Cadaqu¨¦s recupera la vinicultura

El tradicional paisaje de vi?as escalonadas en paredes de piedra seca de pizarra ha empezado a renacer en las monta?as del Cap de Creus. El matrimonio de hosteleros de Cadaqu¨¦s (Alt Empord¨¤) formado por Rafael Mart¨ªn y Carmen Faix¨° tuvo hace cinco a?os la idea de adquirir los terrenos de la vi?a que cultiv¨® su abuelo Melit¨®n para volver a producir vino. Muchos les tildaron de "locos rom¨¢nticos", pero el vino de autor surgido de su primera cosecha -s¨®lo el de la segunda se comercializar¨¢- ha recogido elogios un¨¢nimes entre los expertos. El ins¨®lito paisaje lunar de Cadaqu¨¦s, azotado por la tramontana y mecido por las brisas marinas, garantiza un vino fuera de lo com¨²n.

La familia se lanz¨® a la aventura del vino tras vender unos terrenos en los que pensaban construir un hotel. En lugar de expandirse en el negocio tur¨ªstico, retornaron a los or¨ªgenes familiares con un proyecto que se ha convertido en una aut¨¦ntica pasi¨®n familiar. Cuando la existencia del parque natural del Cap de Creus les impidi¨® construir unas bodegas subterr¨¢neas junto a la barraca de pizarra del vi?edo, decidieron adquirir la espl¨¦ndida mas¨ªa de Perafita, entre los t¨¦rminos municipales de Roses, Cadaqu¨¦s y El Port de la Selva. Este edificio de 1.800 metros cuadrados del siglo XIV, actualmente en la recta final de una importante reforma, se convertir¨¢ en unos pocos meses en el centro neur¨¢lgico de la elaboraci¨®n del vino. Tendr¨¢ salas de elaboraci¨®n, de crianza, de envejecimiento en botella y de exposici¨®n y cata. Junto a la casa, que tambi¨¦n albergar¨¢ un sal¨®n de banquetes provisto de cocina en el que s¨®lo se servir¨¢n vinos de la propiedad, se excavar¨¢ en septiembre una bodega subterr¨¢nea de 1.200 metros cuadrados.

Junto a la casa se excavar¨¢ una bodega subterr¨¢nea de 1.200 metros cuadrados

El objetivo de los propietarios es producir 70.000 botellas al a?o

Los vinicultores aseguran que la excelencia del producto es la recompensa a las enormes dificultades que entra?a cultivar vi?a en un territorio nada d¨®cil. Antes de plantar, debieron desbrozar el terreno, triturar las piedras con m¨¢quinas hasta una profundidad de 70 cent¨ªmetros y reconstruir las maltrechas paredes de piedra seca. Las vides producen menos uvas, pero de mayor calidad. La plantaci¨®n, adem¨¢s, act¨²a como cortafuegos.

"La orograf¨ªa y la tierra es muy parecida a la del Priorat, aunque aqu¨ª tenemos la tramontana y la influencia marina, que configuran un microclima muy caracter¨ªstico", asegura Mart¨ªn. La referencia al Priorat no es casual, puesto que el restaurador y vinicultor est¨¢ convencido de que su iniciativa puede animar a otros a la producci¨®n de vino en una reacci¨®n en cadena similar a la que se produjo en la comarca tarraconense.

Mart¨ªn y Faix¨°, propietarios del restaurante Can Rafa de Cadaqu¨¦s, reconocen que su pasi¨®n por el vino empez¨® en un curso de reciclaje de la Escuela de Hosteler¨ªa. Tras entablar una relaci¨®n de amistad con el profesor de enolog¨ªa, Jaume Serra, que tiene una prestigiosa bodega en Cantallops (Alt Empord¨¤), empezaron a madurar la idea. "Primero quer¨ªamos comprar s¨®lo una hect¨¢rea de la vi?a que cultiv¨® el abuelo, pero al final nos lanzamos a fondo y compramos 50", recuerda Carmen Faix¨°. De momento tienen 10 hect¨¢reas plantadas con diversas variedades de vi?a y esperan llegar pronto a las 20 hect¨¢reas. Toda la recolecci¨®n se realiza a mano, en cajas de 10 kilos, y las uvas se transportan hasta la bodega en camiones frigor¨ªficos. All¨ª se realiza una selecci¨®n y se lleva a cabo la elaboraci¨®n tradicional.

El objetivo de las Bodegas Mart¨ªn-Faix¨° es llegar a las 70.000 botellas anuales, destinadas a un mercado de gama alta de tiendas especializadas y restaurantes. Las bodegas tienen asegurada la continuidad del negocio familiar, puesto que sus tres hijos se han implicado a fondo en el proyecto y uno de ellos, la hija, quiere estudiar enolog¨ªa.

Mois¨¨s Tibau, artista pl¨¢stico y pescador de Cadaqu¨¦s, asegura que el dinero f¨¢cil del turismo hizo que el pueblo viviera durante muchos a?os de espaldas a la monta?a, pero que iniciativas como la de las bodegas Mart¨ªn-Faix¨° auguran un cambio. "Los monjes benedictinos de Sant Pere de Roda ya cultivaban esos bancales en el siglo XII", recuerda Tibau. Ese retorno a la monta?a empez¨® ya en la d¨¦cada de 1980, cuando se recuper¨® el cultivo del olivo y la producci¨®n de aceite.