India reta a China
Dos modelos de desarrollo diferentes para un prop¨®sito com¨²n: convertirse en las superpotencias del siglo XXI
Centenares de parsis practicantes del culto a Zoroastro, la religi¨®n m¨¢s antigua del mundo, acuden todos los a?os en primavera al paseo mar¨ªtimo de Mumbai (la antigua Bombay) para conmemorar el nacimiento de las aguas del ?ndico, a las que lanzan flores y cocos. Son apenas 100.000 entre los 1.100 millones de habitantes de India, pero dicen sentirse c¨®modos en el mosaico de culturas, religiones y pueblos que integran este pa¨ªs, cuyas gentes, alentadas por sus libertades, han emprendido la conquista de los ¨²ltimos avances tecnol¨®gicos.
Mientras tanto, en Shanghai, en otro emblem¨¢tico paseo, ¨¦ste sobre la orilla occidental del r¨ªo Huangpu, miles de chinos se hacen fotos frente al bosque de rascacielos surgido de los campos de arroz que, hasta principios de la pasada d¨¦cada, se extend¨ªan por Pudong, la orilla oriental del r¨ªo, hoy considerada el Manhattan de Asia.
Los dos gigantes asi¨¢ticos est¨¢n convencidos de que ¨¦ste es su siglo y, por v¨ªas totalmente diferentes, avanzan viento en popa para convertirse en superpotencias
Washington ve en Pek¨ªn un rival m¨¢s que un socio, mientras que con India comparte principios b¨¢sicos: empresa privada, democracia y libertad
Los servicios de tecnolog¨ªa, de la informaci¨®n y la industria del 'software' supusieron en 2005 el 55% del producto interior bruto de India
En China se percibe cierto resentimiento entre los que el partido comunista dej¨® en la cuneta, pero entre la poblaci¨®n urbana se respira confianza y orgullo
"En India se genera desde la base hacia arriba, y en China se ordena desde la c¨²pula hacia abajo. Por eso aparecen las protestas", afirma un pol¨ªtico indio
India y China comparten el ansia por liberarse del pasado colonial y colocarse por sus propios medios entre los grandes del mundo. Los dos pa¨ªses est¨¢n convencidos de que este siglo es el suyo, y cada uno, por una v¨ªa totalmente distinta, avanza viento en popa hacia su objetivo. India, el ¨²ltimo en ponerse en marcha, acelera y espera cerrar el a?o con un crecimiento econ¨®mico cercano al 10%. China, que ya lleva un cuarto de siglo a ese ritmo, prentende iniciar una lenta desaceleraci¨®n, aunque, de momento, no lo ha conseguido. Seg¨²n inform¨® el Gobierno el pasado martes, en el primer trimestre de 2006 el Producto Interior Bruto (PIB) aument¨® un 10,2%.
En China ha sido el r¨¦gimen el que ha mirado hacia el futuro. Abri¨® las puertas a la inversi¨®n exterior, que sembr¨® el pa¨ªs de f¨¢bricas, e impuso un espectacular plan de infraestructuras que ha despertado al drag¨®n que dorm¨ªa acunado en los brazos del Partido Comunista Chino (PCCh). Cientos de miles de excavadoras han allanado casas, valles y monta?as sin atender quejas, s¨®lo empe?adas en dejar el paso libre a la construcci¨®n de autopistas, aeropuertos, metros, centrales t¨¦rmicas y barrios o m¨¢s bien ciudades completas.
En India, por el contrario, ha sido la iniciativa privada la que ha aprovechado los resquicios de la mara?a de regulaciones gubernamentales y sindicales para dar auge a su creatividad e impulsar la capacidad matem¨¢tica y cient¨ªfica que muchos de sus ciudadanos hab¨ªan demostrado al situarse en la cima de estas ciencias en Estados Unidos. M¨¢s bien contra el Gobierno que por el Gobierno, ingenieros y empresarios, alentados por una prensa libre, han transformado la imagen de una India m¨ªsera y lastrada por el tab¨² de las castas, en una nueva en la que ciudadanos como Lakshmi Mittal o Kalam Anji Reddy se pasean por Europa. Uno, como maharaj¨¢ del acero dispuesto a adquirir Arcelor. El otro, despu¨¦s de que su empresa DRL comprara el mes pasado por unos 470 millones de euros una farmac¨¦utica alemana, que ha catapultado a DRL entre los cinco principales fabricantes de gen¨¦ricos de Europa.
