El Opus Dei desde dentro
Un intento de analizar con objetividad la instituci¨®n fundada por Escriv¨¢ de Balaguer
David Clark ostenta el cargo de "consejero de reforma espiritual", pero su especialidad consiste en rescatar a miembros de las sectas; es ex miembro de un grupo ocultista basado en la Biblia de California del Sur, experto oficial independiente en sectas y ha sido consejero durante m¨¢s de veinte a?os. Adem¨¢s ha contribuido en la redacci¨®n del libro Recovery from cults: help for victims of psychological and spiritual abuse (W. W. Norton, 1993). [C¨®mo recuperarse de las pr¨¢cticas religiosas. Ayuda a las v¨ªctimas de abusos psicol¨®gicos y espirituales]. Uno de los casos m¨¢s destacados que presenta es el de Tammy DiNicola, una numeraria del Opus Dei que viv¨ªa en el Centro de Estudios de Brimfield, Massachusetts, y cuya familia hab¨ªa solicitado ayuda a Clark. En 1990, la familia pidi¨® a DiNicola que volviera a casa para celebrar una fiesta por haberse graduado en el Boston College y a continuaci¨®n le pidieron que hablara con Clark. Al final, DiNicola abandon¨® el Opus Dei y fund¨®, junto a su madre, el Opus Dei Awareness Network [Red de Alerta sobre el Opus Dei], un grupo contrario a la Obra.
'El Opus Dei desde dentro' (Planeta) saldr¨¢ a las librer¨ªas el 16 de mayo. La instituci¨®n religiosa fundada por Josemar¨ªa Escriv¨¢ de Balaguer ha sido objeto de aceradas acusaciones por parte de ex miembros de la misma, de fieles cat¨®licos y de no creyentes. Las diatribas han alcanzado su punto m¨¢ximo a ra¨ªz de la publicaci¨®n de 'El c¨®digo Da Vinci'. John Allen, corresponsal en el Vaticano de la publicaci¨®n brit¨¢nica 'National Catholic Reporter', analiza en su libro los aspectos negativos y positivos del Opus. Es autor de 'C¨®nclave' y 'Todos los hombres del Papa'.
David Clark, un experto episcopaliano, afirma que el perfil de los miembros que ha conocido es de "personas sinceras, que se adaptan bien a lo que el Opus Dei presenta"
Desde el punto de vista de observadores cr¨ªticos, el Opus Dei es un peligroso grupo sectario que somete a sus miembros a una estrecha vigilancia y los a¨ªsla del mundo exterior
Tammy DiNicola no es el ¨²nico miembro del Opus Dei con quien Clark ha trabajado a lo largo de los a?os. Al preguntarle por el n¨²mero de contactos que hab¨ªa tenido, me coment¨® que alrededor de veinte familias con alg¨²n miembro implicado en el Opus Dei hab¨ªan emprendido alg¨²n tipo de investigaci¨®n y, tal vez, hab¨ªa trabajado con doce miembros. Mantuve con ¨¦l una entrevista en mayo de 2004 sobre sus impresiones acerca del Opus Dei.
"La organizaci¨®n muestra una faceta p¨²blica de pertenencia a la Iglesia cat¨®lica y de actuaci¨®n en defensa de la fe. Adopta una l¨ªnea teol¨®gica conservadora y, de hecho, es una parte formal de lo que representa. Sin embargo, para alguien de fuera, resulta dif¨ªcil percibir su mundo interior. Existe un gran esfuerzo pol¨ªtico interno que impide que las personas de fuera puedan ver qu¨¦ ocurre en realidad, y s¨®lo podemos basarnos en los testimonios de ex miembros, ex l¨ªderes y de toda la documentaci¨®n que existe al respecto", afirma Clark.
Clark, que no es cat¨®lico, explica que no se hab¨ªa propuesto ir en contra del grupo. "Sin pretenderlo, a trav¨¦s de familias me enter¨¦ de que estaban analizando qu¨¦ hacer, al ver lo que les estaba pasando a sus hijos".
