Roncagliolo se?ala el precio de la violencia
El autor de 'Abril rojo', una novela sobre las tensiones en Per¨², recogi¨® ayer el Premio Alfaguara
Esa l¨ªnea que separa lo blanco de lo negro o la sangre de la piel es muy tenue, apenas se ve. Menos si no cuentas con armas para observar lo que te rodea. Santiago Roncagliolo (Lima, 1975), pese a su contagiosa juventud, parece que las tiene: una especie de rev¨®lver con el que teje una prosa de diana que le ha valido este a?o el IX Premio Alfaguara de Novela, que recogi¨® ayer. Su obra, Abril rojo, relata un duelo entre psic¨®patas y perdedores, "dos figuras que siempre me han obsesionado", dice el autor, y retrata la ¨²ltima ¨¦poca m¨¢s salvaje de Per¨² con lecciones extrapolables. "Cuando la guerra contra el terrorismo se ha vuelto global, nos preguntamos cu¨¢nto hay que matar para que no haya m¨¢s muertos, cu¨¢ntas libertades hay que restringir en nombre de la libertad".
"Siempre me han obsesionado dos figuras, los psic¨®patas y los perdedores"
Estuvo bien arropado Santiago Roncagliolo ayer, en la sede del Grupo Santillana, para recoger su premio, dotado con 175.000 d¨®lares y una escultura de Mart¨ªn Chirino. "Si hace dos a?os me hubieran dicho que iba a estar aqu¨ª sentado, delante de toda esta gente a la que admiro, no lo habr¨ªa cre¨ªdo", asegur¨® el escritor peruano. El premio se lo entreg¨® el presidente del Grupo PRISA, Jes¨²s de Polanco, que elogi¨® la novela: "Explora un episodio terrible de la historia del Per¨² de una forma tan interesante que se lee mejor que muchos reportajes period¨ªsticos", asegur¨®.
Despu¨¦s, Polanco le pas¨® la palabra al escritor colombiano Antonio Caballero, sentado en la misma mesa en la que tambi¨¦n estaban Emiliano Mart¨ªnez, presidente del Grupo Santillana, y Juan Gonz¨¢lez, director editorial, que ley¨® el acta de un galard¨®n al que se han presentado este a?o 510 originales, de los que se seleccionaron siete para un jurado que encabez¨® la escritora mexicana ?ngeles Mastretta.
Abril rojo gan¨® la partida.Ayer fue el d¨ªa de gloria de Roncagliolo, que se present¨® en Madrid con su desparpajo andino, su sonrisa deslumbrante y una camisa negra. De esa guisa, confes¨® a todos su estado de ¨¢nimo ante lo que se le viene encima: una gira por toda Am¨¦rica con la novela a cuestas. "Estoy aterrado", dijo. Quiz¨¢s por eso, fue previsor, fren¨® en seco su adrenalina hace unos d¨ªas y escribi¨® unas notas ordenadas en un papel para hablar del libro, que ser¨¢ presentado ante el p¨²blico hoy a las 20.00, en la Casa de Am¨¦rica de Madrid.
"Siempre me han obsesionado dos figuras: los psic¨®patas y los perdedores", comenz¨® a leer Roncagliolo. "Los psic¨®patas est¨¢n dispuestos a ignorar cualquier norma de convivencia para satisfacer sus apetitos. Los perdedores, de tanto respetar las normas, no satisfacen ni siquiera sus necesidades emocionales b¨¢sicas. Esta novela es un enfrentamiento entre ambos".
El perdedor no es otro que F¨¦lix Chacaltana Sald¨ªvar, fiscal adjunto de Huamanga. Cree en la ley y el orden y sabe recitar de memoria el C¨®digo Civil. El psic¨®pata es un asesino que disfruta con el sangriento arte de descuartizar y aprovecha las tripas de sus v¨ªctimas para esculpir figuras de Semana Santa.
Entre ellos dos hay un mundo lleno de l¨ªneas difusas entre las que caben dos palabras que cambian su significado radicalmente con la letra del medio: el honor y el horror. "Salman Rushdie dice que uno de los principales retos de un escritor es el retrato del horror, quiz¨¢ porque queda m¨¢s all¨¢ de lo que se puede explicar con palabras", asegur¨® Roncagliolo.
Pero Rushdie no es el ¨²nico escritor que inspira a este autor din¨¢mico y entusiasta, que sorprendi¨® hace pocos a?os con su obra Pudor. "Algunos de los novelistas que le han dado forma a este nuevo libro son precisamente los maestros de la violencia: Ian McEwan, Coetzee, Roberto Bola?o, incluso Tabucchi, que ha mostrado su lado m¨¢s gris y cotidiano", comenta el escritor.
Pero Abril rojo es tambi¨¦n deudor de un cine tan fascinante como repugnante y generalmente despreciado por la mayor¨ªa de los escritores para su trabajo: "El fiscal Chacaltana se ha alimentado tambi¨¦n de materiales como El silencio de los corderos, Seven o incluso de las historietas como From Hell, de Alan Moore". T¨ªtulos que, seg¨²n Roncagliolo, "creo que se pueden poner perfectamente al servicio de las preguntas m¨¢s profundas sobre la condici¨®n humana".