Estados Unidos ha recibido la emergencia de India como un bal¨®n de ox¨ªgeno. Washington ve en Pek¨ªn un rival m¨¢s que un socio, mientras que con Nueva Delhi comparte sus principios b¨¢sicos: democracia, libertad y empresa privada. Adem¨¢s, tienen una lengua com¨²n, el ingl¨¦s, que hablan 300 millones de indios -la clase media-, entre los que se encuentra toda la c¨²pula econ¨®mica y pol¨ªtica del pa¨ªs.
El sistema legal existente en India, procedente del brit¨¢nico, es otro de los atractivos, pese a su deficiente aplicaci¨®n, al peso de la burocracia y a la rampante corrupci¨®n. Este ¨²ltimo mal est¨¢ tambi¨¦n muy enraizado en China.
El amigo americano
El primero en mostrar su entusiasmo con el despegue de India ha sido el presidente estadounidense George W. Bush, que ha ofrecido a la potencia emergente un acuerdo de cooperaci¨®n nuclear, que el Congreso es reticente a ratificar porque India nunca firm¨® el Tratado de No Proliferaci¨®n nuclear y en 1974 realiz¨® su primera prueba con una bomba at¨®mica. La ¨²ltima explosi¨®n termonuclear india, en mayo de 1998, llev¨® a Pakist¨¢n a realizar, ese mismo mes, otras seis pruebas at¨®micas.
India, para conquistar a los congresistas indecisos, se ha comprometido a destinar a uso exclusivamente civil el 65% de sus instalaciones nucleares, que ser¨ªan las que se beneficiar¨ªan de la transferencia de tecnolog¨ªa estadounidense.
El primer ministro, Manmohan Singh, como gesto de buena voluntad hacia EE UU, que mantiene un fuerte enfrentamiento con Pek¨ªn por la negativa de ese Gobierno a revaluar el yuan, se ha declarado partidario de liberalizar la rupia, ahora pegada al d¨®lar. Singh considera que la convertibilidad de la rupia favorecer¨¢ la inversi¨®n exterior.
Seg¨²n China, sus reservas alcanzaron en marzo pasado la astron¨®mica cifra de 769.000 millones de d¨®lares, pero las autoridades monetarias no quieren arriesgarse a dejar el yuan libre por temor a ataques de especuladores. Una fuerte oscilaci¨®n del yuan tendr¨ªa consecuencias muy desestabilizadoras en el pa¨ªs, en un momento en que el PCCh se enfrenta al descontento creciente entre obreros y campesinos.
Las reservas indias tambi¨¦n han experimentado un crecimiento espectacular, desde casi la bancarrota del Estado, en 1991, a los 146.200 millones de d¨®lares alcanzados el mes pasado. Esta cifra es la que ha llevado a Singh a declararse "optimista" sobre la liberaci¨®n de la rupia. Al aumento de las reservas ha contribuido tambi¨¦n el incremento de las remesas de la di¨¢spora que, seg¨²n el Banco Mundial, alcanzaron en 2004 la cifra r¨¦cord de 21.700 millones de d¨®lares.
Mumbai, la antigua Bombay, es a India lo que Shanghai a China; ambas son las capitales comerciales de sus pa¨ªses y ambas reflejan m¨¢s que ninguna otra ciudad los distintos modelos de desarrollo.
El aeropuerto de Shanghai es un templo de la arquitectura moderna, conectado a la ciudad por el tren m¨¢s r¨¢pido del mundo, de tecnolog¨ªa magn¨¦tica alemana. El de Mumbai acaba de privatizarse despu¨¦s de un debate casi infinito, pero a¨²n no se ha llegado a un acuerdo sobre el trazado definitivo de las nuevas pistas y terminales porque, desde los sindicatos a las asociaciones ecologistas y de los chabolistas que circundan las instalaciones aeroportuarias, se han presentado demandas y propuestas de actuaci¨®n. Igual sucede con la necesidad urgente de mejorar los transportes p¨²blicos y el tr¨¢fico que ahoga la ciudad, de 16 millones de habitantes: ?metro o tren elevado? Todos opinan, a¨²n no hay acuerdo y el caos persiste.