Din¨¢mica de secta
Entre 1972 y 1974, Clark perteneci¨® a lo que ¨¦l llama una "secta carism¨¢tica", una ramificaci¨®n del Jes¨²s Movement [Movimiento de Jes¨²s] de la d¨¦cada de 1970. Se form¨® en un seminario reformista episcopal de Filadelfia, por lo que cuenta con formaci¨®n teol¨®gica, y la primera vez que oy¨® hablar sobre el Opus Dei reconoci¨® algunas de las mismas distorsiones y t¨¦cnicas que, por su experiencia, le resultaban familiares. Al final, bas¨¢ndose en sus observaciones, concluy¨® que el Opus Dei presentaba "m¨¢s una din¨¢mica de secta que de Iglesia". Por lo general, Clark afirma que el perfil de los miembros que ha conocido es de "personas sinceras, que se adaptan bien a lo que el Opus Dei presenta. Suelen ser verdaderos creyentes y acostumbran a ser bastante sumisos". Comenta que a menudo las familias de estos miembros apoyan en un principio al Opus Dei "porque saben que cuenta con el respaldo de la Iglesia cat¨®lica". Sin embargo, empiezan a ver que algo no va bien, dice Clark, cuando descubren que los miembros de sus familias no pueden volver a casa por vacaciones, cuando tienen un tiempo limitado para hablar por tel¨¦fono y los numerarios afirman haber donado parte de su dinero al Opus Dei. Clark cree, seg¨²n sus conversaciones con algunos miembros, que la Obra ejerce una "influencia excesiva" sobre las personas j¨®venes que ingresan en el grupo, "por lo que la batalla que se libra es una elecci¨®n con pleno conocimiento de causa".
?Hasta qu¨¦ punto el Opus Dei se parece a una secta? "Defiende la ense?anza y la autoridad de la Iglesia cat¨®lica romana -responde Clark-. Normalmente, una secta implica una desviaci¨®n de la tradici¨®n, mientras que el Opus Dei es, en cierto modo, muy tradicional. Sin embargo, en la pr¨¢ctica es diferente, se compromete la libertad de conciencia de todas las personas y puede ser anulada. A menudo, la gente no puede hablar con libertad y las relaciones est¨¢n muy controladas; es como una pel¨ªcula de ciencia-ficci¨®n, las personas parecen clones".
En ese sentido, seg¨²n Clark, sus miembros a menudo conocen m¨¢s el Opus Dei cuando lo abandonan que durante todo el tiempo que estuvieron dentro.
Para Clark, el Opus Dei es "uno de los grupos m¨¢s sofisticados " con los que se ha encontrado. Se trata de un grupo que persigue a los mejores de entre los mejores; a los profesionales; es espeluznante, casi militarista. Adem¨¢s, a Clark le han llegado voces de alarma no s¨®lo de las familias, sino desde el mismo seno de la Iglesia cat¨®lica. Por lo general, cree que implican uno o m¨¢s de los siguientes cuatro puntos: el Opus Dei ejerce un "control de la mente" sobre sus miembros, crea problemas en las familias, algunos miembros tienen grandes dificultades para separarse de la organizaci¨®n y, por ¨²ltimo, perjudica a la Iglesia.
Para Clark, no se trata de impresiones pasadas de moda. Seg¨²n sus palabras, en 2003 recibi¨® varias peticiones de familias.
"Actuar es muy dif¨ªcil. Por lo general, hay un acceso restringido, si no nulo, a todas estas personas. Es dif¨ªcil encontrar tiempo para estar con ellos."
