Arquitectura catalana en el MOMA
La exposici¨®n On-site: new architecture in Spain, presentada en el MOMA, ha sido un acontecimiento del cual queda pendiente evaluar la presencia de obras de arquitectos catalanes y de edificios emblem¨¢ticos como la Torre Agbar de Jean Nouvel. Se deber¨ªa deconstruir la exposici¨®n, desvelando los mecanismos de difusi¨®n que se utilizan para legitimar la producci¨®n arquitect¨®nica. Es sabido que el MOMA ha sido clave en las estrategias de control internacional por parte de Estados Unidos, que s¨®lo ha validado a aquellos que les son afines o aquellos con los que se quieren transformar las relaciones. Pantalla de la CIA durante el per¨ªodo de la guerra fr¨ªa, sus ex dirigentes pasaban a ser directores del MOMA y los intercambios art¨ªsticos con la Uni¨®n Sovi¨¦tica, Brasil y M¨¦xico se inscribieron siempre en operaciones pol¨ªticas e ideol¨®gicas. Por eso uno de los motivos de esta exposici¨®n es destacar las firmas estadounidenses que proyectan en Madrid y la cantidad de ganadores del premio Pritzker que con sus obras validan la arquitectura espa?ola.
Curiosamente, Barcelona hace un a?o estuvo presente en el mismo MOMA de Nueva York presentando el F¨®rum 2004 en una exposici¨®n dedicada al paisaje ?Por qu¨¦ Barcelona no utiliz¨® aquella ocasi¨®n para promocionarse? Tal vez porque, a pesar de la falta de espacios para la reflexi¨®n y la cr¨ªtica, en Barcelona se es conciente de que aquella operaci¨®n no fue adecuada ni ten¨ªa ra¨ªces en nuestra manera de ser. Tampoco ahora la presencia catalana en el MOMA ha tenido eco, posiblemente porque aqu¨ª nos consideramos autosuficientes para valorarnos, sin necesitar ser validados por un comisariado como el del MOMA, con tantos intereses de por medio. Nuestros representantes pol¨ªticos y t¨¦cnicos son m¨¢s autocr¨ªticos que en Madrid, donde se miran en su espejo de estrellas y vanidades, sordos a las cr¨ªticas que desde las asociaciones y los profesionales se hacen al modelo de ciudad insostenible, despilfarradora de suelo, energ¨ªa y dinero que est¨¢n llevando adelante con una m¨¢scara de progresismo y con unos edificios singulares que son la excepci¨®n que confirma la regla de un p¨¦simo urbanismo y de una arquitectura mediocre.
Desde la ¨®ptica de la cultura estadounidense, que prima exclusivamente la forma, prevalece en la exposici¨®n un concepto tan discutido y superado como el del objeto aislado. No hay nada m¨¢s obsoleto que querer interpretar las obras sin contexto urbano, social, econ¨®mico ni cultural.
El resultado del "bienvenido, Mr. Riley" paseando por Espa?a en busca de su cosecha de buenos edificios y proyectos es bastante arbitrario y queda poco justificado en la exposici¨®n y en el cat¨¢logo. Predominan criterios de gusto: grandes fotograf¨ªas para las 18 obras realizadas recientemente y grandes maquetas de los 35 proyectos a punto de realizar y que se quieren promocionar. Ello ha permitido crear un cat¨¢logo para vender objetos de lujo.
De la selecci¨®n de arquitecto catalanes destacan algunos hechos.
Uno, la nula presencia y vigencia fuera de Catalu?a de los caciques de los grupos y mafias que dominan desde hace a?os la escena local, que han sido muy reacios a permitir la aparici¨®n de nuevas figuras. Ninguno de estos capos est¨¢ presente en Nueva York.
Dos, que la figura m¨¢s internacional de la arquitectura catalana sigue siendo el fallecido Enric Miralles, equiparado en la exposici¨®n con el peso internacional de Rafael Moneo. De hecho, los ¨²nicos catalanes con dos obras son el despacho Miralles-Tagliabue, con la Torre de Gas Natural y el mercado de Santa Caterina, la obra m¨¢s visible, justo a la entrada de la exposici¨®n.
Otro hecho destacable es la presencia de arquitectos relativamente j¨®venes y recientemente reconocidos: cuatro equipos dentro de los nueve estudios catalanes entre los 47 despachos seleccionados. Dos de innegable valor, RCR (Rafael Aranda, Carme Pigem, Ramon Vilalta) por sus obras en el ¨¢rea de Olot y Manuel Bailo-Rosa Rull con la rehabilitaci¨®n y fachada del Ayuntamiento de Manresa, y dos pertenecientes a unas vanguardias que a¨²n no han demostrado su calidad y que son sospechosas de impostura: Vicente Guallart y Enric Ruiz-Geli.
De los autores que llevan m¨¢s tiempo reconocidos siguen vigentes El¨ªas Torres Tur y Jos¨¦ Antonio Mart¨ªnez Lape?a, con las espl¨¦ndidas escaleras de acceso a La Granja en Toledo. Y de la generaci¨®n posterior est¨¢n incluidos Carlos Ferrater, con una obra de fuerte relaci¨®n urbana, realizada con su hija Luc¨ªa Ferrater, un centro de servicios sociales en el interior de una manzana de Cerd¨¤, y Josep Llu¨ªs Mateo, con un proyecto a¨²n no realizado de torre de viviendas en Valencia y sin el Palacio de Congresos del F¨®rum 2004, un evento que no aparece para nada en esta mirada a Espa?a. Se incluye tambi¨¦n un centro de salud en Ibiza de Mario Corea, argentino que trabaj¨® con Josep Llu¨ªs Sert, se estableci¨® en Barcelona en 1976 y proyect¨® con Llu¨ªs Mor¨¢n.
Entre las ausencias, la m¨¢s injustificable es la de Josep Llin¨¤s (a quien la revista El Croquis de Madrid acaba de dedicar el n¨²mero 128), que es el arquitecto que realiza en Barcelona las obras m¨¢s integradas en la memoria y el tejido urbano, con el valor de una b¨²squeda continua e incansable.
M¨¢s all¨¢ de las cr¨ªticas que se pueden hacer a la exposici¨®n, como no est¨¢n todas las obras que lo merecen y algunas de las presentes son de dudosa referencia para los ciudadanos que las viven o sufren, no hay duda de que servir¨¢ para que aquellos que se desplacen tras estas glamourosas joyas descubran la realidad que late en ellas, fundamentalmente unas ciudades vivas, con conflictos y con armon¨ªas, y otras arquitecturas tanto o m¨¢s interesantes. El 1 de mayo la exposici¨®n se cierra en Nueva York y reaparecer¨¢ m¨¢s tarde en Madrid (de cuyo entorno se incluyen siete proyectos, mientras que de Barcelona hay cinco). No en vano la Comunidad de Madrid, que ha contribuido a financiar esta exposici¨®n que promociona la arquitectura espa?ola m¨¢s espectacular, hace y har¨¢ todo lo posible para rentabilizarla.
Josep Maria Montaner y Zaida Mux¨ª son arquitectos y profesores de la ETSAB-UPC.
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