Un dep¨®sito de al menos 10 c¨¦ntimos para botellas de pl¨¢stico, latas y briks: as¨ª debe ser la nueva recogida de envases en Espa?a

Asociaciones empresariales relacionadas con la alimentaci¨®n y la distribuci¨®n han empezado a reunirse con el Ministerio para la Transici¨®n Ecol¨®gica y organizaciones de consumidores con el fin de poner en marcha en toda Espa?a un nuevo sistema de dep¨®sito, devoluci¨®n y retorno (SDDR) para los envases de bebidas. Este paso en el sector de los residuos urbanos, que supone un cambio importante para los ciudadanos y las superficies comerciales, es una obligaci¨®n fijada por la legislaci¨®n espa?ola como consecuencia del incumplimiento de los objetivos europeos de recogida de botellas de pl¨¢stico para su reciclaje. Los requisitos b¨¢sicos vienen marcados por el Real Decreto 1055/2022: los envases afectados son las botellas de pl¨¢stico, las latas y los briks de agua, zumos, refrescos y bebidas energ¨¦ticas y alcoh¨®licas. En cuanto a su funcionamiento, en un plazo de dos a?os, todos estos productos deber¨¢n incorporar en su precio de venta un dep¨®sito de un m¨ªnimo de 10 c¨¦ntimos que los consumidores pagar¨¢n y que luego podr¨¢n recuperar al devolver el envase vac¨ªo. La experiencia en otros pa¨ªses europeos, como Alemania, Noruega o Pa¨ªses Bajos, muestra que estos sistemas SDDR aumentan de forma significativa la recuperaci¨®n de estos residuos para su reciclaje, evitando que acaben tirados en cualquier parte. Pues, de pronto, son dinero.

La normativa no especifica de qu¨¦ forma debe realizarse la devoluci¨®n en Espa?a para que el ciudadano recupere los como m¨ªnimo 10 c¨¦ntimos por cada envase, pero se espera que esto se lleve a cabo con m¨¢quinas instaladas en supermercados e hipermercados. Adem¨¢s, en otros pa¨ªses se permite tambi¨¦n la entrega manual en comercios m¨¢s peque?os que no pueden instalar sistemas automatizados de recogida. En cualquier caso, c¨®mo ser¨¢ la log¨ªstica del sistema espa?ol es lo que deben definir justamente ahora las empresas, para lo cual algunos representantes de compa?¨ªas productoras y distribuidoras est¨¢n viajando a otros pa¨ªses europeos para conocer sus sistemas SDDR.

El principal punto de discusi¨®n en estos momentos se refiere a los dos a?os establecidos por la legislaci¨®n para la implantaci¨®n de este nuevo sistema. A las preguntas formuladas por EL PA?S, las principales asociaciones empresariales que est¨¢n participando en las reuniones ¡ªFIAB (productores de alimentos y bebidas), Asedas (supermercados), Anged (grandes empresas de distribuci¨®n) y Aecoc (fabricantes y distribuidores)¡ª defienden una flexibilizaci¨®n de este plazo, pues argumentan que este es un cambio muy complejo que afecta a unos 25.000 establecimientos de venta (aparte del peque?o comercio). Por su parte, fuentes de Transici¨®n Ecol¨®gica reconocen la complejidad del cambio, pero aseguran que el ministerio no contempla un retraso.

¡°Nosotros estamos de acuerdo en la implementaci¨®n, queremos cumplir los objetivos que nos ha marcado Europa y para ello tenemos que implementar este modelo de SDDR¡±, afirma Cinta Bosch, responsable de Sostenibilidad de Aecoc. Sin embargo, la representante de esta asociaci¨®n de fabricantes y distribuidores tambi¨¦n defiende que ¡°dos a?os nos parece muy ambicioso¡±. ¡°Es verdad que no es un modelo nuevo en Europa, pero el punto de partida cuando se puso en marcha en otros pa¨ªses es distinto del de Espa?a, aqu¨ª el SDDR llega cuando llevamos much¨ªsimos a?os con otro sistema [el contenedor amarillo] y ahora hay que cambiar la mentalidad del consumidor¡±, se?ala Bosch.

Como especifica, la normativa estipula que este nuevo sistema debe ser complementario a los canales ya existentes para la recogida de otros tipos de envases. As¨ª pues, aparte de la complejidad log¨ªstica para los establecimientos comerciales, hay que saber explicar de forma sencilla al ciudadano que con este nuevo sistema una botella de pl¨¢stico de refresco deber¨¢ ser introducida en una m¨¢quina para recuperar el dep¨®sito m¨ªnimo de 10 c¨¦ntimos, pero que habr¨¢ que seguir tirando las botellas de pl¨¢stico de suavizante o detergente al contenedor amarillo y las botellas de vidrio al igl¨² verde. Para ello, la normativa prev¨¦ un etiquetado especial para los envases del SDDR.