Clark cree que el Opus Dei debe "dirigirse en mayor medida hacia la corriente principal", con un sistema de "controles y equilibrios" que supervisen su vida interna, y un nuevo compromiso hacia "la transparencia". Estableci¨®, adem¨¢s, un paralelismo con las lecciones aprendidas durante la crisis que ten¨ªan como eje central los abusos sexuales en Estados Unidos. "Supervisi¨®n y responsabilidad es aquello que necesita el Opus Dei" (...).
Un 'Rashomon' cat¨®lico
Al o¨ªr hablar sobre el control en el seno del Opus Dei se tiene casi la sensaci¨®n de estar ante una versi¨®n cat¨®lica de Rashomon, la pel¨ªcula de Akira Kurosawa de 1950 que describe un mismo acontecimiento visto por perspectivas diametralmente opuestas [de cada uno de los tres protagonistas].
Desde el punto de vista de observadores cr¨ªticos como Clark y otros ex miembros, el Opus Dei es un peligroso grupo sectario que somete a sus miembros a una estrecha vigilancia, los a¨ªsla del mundo exterior y los programa para consagrar una obediencia absoluta al grupo y a su direcci¨®n.
El ex numerario espa?ol Alberto Moncada se?ala la p¨¢gina www.opuslibros.org, en la que se muestran testimonios negativos de un buen n¨²mero de ex miembros del Opus Dei, algunos de los cuales llevan firma y otros no. "No existe ninguna organizaci¨®n eclesi¨¢stica cuyos ex miembros ataquen tan duramente", afirma Moncada. Incluso Sharon Clasen, una ex numeraria, que desde que abandonara la Iglesia cat¨®lica afirma que El c¨®digo Da Vinci peca de ser demasiado suave con el Opus Dei, "no logra captar la esencia existente del control de mente; no se aprecia toda la manipulaci¨®n".
Otros perciben una realidad muy diferente. Como ya hemos mencionado anteriormente, se calcula que hay 85.491 miembros del Opus Dei en todo el mundo, sin contar a los 164.000 cooperadores y los importantes no miembros que apoyan la organizaci¨®n a trav¨¦s de la oraci¨®n y de otros modos de ayuda, y las 900.000 personas que se calcula asisten a los recogimientos vespertinos, reuniones y otros tipos de medios de formaci¨®n cristiana. Incluso con los c¨¢lculos m¨¢s optimistas, el n¨²mero de ex miembros resentidos se ve eclipsado por la cantidad de miembros y partidarios actuales. Adem¨¢s, abundan los ex miembros que no se muestran molestos con el Opus Dei; que lo abandonaron por diversos motivos personales, pero contin¨²an manteniendo buenas relaciones. En este cap¨ªtulo presentaremos tres ejemplos de ello. Aunque muchos de los comentarios negativos proceden de ex miembros, no significa que todos los ex miembros tengan experiencias negativas que contar.
Por otro lado, no s¨®lo los miembros o colaboradores tienen buenas impresiones; hay miembros de la jerarqu¨ªa de la Iglesia cat¨®lica que a menudo expresan reacciones positivas.
Seg¨²n el arzobispo Ndingi Mwana'a Nzeki de Nairobi, Kenia, al que entrevist¨¦ en septiembre de 2004, "llevan a cabo un trabajo maravilloso, se integran completamente en la sociedad, son muy fieles a la Iglesia y a sus ense?anzas y reciben los sacramentos; adem¨¢s, organizan seminarios y talleres para j¨®venes matrimonios, personas de todo tipo... Personalmente, los apoyo sin reservas porque han sido muy francos conmigo. No estoy de acuerdo con los que los critican, no veo que se esfuercen en absoluto por tomar el control".