Sin embargo, en el coraz¨®n de Mumbai tiene su sede central Tata Consultancy Services (TCS), la nueva joya del imperio industrial Tata, el mayor conglomerado de India. TCS, con un volumen de negocio de 2.000 millones de euros en 2005, es la primera empresa de software de Asia y tiene 60.000 empleados, el 80% de ellos ingenieros de telecomunicaciones o inform¨¢ticos, todos ellos hablan ingl¨¦s y, en su gran mayor¨ªa, reci¨¦n salidos de entre los 200 colegios de ingenieros seleccionados por TCS como los mejores del pa¨ªs.
"El crecimiento medio de TCS en los dos ¨²ltimos a?os ha sido del 40%. Todo apunta a que este a?o ser¨¢ a¨²n mayor", afirma Alan Rosling, director ejecutivo del grupo. No es la ¨²nica. Parecida expansi¨®n han tenido Infosys y Wipro, las tres grandes del software indio. Los servicios de la tecnolog¨ªa de la informaci¨®n y la industria de la programaci¨®n inform¨¢tica supusieron en 2005 el 55% del Producto Interior Bruto (PIB) de India.
Este sector es el que atrae la mayor inversi¨®n exterior (IBM tiene 42.000 empleados y se dispone, al igual que otras multinacionales, a ampliar de forma significativa su plantilla). En 2005, la inversi¨®n exterior directa fue de 7.000 millones de d¨®lares, poco m¨¢s del 10% de la que recibe China. Pero mientras que en ese pa¨ªs, con 60.900 millones de d¨®lares, hubo una ligera reducci¨®n -por primera vez en 10 a?os-, en India el crecimiento fue muy fuerte.
Manmohan Singh expres¨® su confianza en que las medidas de liberalizaci¨®n adoptadas por su Gobierno y el establecimiento por todo el pa¨ªs de 140 Zonas Econ¨®micas Especiales (ZEE) -como hiciera China en su d¨ªa- permitir¨¢n aumentar a 70.000 millones de d¨®lares la inversi¨®n exterior en 2011. Las proyectadas ZEE, once de las cuales ya est¨¢n activas, pretenden alentar la producci¨®n, atraer inversiones e incrementar la exportaci¨®n, el desarrollo y el empleo.
Inform¨¢tica y manufacturas
Los expertos se?alan que, a primera vista, el modelo de desarrollo chino presenta frente al indio la ventaja de dar empleo a muchas m¨¢s personas. El sector de la tecnolog¨ªa de la informaci¨®n tan s¨®lo da trabajo a 1,2 millones de indios, mientras que centenares de millones de chinos se emplean en la industria manufacturera. De ah¨ª, la urgente necesidad de India de invertir en la industrializaci¨®n del pa¨ªs para hacer frente a los m¨¢s de ocho millones de j¨®venes que se incorporan cada a?o al mercado de trabajo.
Las dos econom¨ªas son complementarias, y los dos Gobiernos est¨¢n interesados en promover sus relaciones bilaterales para impulsar los crecimientos nacionales. Es por esto por lo que Nueva Delhi ha insistido en que su acercamiento a Washington "no se hace a costa del alejamiento de Pek¨ªn", como afirma tajante en su despacho Anand Sharma, ministro de Exteriores en funciones. India no est¨¢ dispuesta a ser la baza de EE UU para frenar a China, como aventuran los neoconservadores norteamericanos. Para ellos, India es el "aliado natural", con el que hay una convergencia de intereses, mientras que con China mantienen una confrontaci¨®n estrat¨¦gica, porque ese r¨¦gimen pretende que Asia salga de la esfera de influencia de Estados Unidos.
