmadineyad alarde¨® de que sus cient¨ªficos hab¨ªan obtenido uranio enriquecido. A partir de ahora empezar¨¢n a producir combustible nuclear lo m¨¢s deprisa que puedan.
?Est¨¢n fabricando una bomba? No, dijo el presidente iran¨ª, nada m¨¢s lejos de sus intenciones. ?Vamos a atacarles antes de que puedan fabricar una bomba? No, dijo el presidente estadounidense, nada m¨¢s lejos de nuestras intenciones.
El anuncio de las palomas nucleares fue embarazoso para Bush, que hab¨ªa dicho que estaba decidido a evitar que Ir¨¢n obtuviera la tecnolog¨ªa necesaria para enriquecer uranio. Pero hay que entender la l¨®gica de los persas. Si uno finge que tiene armas de destrucci¨®n masiva, Estados Unidos va y le ataca. Preg¨²ntenselo a Sadam. Pero si de veras tiene armas de destrucci¨®n masiva, est¨¢ totalmente a salvo. Preg¨²ntenselo a Kim Jong Il.
Estoy segura de que el loco de Ahmadineyad no puede dar cr¨¦dito a su suerte. El Gobierno de Bush est¨¢ enfangado en Irak, ayudando a crear una teocracia aliada de Ir¨¢n, mientras deja que este ¨²ltimo pa¨ªs haga lo que quiera con las armas de destrucci¨®n masiva.
En uno de los ¨²ltimos n¨²meros de The New Yorker, Seymour Hersh escribe que el Pent¨¢gono est¨¢ preparando planes para un posible ataque contra los enloquecidos "chi¨ªes apocal¨ªpticos". Hersh cita a una fuente pr¨®xima al Pent¨¢gono cuando dice que Bush est¨¢ convencido de que "salvar a Ir¨¢n ser¨¢ su legado". Tiene sentido. Desde luego, salvar a Irak no va a serlo.
'Halcones' cretinos
Los halcones de Bush, que ya han demostrado ser unos cretinos en Irak, parecen estar todav¨ªa muy lejos de la pol¨ªtica exterior humilde que hab¨ªan prometido. Un ex funcionario de Defensa explic¨® a Hersh que el plan se basa en la teor¨ªa del Gobierno de que "una campa?a sostenida de bombardeos en Ir¨¢n humillar¨¢ a los dirigentes religiosos y empujar¨¢ al pueblo a rebelarse y derrocar el Gobierno". La reacci¨®n del ex funcionario: "?Han vuelto a beber?".
Rumsfeld rest¨® importancia al reportaje de The New Yorker. Despu¨¦s de destacar que el presidente "est¨¢ siguiendo una v¨ªa diplom¨¢tica", el Hombre que deber¨ªa ser despedido dijo que, aunque a Bush le preocupa Ir¨¢n porque es un pa¨ªs que apoya a terroristas y quiere tener armas de destrucci¨®n masiva, "no sirve de nada entrar en el mundo de la fantas¨ªa". Es verdad, los periodistas deben mantenerse apartados de este mundo, que ya est¨¢ demasiado lleno con las alucinaciones de la gente de Bush.
Bush justific¨® as¨ª su permiso para una filtraci¨®n que rechazaba la afirmaci¨®n de Joseph Wilson de que el Gobierno hab¨ªa inflado la noticia de que N¨ªger hab¨ªa vendido uranio a Sadam: "Quer¨ªa que la gente supiera la verdad". A veces, claro est¨¢, para que la gente sepa la verdad, uno tiene que contar una mentira.
Como han escrito David Sanger y David Barstow en The New York Times, la filtraci¨®n de Scooter Libby sobre los esfuerzos de Sadam para obtener uranio ya estaba desacreditada cuando se produjo. Seg¨²n declar¨® Colin Powell a The Times, los servicios de espionaje "ya no lo consideraban un elemento cre¨ªble" a principios de 2003, cuando el secretario de Estado se dispon¨ªa a hablar contra Irak en Naciones Unidas. Libby y Dick Cheney eran los ¨²nicos dispuestos a seguir utilizando una informaci¨®n equivocada para defender su enga?o b¨¦lico.
En el caso Watergate, los periodistas siguieron la pista del dinero. Con Monica, el fiscal Ken Starr sigui¨® la pista de la mancha. Con Bush hay que buscar el uranio. Lo ¨²nico que se necesita es un contador Geiger.
Maureen Dowd es columnista de The New York Times. Traducci¨®n de M. L. Rodr¨ªguez Tapia.
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