Consideremos ahora el testimonio del cardenal Cormac Murphy-O'Connor de Westminster, Inglaterra, la misma di¨®cesis en la que el difunto cardenal Basil Hume promovi¨® unas directrices sobre el Opus Dei en 1981 debido a su preocupaci¨®n respecto al secretismo y su modo de captaci¨®n. Murphy-O'Connor relata sus experiencias as¨ª durante una entrevista en noviembre de 2004: "Creo que han asimilado las cr¨ªticas, y se han vuelto m¨¢s abiertos al tiempo que han mantenido su carisma. De un modo verdadero, m¨¢s que te¨®rico, han colaborado mucho en su deseo de trabajar con los obispos locales. No tiene sentido que se diga que quieren trabajar en oposici¨®n... Los cat¨®licos que he conocido en la organizaci¨®n est¨¢n claramente dedicados al catolicismo y muy comprometidos con el camino particular definido por Escriv¨¢, la misi¨®n de los laicos dentro de sus ¨¢mbitos profesionales".
Lo esencial, seg¨²n Murphy-O'Connor, es que "est¨¢ muy contento de tener el Opus Dei en la di¨®cesis". En enero de 2005, Murphy-O'Connor confi¨® al clero de la Obra la iglesia de Santo Tom¨¢s Moro, situada cerca de la residencia universitaria de Netherhall, en Londres.
Para el observador externo que trata de ser objetivo, el Opus Dei es un tema que cuestiona de manera especial ideas establecidas. Por un lado, no pueden ser desestimadas las voces cr¨ªticas de los que han tenido experiencias de primera mano con el grupo. Por otro, la satisfacci¨®n de miles de miembros y la aprobaci¨®n oficial incluso por parte de obispos que pueden no compartir la espiritualidad del Opus Dei tampoco pueden dejarse de lado.
En este cap¨ªtulo examinaremos las quejas m¨¢s habituales acerca del exceso de control sobre los miembros, en una tentativa de averiguar d¨®nde se encuentra la verdad. A continuaci¨®n trataremos de entender el modo en que las personas pueden percibir esas realidades de una manera tan distinta.
Un breve apunte: pr¨¢cticamente todas las cr¨ªticas relacionadas con el presunto "control" del Opus Dei se concentran en los numerarios, es decir, el 20% de los miembros que viven el celibato y residen en centros de la prelatura. Incluso por una cuesti¨®n log¨ªstica resultar¨ªa dif¨ªcil ejercer cualquier tipo de control sobre los supernumerarios, que cuentan con empleos y familias y viven en sus propias casas. La mayor parte del cap¨ªtulo se centra principalmente en los numerarios.
Obediencia ciega
Algunos j¨®venes que han considerado su vocaci¨®n en el Opus Dei relatan que el control al que se espera que se sometan al principio no se les explica suficientemente, de modo que la forma de vida como numerario s¨®lo se aclara una vez ya comprometidos. John Schneider, por ejemplo, estudia en la Universidad de Notre Dame y comenz¨® a asistir a actos organizados en el Centro de Windmoor durante su primer curso acad¨¦mico para, poco despu¨¦s, pitar [salirse]. "Si me hubieran dicho lo que me exigir¨ªan y me hubieran explicado los acontecimientos que seguir¨ªan, les habr¨ªa dicho: 'Gracias, pero no, muchas gracias", afirma Schneider. "En cambio, a medida que iban transcurriendo los meses, me lo iban explicando todo poco a poco. Personalmente, me parece bien que alguien permita a otra persona dirigir su vida de ese modo, no tengo ning¨²n problema. Mi temor es que no consiguen el consentimiento de las personas de la forma adecuada cuando entras en la organizaci¨®n". Al final, Schneider decidi¨® no continuar como numerario.
Los detractores indican varias t¨¦cnicas de control: a los miembros se les obliga a confesarse s¨®lo con sacerdotes del Opus Dei, seguir la direcci¨®n espiritual de los numerarios y admitir sus defectos delante del grupo; los numerarios deben permitir que se les revise la correspondencia y se les controle el acceso a los libros y a la televisi¨®n, no pueden ser independientes econ¨®micamente puesto que los numerarios dan gran parte de su sueldo al Opus Dei, la pr¨¢ctica de la "correcci¨®n fraternal" equivale a una forma de control social, se anima a los numerarios a seguir el ejemplo de los directores y la comunidad en lugar de favorecer que piensen por s¨ª mismos, y los miembros que quieren dejarlo son perseguidos y amenazados.
