El verdugo eficiente e imperturbable
Una pel¨ªcula explora la personalidad del funcionario ingl¨¦s que ahorc¨® a m¨¢s de 400 reos
Albert Pierrepoint, el m¨¢s famoso verdugo brit¨¢nico, llev¨® a la horca a 433 hombres y 17 mujeres en 24 a?os de servicio a la corona brit¨¢nica. Ejecutaba con una t¨¦cnica veloz y eficiente, respetando la dignidad del reo, sin aflojar los nervios ni conmocionarse ante la crueldad de un oficio al que se sent¨ªa destinado. El filme Pierrepoint, con el gran Timothy Spall de protagonista, se adentra en la compleja personalidad de este justiciero que en la vejez reneg¨® de la pena capital.
"Cuando entro en la celda del condenado, dejo a Albert Pierrepoint (1905-1992) fuera", explica el actor ingl¨¦s Timothy Spall, en su papel de verdugo, en la pel¨ªcula. Tambi¨¦n en su autobiograf¨ªa, de 1976, revela el propio Pierrepoint rasgos de una personalidad dual y de la doble vida que llev¨® en sus 24 a?os de servicio prestado a la justicia brit¨¢nica, desde 1932 hasta 1956.
El mariscal Montgomery, que confi¨® a Pierrepoint el ahorcamiento de 200 nazis, dijo: "Nuestras ejecuciones son las m¨¢s eficientes y humanas"
De camino al pat¨ªbulo, clavaba la mirada en el reo, inmovilizaba sus pies y manos, le cubr¨ªa la cabeza con un trozo de tela blanca y le ajustaba la soga al cuello. Accionaba despu¨¦s la palanca de la trampilla hacia la muerte sin desvelar emoci¨®n alguna. Tambi¨¦n impon¨ªa respeto mientras liberaba el cuerpo del ahorcado, revisaba la profundidad de la herida y limpiaba su piel sin vida. "Esta persona ha pagado el precio por sus pecados. Lo que queda de ¨¦l merece ser tratado con dignidad", sol¨ªa decir a sus ayudantes.
A Pierrepoint le enorgullec¨ªa el trabajo bien hecho. Aprendi¨® el oficio de su padre y de su t¨ªo -Henry y Thomas, respectivamente-, y depur¨® la t¨¦cnica hasta convertirse en el m¨¢s eficiente verdugo en la historia judicial brit¨¢nica. Anotaba en un diario detalles de cada ejecuci¨®n, y en 1951 registr¨® su mejor marca: siete segundos tard¨® en ahorcar al preso James Inglis. Era el n¨²mero uno en la lista oficial de justicieros, y la pel¨ªcula del realizador Adrian Shergold lo certifica en una declaraci¨®n atribuida al mariscal brit¨¢nico Montgomery: "Quiero que el mundo sepa que nuestras ejecuciones son las m¨¢s eficientes y las m¨¢s humanas". El c¨¦lebre militar confi¨® a Pierrepoint el ahorcamiento de 200 nazis.
Inglaterra dio trato de h¨¦roe al verdugo de los nazis. Pierrepoint no persegu¨ªa fama, y la s¨²bita popularidad precipit¨® el fin de su doble vida. Hab¨ªa guardado con celo el motivo de tantos viajes, los secretos contenidos en su diario. La horca le hab¨ªa asegurado prestigio entre las autoridades y una mejor posici¨®n social, pero no era tema de conversaci¨®n en casa ni en la calle. Casado y sin hijos, dedica su autobiograf¨ªa "a Anne, mi mujer, que durante cuarenta a?os nunca me hizo preguntas... Le agradezco su lealtad y discreci¨®n".
Pierrepoint se ve¨ªa como un brazo inevitable de la justicia. Sent¨ªa que era un deber a cumplir en la intimidad, una tarea secreta y sagrada, una vocaci¨®n que le hab¨ªa marcado el destino. "Era m¨¢s que un trabajo para ¨¦l. Estaba relacionado con el orgullo, el respeto, el poder, la herencia, el deber e incluso el viajar, porque la clase obrera no viajaba", explica Spall, quien brinda una interpretaci¨®n digna y punzante del verdugo.
Con la paga del Home Office, Pierrepoint pudo dejar su trabajo de repartidor de verduras y adquirir un bar en el norte de Inglaterra. Era jovial delante y detr¨¢s de la barra, le gustaba cantar y hacer gracias a d¨²o con su amigo Tish. Llevaba en secreto el otro negocio, el que implicaba ausencias espor¨¢dicas de su ciudad. En c¨¢rceles de Inglaterra, Irlanda, Austria, Alemania ... ajustici¨® a cientos de sentenciados a morir asfixiados por el cuello.
Colg¨® a un ¨ªntimo amigo
Con el temple imperturbable, ahorc¨® a Derek Bentley y Timothy Evans, indultados a?os despu¨¦s; a Ruth Ellis, ¨²ltima mujer condenada a la pena capital, y, entre otros, al traidor William Joyce. Sigui¨® en la brecha incluso despu¨¦s de colgar a un ¨ªntimo amigo, hasta que finalmente present¨® su renuncia en 1956. Nueve a?os m¨¢s tarde se registraron las dos ¨²ltimas ejecuciones en el Reino Unido, y en 1965 el Parlamento de Westminster aprob¨® la abolici¨®n de la pena capital.
En su autobiograf¨ªa, Pierrepoint no explica los motivos de su dimisi¨®n ni parece arrepentido del papel desempe?ado en la Administraci¨®n de justicia. Pero la experiencia de verdugo le demostr¨® que la pena capital no cumple su objetivo. "Si la muerte fuera disuasoria, yo deber¨ªa saberlo. Todos los hombres y mujeres que he encarado en ese momento final me han convencido de que lo que yo he hecho no ha prevenido un solo asesinato. Si la muerte no sirve para disuadir a una persona, no deber¨ªa preservarse para disuadir a ninguna otra", escribe en el libro.
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