No s¨®lo Nueva Delhi es optimista. Un informe del banco norteamericano de inversi¨®n Goldman Sachs se?ala que en el a?o 2050 la econom¨ªa india ser¨¢ al menos cinco veces la de Jap¨®n, y la renta per c¨¢pita de sus habitantes se habr¨¢ multiplicado como m¨ªnimo por 35.
TCS es la que m¨¢s ha internacionalizado el conglomerado Tata, que produce desde coches a electricidad, acero, textiles y qu¨ªmicos, adem¨¢s de tener hoteles, constructoras, financieras y un departamento de ingenier¨ªa industrial que participa en el dise?o y en las pruebas de piezas y materiales de los aviones Boeing. Pero el grupo se encuentra tambi¨¦n entre los pioneros que han cruzado las fronteras del pa¨ªs, no s¨®lo para vender y ofrecer servicios, sino tambi¨¦n para invertir. Tata se ha extendido incluso en Espa?a, donde tiene el 21% de Hispano Carrocera y una opci¨®n de comprar el 100%.
"India no es pragm¨¢tica, ni tiene la sangre fr¨ªa de China, pero nuestro desarrollo ofrece m¨¢s estabilidad porque es aceptado por todos. Aqu¨ª se genera desde la base hacia arriba y en China se ordena desde la c¨²pula hacia abajo; por eso aparecen despu¨¦s las protestas sociales", afirma Jatwan Singh, en su despacho de la Lok Sabha (C¨¢mara baja), el jefe de la oposici¨®n p
arlamentaria y dirigente del Partido Bharatiya Janata (BJP). "No me cabe duda de que India tiene ante s¨ª un futuro brillante, aunque no exento de problemas. La liberalizaci¨®n econ¨®mica emprendida no tiene vuelta atr¨¢s", a?ade.
El actual primer ministro, Manmohan Singh, se gan¨® el apodo de arquitecto de la reforma cuando, en 1991, como ministro de Finanzas, sent¨® las bases de la apertura econ¨®mica del pa¨ªs, hasta entonces enclaustrado en una estructura arcaica muy proteccionista y de car¨¢cter socializante, debido a la fuerte influencia sovi¨¦tica. Los nacionalistas del BJP, que gobernaron entre 1998 y 2004, prosiguieron la liberaci¨®n, pero ha vuelto a ser el Partido del Congreso, pese a su alianza con los comunistas, el que ha dado alas a la reforma.
Rompiendo moldes
En estos 15 a?os, India ha crecido a una media del 6%, frente a los 25 a?os que lleva China a una media del 9%. Esto ha convertido a los dos gigantes de Asia en los pa¨ªses que han tenido el mayor crecimiento sostenido del mundo.
"La educaci¨®n, la tecnolog¨ªa de la informaci¨®n, Bollywood [la meca del cine indio] y los medios de informaci¨®n son los que est¨¢n rompiendo los moldes y han puesto en ebullici¨®n a la sociedad y al pa¨ªs", afirma Malvika Singh, directora de la influyente revista mensual Seminar. "Pero sobre todo", a?ade, "la gran riqueza de este pa¨ªs es su juventud, la enorme masa de j¨®venes que entra cada a?o al mercado de trabajo, que vota, consume y que cada d¨ªa exige m¨¢s al Gobierno y a la sociedad".
Casi podr¨ªa decirse que lo que en India es un m¨¢s en China es un menos, y viceversa. En India, el 50% de sus habitantes es menor de 25 a?os, mientras que en China, seg¨²n la Academia de Ciencias Sociales, la poblaci¨®n comenz¨® a envejecer en 1999. Esto significa que China ser¨¢ vieja antes que rica, algo que jam¨¢s hab¨ªa ocurrido en la historia del mundo. Esa instituci¨®n ya advirti¨® en 2002 de la necesidad de flexibilizar de inmediato la pol¨ªtica de una familia-un hijo, pero hasta 2006 el PCCh no dio luz verde a la poblaci¨®n urbana -500 millones- para tener un segundo hijo. La pir¨¢mide poblacional juega sin duda a favor de India para el "desarrollo a largo plazo" que prev¨¦ el Gobierno.
