La po¨¦tica de lo espectacular

No hay duda de que Christo Javacheff (Gabrovo, Bulgaria, 1935) y su compa?era y colaboradora, Jeanne-Claude, emprender¨ªan con gusto el empaquetamiento del monumental dep¨®sito del Canal de Isabel II, aunque puestos a ello, resultar¨ªa tentador que ahora, aprovechando la coincidencia, cubriesen tambi¨¦n la horripilante pir¨¢mide de cart¨®n-piedra y toda la parafernalia fara¨®nica que la acompa?a. Perm¨ªtaseme esta peque?a digresi¨®n, en forma de inocente broma, para dar cuenta del curioso bocadillo cultural de la Fundaci¨®n Canal, donde peri¨®dicamente se embuten lo m¨¢s high y lo m¨¢s low que imaginarse pueda, lo cual convierte en parad¨®jica cualquier convergencia. Lo es, desde luego, que quien proyect¨® separar las aguas del Canal de Suez con un gigantesco muro de barriles de petr¨®leo, cual un nuevo Mois¨¦s de la era industrial, quede literalmente empapelado por un contiguo montaje egipcio al estilo de C. B. de Mille. En cualquier caso, como los extremos se tocan, no deja de tener su chispa esta alianza seguramente para el progreso.

Christo se dio a conocer en el fervoroso Par¨ªs de comienzos de 1960, como uno de los miembros m¨¢s interesantes del Nouveau R¨¦alisme, esa agrupaci¨®n vanguardista, que, siguiendo los pasos del neodada¨ªsmo americano, prepar¨® la irrupci¨®n del pop en el continente europeo. Con una influencia surrealista procedente de Magritte, Christo adopt¨® enseguida una t¨¦cnica de intervenci¨®n urbana donde, por as¨ª decirlo, lo real se superpon¨ªa a lo real, haciendo que sus instalaciones espectaculares mostrasen al alienado ciudadano las contradicciones a las que le somet¨ªa el sistema capitalista. Con el tiempo, no s¨®lo aument¨® su ambici¨®n, sino que supo adaptarse a los sucesivos campos de atenci¨®n que fue fijando la vanguardia, con una inteligente mezcla del conceptualismo y el land-art. De todas formas, lo que le dio la enorme popularidad medi¨¢tica que le ha rodeado los ¨²ltimos treinta a?os fue, no s¨®lo sus famosos proyectos y, a veces, realizaciones de empaquetamientos de los edificios y monumentos m¨¢s emblem¨¢ticos de las grandes metr¨®polis, sino sus acromeg¨¢licas intervenciones en la naturaleza.

No puede pasar inadvertido

ciertamente que alguien corra una cortina descomunal en un valle del Ca?¨®n del Colorado o rodee con pl¨¢stico coloreado unos islotes de la costa de Florida. No obstante, la espectacularidad de los proyectos de Christo es antiespectacular, no por lo que tiene de obvia denuncia pol¨ªtica, sino por su complejo entramado po¨¦tico. En realidad, convierte en po¨¦tica la pol¨ªtica cuando gesta trabajosamente, mediante una lenta tarea de convicci¨®n ciudadana, algunas de sus iniciativas, que, por fuerza, violan m¨¢s las costumbres y las inercias ¨¦tico-est¨¦ticas que los c¨®digos rurales o municipales. La obra es as¨ª m¨¢s el proceso que propiamente el resultado, aunque no se puede negar que este artista muy sensible haya aportado m¨¢s ideas para embellecer el entorno que un congreso internacional de paisajistas. El tama?o y la elecci¨®n del lugar acreditan su identidad pop, pero cualquiera de sus acciones nos revelan al formidable escultor que hay en ¨¦l, que introduce la belleza m¨¢s detonante donde sus colegas s¨®lo han puesto apenas una idea ingeniosa y su aburrida proyecci¨®n serial.

La indudable importancia de la exposici¨®n que exhibe la Fundaci¨®n Canal se debe no s¨®lo a la excelente selecci¨®n retrospectiva de su trayectoria, en la que, junto al testimonio fotogr¨¢fico de sus m¨¢s c¨¦lebres instalaciones, podemos apreciar muchos de sus refinados dibujos preparatorios y otras piezas singulares, entre 1960 y 2000. Hay, pues, en esta muestra un material precioso para conocer la trayectoria de Christo y de Jeanne-Claude, pero, sobre todo, lo imprescindible para ahondar en el sentido po¨¦tico que configura su nada simple trabajo art¨ªstico. Con Fara¨®n o sin Fara¨®n, es una muestra imprescindible para desentra?ar el trasfondo de uno de los m¨¢s caracter¨ªsticos artistas actuales.