Un villa de aniversario
Salvatierra-Agurain cumple 750 a?os en este 2006. El aniversario estar¨¢ plagado de actos se?alados (Eusko Ikaskuntza organiz¨® un congreso a finales de marzo sobre esta hist¨®rica villa), y tambi¨¦n sirve como excelente excusa para acercarse hasta esta localidad de la Llanada alavesa que conserva todo su esplendor monumental tanto en sus dos imponentes iglesias como en la mir¨ªada de casonas blasonas que salpican sus tres calles principales.
La aldea de Hagurahin (as¨ª est¨¢ documentada la poblaci¨®n a la que el rey Sancho de Navarra dio el t¨ªtulo de villa) se levantaba sobre un cerro a 605 metros sobre el nivel del mar. En aquel 1256 ya era un lugar de referencia para quienes segu¨ªan uno de los principales caminos entre el centro de la Pen¨ªnsula Ib¨¦rica y el continente.
Es dif¨ªcil dar m¨¢s de dos pasos por esta localidad de 750 a?os sin que alg¨²n edificio llame la atenci¨®n
La presencia humana en la zona est¨¢ documentada desde el Paleol¨ªtico: ah¨ª est¨¢n los d¨®lmenes de Aizkomendi, Sorginetxe y Larrasoil, para confirmarlo. Desde entonces, este cerro de la Llanada alavesa ha ido imprimiendo, huella a huella, su camino en la historia. Una de las principales arterias del Imperio Romano era la calzada Astorga-Burdeos que cruzaba Hagurahin. Cuando Roma se desintegra, el paso por la Llanada es casi el ¨²nico recurso para quienes se mov¨ªan por el norte de la pen¨ªnsula en aquellos siglos inciertos. Y qu¨¦ decirles a los peregrinos a Santiago que optaban por el itinerario alav¨¦s: en Hagurahin encontraron siempre refugio, una hospitalidad que dej¨® en herencia los albergues de San L¨¢zaro y La Magdalena, ya construidos en las afueras de la villa de Salvatierra, en la Baja Edad Media.
El reci¨¦n llegado a Salvatierra accede a su casco hist¨®rico por el portal del Rey y se da de bruces con los soportales de la plaza de San Juan, que aqu¨ª se llaman obleas y forman uno de los conjuntos arquitect¨®nicos m¨¢s interesantes de ?lava. Datan del siglo XVI, cuando se tuvo que reconstruir el pueblo por completo, despu¨¦s de que sufriera un incendio en 1564 que arras¨®, en doce horas y de Sur a Norte, toda la villa. Seg¨²n los cronistas m¨¢s cerriles, fue un fuego purificador se mire por donde se mire: o bien supuso un castigo de la autoridad imperial a la rebeli¨®n del Conde de Salvatierra, que se uni¨® a los comuneros contra Carlos I, o bien sirvi¨® para limpiar el lugar de la infecci¨®n de peste que mat¨® a 600 vecinos.
Probablemente, el incendio no fue m¨¢s que una desgracia como tantas otras, en una calurosa noche de verano, con viento sur, que aqu¨ª llaman solano. Pero la villa cambi¨® de fisonom¨ªa, eso s¨ª, sin perder su virtud defensiva. Por ejemplo, la iglesia de San Juan, de imponente construcci¨®n g¨®tica, tiene un acabado clasicista, pero conserva su presencia de templo-fortaleza. Muestra del estilo clasicista es el retablo principal, realizado por el arquitecto Mateo de Zabala, o sus capillas.
Desde la plaza de San Juan sale el paseo que recorre el n¨²cleo hist¨®rico de Salvatierra por sus tres calles principales: Mayor, Carnicer¨ªas y Zapatari. Es dif¨ªcil dar m¨¢s de dos pasos sin que alg¨²n edificio llame la atenci¨®n, que en su mayor¨ªa pertenecieron a familias nobles. Como la casa del n¨²mero 46 de la calle Mayor, construida justo tras el incendio por Prudencio Garc¨ªa de Zuazo. Da la impresi¨®n de que quiso dejar constancia del esplendor medieval de la villa, al colocar en los extremos dos grandes mensulones que recuerdan los garitones de las torres almenadas. Y tambi¨¦n porque coloc¨® tres escudos, para que no quedara duda de la trascendencia de su estirpe.