Malvika Singh, sin embargo, se?ala que China logr¨® liberarse de la gerontocracia que la gobernaba cuando su arquitecto de la reforma, el ya fallecido Deng Xiaoping, forz¨® la retirada de ¨¦sta en 1983. "Por el contrario, los pol¨ªticos indios pretenden morirse mandando. Somos un pa¨ªs de j¨®venes gobernado por viejos. El rejuvenecimiento del mando es uno de los principales retos que enfrenta este pa¨ªs y, de no acometerse, nos veremos desbordados por los naxalitas", afirma Singh en referencia a los rebeldes mao¨ªstas que operan en las regiones m¨¢s pobres de India.
Pek¨ªn se topa en su expansi¨®n con el cuello de botella que supone la falta de t¨¦cnicos, empresarios, obreros especializados, intelectuales y personal preparado para tomar todos los logros conseguidos hasta ahora y reconducirlos para que sigan generando progreso y no se vuelvan contra el pa¨ªs o contra el sistema como un bumer¨¢n.
Las expropiaciones forzosas de tierra realizadas por las autoridades centrales y locales chinas, con compensaciones a veces rid¨ªculas (o sin ellas), originan un malestar creciente entre el campesinado. Millones de chinos ven c¨®mo les arrancan sus medios tradicionales de subsistencia para construir autopistas con las que ellos no se benefician, o c¨®mo su tierra es revendida por un precio 40 veces superior a una empresa extranjera por los corruptos dirigentes locales. La huida del campo a la ciudad en busca de un futuro mejor es tambi¨¦n muy costosa, porque los campesinos no tienen derecho a registrarse en las ciudades -aunque el Gobierno se ha comprometido a cambiar esta ordenanza el a?o que viene- y muchos empresarios, que les contratan en negro, abusan, les pagan sueldos de miseria, les retienen el salario durante meses e incluso, para esquivar los controles policiales, les mantienen encerrados como animales en lugares pestilentes e insalubres.
Las protestas aumentan por doquier y, aunque silenciadas en su mayor¨ªa por los medios de comunicaci¨®n, son de tal calibre, que el Ministerio de Seguridad P¨²blica se vio obligado a reconocer que el n¨²mero de manifestaciones masivas ha crecido desde unas 10.000 en 1994 a m¨¢s de 74.000 en 2004, en las que participaron 3,8 millones de obreros y campesinos. En la primera mitad de 2005 murieron 23 polic¨ªas en confrontaciones con los manifestantes, y m¨¢s de 1.800 resultaron heridos.
Con 1.300 millones de habitantes, de los que casi 800 millones son campesinos, las desigualdades que amenazan a China no son s¨®lo entre pobres y ricos y entre el campo y la ciudad, como en el caso de Hebei, la provincia que bordea Pek¨ªn, que tiene un nivel de vida por debajo de la media nacional. Tambi¨¦n la brecha que separa la franja costera de las provincias del interior se hace cada a?o m¨¢s profunda, y las diferencias en el nivel de renta se multiplican de 1 a 6.
Abismo social
En India, el porcentaje de poblaci¨®n rural es mayor que en China: unos 800 millones de los 1.100 millones que tiene el pa¨ªs. El abismo entre ricos y pobres es un viejo mal de India, donde todav¨ªa algunos maharaj¨¢s retienen sus t¨ªtulos y gobiernan sus posesiones agr¨ªcolas con estructuras tradicionales feudales; pero la vida ha comenzado a cambiar para millones de campesinos. Ahora tienen un respiro a trav¨¦s de iniciativas privadas y de las ONG que fomentan los microcr¨¦ditos. Adem¨¢s, en los dos ¨²ltimos a?os florecen por las aldeas y pueblos agrupaciones de decenas de campesinos que se unen para vender sus productos sin intermediarios, comprar juntos semillas y pesticidas y colaborar en los cultivos.
Con el apoyo del Banco Mundial, Nueva Delhi ha puesto en marcha un proyecto para tender un mill¨®n de kil¨®metros de cable de banda ancha antes de 2010. Con ello quiere promocionar el uso de Internet, adem¨¢s de la fabricaci¨®n y el uso de ordenadores personales. Parad¨®jicamente, en un pa¨ªs donde la tecnolog¨ªa de la informaci¨®n tiene una gran relevancia, tan s¨®lo existen un mill¨®n de PC, debido a las malas conexiones telef¨®nicas fijas.