Pero Abril rojo no es una novela de buenos y malos, ni de blancos relucientes contra agujeros negros: "Descubre que la l¨ªnea que divide a los dos bandos de una guerra, incluso de una guerra contra el terrorismo, es m¨¢s tenue de lo que cre¨ªa. Y peor a¨²n, que ¨¦l mismo no sabe de qu¨¦ lado est¨¢".
Acaso esa confusi¨®n, esa rebeld¨ªa para aceptar verdades oficiales, es tambi¨¦n la que le han contagiado grandes autores de su pa¨ªs, algunos como Mario Vargas Llosa, presentes en la entrega de ayer y a los que Roncagliolo tambi¨¦n quiso homenajear. "Este libro es s¨®lo uno m¨¢s de los que est¨¢n escribiendo nuestros muertos de la mano de autores como Vargas Llosa, Miguel Guti¨¦rrez, Alonso Cueto, ?scar Colchado, Jorge Benavides, Luis Nieto Degregori, V¨ªctor Andr¨¦s Ponce, y muchos otros", afirm¨®.
Pero el drama que vivi¨® Per¨² no es exclusivo. Tambi¨¦n el dilema moral con el que escritores como Javier Cercas o Ignacio Mart¨ªnez de Pis¨®n han tratado la Guerra Civil espa?ola ha estimulado a Roncagliolo para su Abril rojo: "Con diferentes rostros, estas reflexiones se suscitan una y otra vez a lo largo de la historia. Cuando la guerra contra el terrorismo es global, nos preguntamos cu¨¢nto se debe matar para que no haya m¨¢s muertos, cu¨¢ntas libertades hay que restringir en nombre de la libertad, cu¨¢ntos pa¨ªses se pueden invadir para que el mundo sea un lugar seguro".
Por eso, y otras razones, Roncagliolo se alegra de que su fiscal est¨¦ por Espa?a y que tambi¨¦n vaya de viaje por Colombia, Chile, Argentina. "Si algo sabe ¨¦l por experiencia propia es que toda paz implica mirar al horror a la cara y ser capaz de cierto grado de perd¨®n. Pero tambi¨¦n sabe que todo perd¨®n implica injusticia...".
"No la toques ya m¨¢s, que as¨ª es la rosa"
Cuando el jurado del IX Premio Alfaguara cay¨® en que Abril rojo ganar¨ªa el galard¨®n de este a?o destac¨® varias cualidades: "La eficacia expresiva, la fuerza dram¨¢tica y la originalidad en el tratamiento de un tema pol¨ªtico con las peripecias de una novela negra que arrastra y conmueve al lector desde la primera p¨¢gina". Fue el acta que ley¨® ayer Juan Gonz¨¢lez, director de Santillana. Un an¨¢lisis que compart¨ªan los miembros del jurado presidido por la escritora mexicana ?ngeles Mastretta e integrado adem¨¢s por colegas suyos como Carme Riera, Fernando Iwasaki y Antonio Caballero, en el que tambi¨¦n participaban la cineasta Isabel Coixet y el cr¨ªtico Juan Antonio Masoliver R¨®denas.
Pero hubo algo m¨¢s, seg¨²n Antonio Caballero, que tom¨® ayer la palabra en la entrega del premio a Roncagliolo. "El jurado fue un¨¢nime a la hora de elegir la obra. Encontramos que era una extraordinaria novela", confirm¨® ayer Caballero. Pero lo que m¨¢s le sorprendi¨® a ¨¦l fue la naturalidad del estilo. "Todo el mundo tiene pretensiones a la hora de escribir un libro. En ¨¦ste no se notan y eso es lo bueno, porque cuando uno se da cuenta de ellas es que el autor ha fracasado".
Abril rojo discurre en Ayacucho en los a?os m¨¢s violentos y m¨¢s duros de la guerra contra Sendero Luminoso. "Los personajes van creciendo no porque lo decida el autor, sino porque as¨ª lo exigen las cosas que van pasando", afirm¨® el miembro del jurado. Caballero resalta la importancia del personaje principal, el fiscal Chacaltana, "apocado, poquita cosa, que acaba convirti¨¦ndose en centro de una vor¨¢gine de violencia escalofriante".
Lo que m¨¢s le gust¨® a Caballero de la novela fue esa habilidad del autor por hacer desaparecer todas las herramientas que le han ayudado a componerla. "Justamente lo que no se ve, que toda la ambici¨®n literaria queda escondida en pos de la historia".
En resumen, esa t¨¦cnica que Juan Ram¨®n Jim¨¦nez resum¨ªa en una frase magistral, recordada ayer por el escritor colombiano y que alerta sobre el riesgo de los creadores en dar demasiadas vueltas a las cosas con artificios: "No la toques ya m¨¢s, que as¨ª es la rosa".
Babelia
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