Miquel Roset, director de Retorna ¡ªplataforma que desde hace 15 a?os reivindica la creaci¨®n de un sistema de SDDR en Espa?a¡ª, participa en las reuniones del ministerio con las asociaciones empresariales como observador. Seg¨²n reconoce, ¡°hay una buena disposici¨®n de todos para avanzar¡±.

M¨¢s all¨¢ del plazo, hay otras muchas cuestiones que resolver. Desde seleccionar las m¨¢quinas hasta concretar las reglas para su instalaci¨®n en los supermercados e hipermercados o decidir qu¨¦ se va a hacer con el peque?o comercio. No todos los establecimientos tendr¨¢n espacio para las m¨¢quinas. Y puede ser una desventaja que los consumidores tengan que ir a otra tienda para recuperar el dep¨®sito de sus envases. ¡°Estamos viendo qu¨¦ podemos aprovechar de la experiencia de otros pa¨ªses¡±, comenta Bosch, que se?ala que aunque hay casos con una larga trayectoria como Alemania, se est¨¢n fijando mucho en otros pa¨ªses que est¨¢n empezando justo ahora, como Austria.

Seg¨²n Ignacio Garc¨ªa Magarzo, director de la Asociaci¨®n Espa?ola de Distribuidores, Autoservicios y Supermercados (Asedas), ¡°todos los sistemas de SDDR que hemos visto en Europa son interesantes, pero no hay ninguno que se adapte a las particularidades de Espa?a: a nuestra estructura de la distribuci¨®n, h¨¢bitos de los consumidores o n¨²mero de turistas¡±. ¡°Est¨¢ el alem¨¢n, el noruego, el dan¨¦s, el holand¨¦s, el lituano¡­ Hay cosas de unos que valen y otros que no. Si se quiere hacer bien, que el consumidor lo acepte y ayude de verdad a mejorar el cumplimiento de objetivos, hace falta dise?ar un SDDR espa?ol¡±.

Existen tambi¨¦n discrepancias sobre determinadas cuestiones marcadas por la legislaci¨®n. Algunos representantes consideran un error incluir en el SDDR los briks, pues complican mucho la log¨ªstica (y luego no se pueden reciclar por completo por estar compuestos de distintas capas de cart¨®n, aluminio y pl¨¢stico). Tambi¨¦n hay voces que defienden que el dep¨®sito de 10 c¨¦ntimos es demasiado alto para formatos peque?os de bebidas, como las latas de cerveza, en los que puede suponer una subida importante del precio.

Desde el Ministerio para la Transici¨®n Ecol¨®gica inciden en que, como marca la legislaci¨®n, son las empresas que producen estos productos los que deben responsabilizarse de los envases y los que tienen que ocuparse de poner en marcha y financiar el nuevo SDDR. ¡°El ministerio participa en el marco, pero son los productores los que deben dise?ar e implementar el sistema¡±, aseguran fuentes del departamento de la vicepresidenta Sara Aagesen, que explican que tambi¨¦n se espera incluir en las reuniones a las comunidades aut¨®nomas, por tener que encargarse estas de la supervisi¨®n del sistema.

Las empresas distribuidoras constituyen una pieza clave en el desarrollo del SDDR por ser las m¨¢s afectadas por la log¨ªstica y por ser hoy en d¨ªa tambi¨¦n, en algunos casos, productores de bebidas con sus marcas propias. En su caso, los supermercados e hipermercados piden flexibilidad para buscar un modelo adecuado. Inciden en las particularidades de Espa?a, con gran presencia de establecimientos de cercan¨ªa de tama?o mediano.

El director de Asedas subraya que en el pasado ha habido ejemplos de cambios ambientales en supermercados con resultados muy distintos por c¨®mo se llevaron a cabo: ¡°En 2012, Espa?a elimin¨® el 85% de las bolsas de pl¨¢stico que se daban en las cajas dos a?os antes del calendario obligatorio, sin que la administraci¨®n nos dijera c¨®mo hab¨ªa que hacerlo: cada empresa pudo escoger c¨®mo lo hac¨ªa. A?os despu¨¦s, el Gobierno se empe?¨® en que las bolsas para la fruta en los supermercados fueran compostables, antes de que funcionaran de verdad los canales de recogida de residuos org¨¢nicos para que se pudieran compostar¡±, se?ala. ¡°Obligar a anticipar el cambio ha generado unos costes importantes para empresas y consumidores que no eran necesarios y podr¨ªan haberse evitado escuchando a las empresas¡±, defiende.