En telefon¨ªa m¨®vil, sin embargo, se han hecho grandes progresos en los dos ¨²ltimos a?os. Cada a?o el mercado se incrementa en cinco millones de nuevos m¨®viles. Adem¨¢s, el buen ritmo de las instalaciones de torres repetidoras lleva al Gobierno a confiar en que, para finales de 2007, estar¨¢n conectados todos los pueblos de m¨¢s de 2.000 habitantes, se?ala el secretario de Estado de Telecomunicaciones, Sreedhara Sarma.
Lo que maravilla a los analistas norteamericanos es la voracidad consumista de la clase media india, bastante m¨¢s amante del lujo y el hedonismo que la china. Adem¨¢s, la india maneja con soltura las herramientas capitalistas, como las tarjetas de cr¨¦dito. De ah¨ª, que los expertos vaticinen un espectacular incremento del comercio a trav¨¦s de la Red en cuanto, a lo largo de los pr¨®ximos cinco a?os, se produzca un crecimiento masivo de internautas.
Tanto India como China han emprendido este a?o unos ambiciosos planes para llevar el desarrollo al grueso de su poblaci¨®n rural. Pek¨ªn se ha comprometido a sacrificar algunos de sus proyectos de infraestructuras para dedicar mayores sumas a reconstruir la educaci¨®n y la sanidad rurales, destruidas en estos a?os por la falta de atenci¨®n del Gobierno central y la corrupci¨®n de las autoridades locales, que se han embolsado lo poco que enviaba Pek¨ªn o lo han desviado hacia bienes inmuebles o hacia proyectos que les resultaban m¨¢s rentables a corto plazo.
A su vez, el gobernante partido del Congreso indio ha aprobado un plan -que la oposici¨®n considera inviable porque requiere un elevado desembolso y porque puede perderse en las manos de los corruptos funcionarios locales- que pretende reducir para 2007, desde el 26% actual al 10%, el n¨²mero de los que viven con menos de un euro al d¨ªa. Para ello, facilitar¨¢ a una persona de cada familia campesina 100 d¨ªas de trabajo remunerado al a?o, consistente en peque?as labores para mejorar la vida de la comunidad. La remuneraci¨®n ser¨¢ de 60 rupias diarias, aproximadamente 1,20 euros.
El Gobierno indio tambi¨¦n parece haber comprendido que, mientras no emprenda un gigantesco plan de infraestructuras, no podr¨¢ impulsar el sector manufacturero, porque no tendr¨¢ ni electricidad para que trabajen las f¨¢bricas ni posibilidades de mover la producci¨®n. El primer ministro indic¨® que buena parte de la inversi¨®n exterior que consiga captarse entre 2006 y 2011 se destinar¨¢ a la construcci¨®n de "carreteras, ferrocarriles, puertos, aeropuertos, centrales hidroel¨¦ctricas e infraestructura urbana".
"Lo que la televisi¨®n ha llevado a los pueblos es la idea de que cualquier persona puede llegar donde quiera, que la casta es un atavismo del pasado y que el futuro hay que gan¨¢rselo trabajando", afirma Uma Gajapati Raju, vicepresidenta de la productora Moving Picture Company.
La biotecnolog¨ªa, que ha experimentado un crecimiento del 40% en 2005, se revela como una de las llaves del desarrollo indio. "Somos el pa¨ªs con mayor cantidad de tierra cultivable del planeta, pero la productividad de las cosechas es muy baja. Adem¨¢s, aqu¨ª existen todas las enfermedades, desde la lepra al c¨¢ncer, con una buena disponibilidad p¨²blica a colaborar en la experimentaci¨®n en humanos de las pruebas farmac¨¦uticas", se?ala el bi¨®logo S. Natesh, consejero del Departamento de Biotecnolog¨ªa del Gobierno indio. Seg¨²n Natesh, este campo es la "gran esperanza" de India, que cuenta con una amplia cantera de investigadores y que ya ha atra¨ªdo a las principales empresas mundiales del sector.