En la siguiente casa naci¨® en 1862 Alejo Ses¨¦, prohombre de Salvatierra, que llev¨® a su pueblo el tel¨¦grafo, el tel¨¦fono y el servicio de correos. Al final de la calle Mayor, aparece una extra?a y divertida escultura de Imanol Marrod¨¢n, La deriva del cielo, una simbiosis de veleta y c¨¢mara de v¨ªdeo panor¨¢mica, con conexi¨®n a Internet, homenaje a Leonardo y a Chillida. Cerca se encuentra el parque que precede a la iglesia de Santa Mar¨ªa, justo al otro extremo del pueblo. Tambi¨¦n de marcado origen defensivo, es la referencia de la entrada norte. Ahora se halla cerrada ya que han aparecido unas grietas en su interior que no permiten la visita.
Despu¨¦s de la visita al casco antiguo, el aficionado a la historia del arte se puede acercar hasta las iglesias de Gazeo y Alaiza para contemplar sus frescos, excelente reflejo de la vitalidad que tuvo el Camino de Santiago en la Llanada alavesa. Cercanas a Salvatierra, en direcci¨®n a Dulantzi, las iglesias conservan las pinturas que cubr¨ªan sus muros, vestigios excepcionales del arte g¨®tico mural.
La aparente sencillez del trazo y la tosquedad de las formas pintadas no han de llamar a enga?o. Las pinturas representan la nueva espiritualidad que hab¨ªan introducido los franciscanos, que trata de acercar Dios m¨¢s a los hombres: frente al quietismo y la severidad del Rom¨¢nico, aparece ahora -en ese siglo XIV- un Dios de rostro m¨¢s humano, m¨¢s natural. Son representaciones simples, destinadas a recordar los principales hechos de los libros sagrados cristianos y de las creencias de la ¨¦poca. El ¨¢bside y el presbiterio de la iglesia de Gazeo recogen distintos momentos de la vida de Cristo.
En Alaiza, los frescos no recuerdan hechos librescos o mitol¨®gicos. Aqu¨ª, el pintor se centra en hechos de su propia ¨¦poca, en reflejar las escenas cotidianas de su alrededor: hombres y mujeres mostrando sus genitales; otro motivo en el que parece que un guerrero viola a una dama; el ataque de unos caballeros -con sus correspondientes armas- a un castillo,...
El mercado de todos los martes
C¨®mo llegar: Salvatierra se encuentra en el centro de la Llanada alavesa, que cruza la N-I, la v¨ªa principal por la que se accede a la localidad. Los visitantes que lleguen desde la Monta?a alavesa o Lizarraldea lo har¨¢n por el puerto de Opakua y la A-2128.
Alojamiento: Salvatierra tiene dos hostales: Jose Mari (945 300042) y Merino (945 300052). Adem¨¢s, se puede ir a los albergues de los claretianos, para 120 personas (945 300214) y de las clarisas (s¨®lo grupos; 945 300062). En otros pueblos de la cuadrilla est¨¢n los agroturismos Mendiaxpe (Araia; 945 304212), Adela Etxea (Ozaeta; 945 317033), Sagasti zahar (Maturana, 945 317158) y Arantza Etxea (Hijona): 945 293094
D¨®nde comer: Adem¨¢s de los citados Jos¨¦ Mari y Merino, en Salvatierra se encuentran La Olla (junto al surtidor 945 312530), Sarayola (945 300080, www.sarayola.com) y Jai Alai (945 300822).
Junto a ellos est¨¢n Zerua (945 312716), Urbasa (945 30 04 24) y ya en Opakua, Periko Etxea (945 301127).
Qu¨¦ hacer: Todos los martes, desde hace 750 a?os, la plaza de Agurain y sus mayores calles se convierten en un mercado animado, donde siempre se pueden hallar frutas y verduras de temporada, quesos de los pastores de la comarca, dulces y frutos secos, calzado y ropa para todas las estaciones.
M¨¢s informaci¨®n: en las webs www.agurain.biz, www.agurain.com y www.lamiradadelviento.com, y en la Oficina de Turismo (945 312535).
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