Lo peor ha pasado
Sean j¨®venes o adultos, en la ciudad o en el campo, lo cierto es que en India se respira una relativa confianza en que lo peor ha pasado y en que el Estado, en el que todos se involucran a trav¨¦s del voto -pese a la corrupci¨®n de los pol¨ªticos y las imperfecciones del sistema-, ha emprendido un camino que abre nuevas perspectivas a quien luche por ellas. El crecimiento econ¨®mico de los ¨²ltimos a?os no s¨®lo ha mejorado el nivel de vida de millones de indios sino que ha cambiado el comportamiento y las creencias de muchos m¨¢s.
En China, donde la reforma lanzada por Deng Xiaoping en 1979 fue acogida como agua de mayo por una poblaci¨®n hastiada de los excesos ideol¨®gicos del mao¨ªsmo, se percibe un cierto resentimiento contra el r¨¦gimen entre los que el PCCh ha dejado en la cuneta. Entre la poblaci¨®n urbana, sin embargo, se respira tambi¨¦n confianza y orgullo por los logros alcanzados y la evidente mejora del nivel de vida y de las libertades sociales.
"Necesitamos m¨¢s y mejores centrales el¨¦ctricas, puertos, aeropuertos y carreteras, pero India tiene lo que no tiene China: una clase media educada de 300 millones de personas", afirma Kulsum Dubash, c¨®nsul honoraria espa?ola en Mumbai, quien como otras muchas mujeres de la clase alta india emplea parte de su tiempo en una fundaci¨®n que se dedica a educar a ni?os de 32 poblados de chabolas del oc¨¦ano de infraviviendas que hay en la capital financiera y comercial de India. Todo un s¨ªmbolo de que, como en China, el camino para convertir el pa¨ªs en una gran potencia contin¨²a, todav¨ªa, sembrado de obst¨¢culos.
Estudiantes indios por todo el mundo
EN INDIA, la mayor preocupaci¨®n de la emergente clase media es la educaci¨®n, y las grandes empresas siguen muy de cerca a las universidades, con las que colaboran estrechamente para conseguir el desarrollo m¨¢s preciado: el de la mente. Las empresas hacen su propia selecci¨®n de facultades o escuelas superiores en las que se ense?a la especialidad de la que precisan m¨¢s profesionales y, adem¨¢s de aportar fondos, cooperan en los planes de estudio y en la adecuaci¨®n de ¨¦stos a la pr¨¢ctica del mundo empresarial.
Tata Consultancy Services (TCS) ofrece anualmente a su selecci¨®n de unos 200 colegios de ingenier¨ªa unos cursillos de interacci¨®n entre la academia y la industria, as¨ª como la actualizaci¨®n del profesorado y de los estudiantes en los ¨²ltimos avances de la industria del
software y de la tecnolog¨ªa de la informaci¨®n. En contrapartida, los colegios permiten a TCS seleccionar a sus pupilos un a?o antes de que terminen los estudios e irles preparando para integrarles, en cuanto tengan el t¨ªtulo, en los cursos de formaci¨®n especializada de entre 40 y 60 d¨ªas que obligatoriamente deben pasar todos sus empleados antes de ponerse a trabajar y que les da una base de programadores para todos los servicios de la empresa.
"La pol¨ªtica de liberalizaci¨®n del Gobierno ha supuesto una tremenda expansi¨®n del sistema de educaci¨®n superior en el pa¨ªs", afirma Mangesh Koregaonkar, profesor del Instituto Indio de Tecnolog¨ªa de Mumbai.
La falta de capacidad hace que anualmente s¨®lo se grad¨²en unos tres millones de indios en las universidades e institutos de tecnolog¨ªa tanto p¨²blicos como privados, un n¨²mero muy inferior a la demanda de los 300 millones de ciudadanos que integran la clase media. De ah¨ª que India tenga estudiantes repartidos por todo el mundo y sea el primer pa¨ªs en n¨²mero de estudiantes en Estados Unidos, Australia, Canad¨¢ y Reino Unido. La luna de miel entre Washington y Nueva Delhi ha facilitado que la demanda de visados indios para el curso 2006-2007 haya aumentado un 23%.
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