Confesi¨®n
Los cr¨ªticos han denunciado que el Opus Dei obliga a sus miembros a confesarse s¨®lo con sacerdotes de la Obra para que ¨¦stos puedan "seguirles la pista". De hecho, no existe este requisito de manera formal, esta regulaci¨®n no aparece en los estatutos o en ning¨²n otro documento de direcci¨®n del Opus Dei. Una regulaci¨®n de este tipo contravendr¨ªa el C¨®digo de Derecho Can¨®nico, que establece en el canon 911: "Todo fiel tiene derecho a confesarse con el confesor leg¨ªtimamente aprobado que prefiera, aunque sea de otro rito".
Sin embargo, se espera habitualmente que, como parte de la rutina, los miembros se confiesen con los sacerdotes del Opus Dei, partiendo de la base de que estos sacerdotes est¨¢n en mejor posici¨®n para saber los compromisos espirituales espec¨ªficos que los miembros han asumido, preguntar con mayor conocimiento sobre algunas cuestiones y dar un consejo espiritual m¨¢s pertinente.
A este respecto existe una cita de Escriv¨¢ en Cr¨®nica, la revista interna para los miembros varones: "Pod¨¦is ir a confesaros con cualquier sacerdote que tenga las oportunas licencias. Sin embargo, no puedo dejar de aconsejaros lo que es m¨¢s conveniente para vuestras almas. En este caso, defiendo la libertad, pero con sentido com¨²n. Todos mis hijos e hijas tienen libertad para ir a confesarse con cualquier sacerdote autorizado por el obispo local y no est¨¢n obligados a decir a los directores de la Obra lo que han hecho. ?Lo har¨ªa una persona que comete ese pecado? ?No! ?Tiene un buen esp¨ªritu? ?No! Est¨¢ en camino de escuchar a malos pastores... T¨² acudir¨¢s a tus hermanos sacerdotes como yo lo hago. Y a ellos les abrir¨¢s de par en par el coraz¨®n, ?podrido si est¨¢ podrido!, con sinceridad, con un deseo profundo de curarte. Si no, esa podredumbre nunca ser¨¢ curada. Si fu¨¦semos a una persona que s¨®lo puede curarnos superficialmente la herida... es porque ser¨ªamos cobardes, porque no ser¨ªamos buenas ovejas, porque ir¨ªamos a ocultar la verdad en perjuicio nuestro, buscando a un m¨¦dico de ocasi¨®n, que no puede dedicarnos m¨¢s que unos segundos, que no puede meter el bistur¨ª, y cauterizar la herida, tambi¨¦n estar¨ªamos haciendo un da?o a la Obra. Si t¨² hicieras esto, tendr¨ªas mal esp¨ªritu, ser¨ªas un desgraciado. Por ese acto no pecar¨ªas, pero ?ay de ti!, habr¨ªas comenzado a errar, a equivocarte. Habr¨ªas comenzado a o¨ªr la voz del mal pastor, al no querer curarte, al no querer poner los medios".
El t¨¦rmino "m¨¦dico de ocasi¨®n" se refiere a que un doctor que no est¨¢ familiarizado con el historial m¨¦dico del paciente. Algunos han interpretado como una referencia despectiva a los sacerdotes que no son del Opus Dei, como si se les calificara de segunda categor¨ªa.
Seg¨²n las personas que interpretan del Opus Dei, expone Escriv¨¢ que, aunque los miembros pueden ir a visitar al sacerdote que quieran, si por costumbre buscan fuera a sacerdotes que no les conocen ni conocen el Opus Dei, probablemente se deba a que no quieren que se penetre profundamente en su interior. Estar¨¢n buscando una experiencia superficial que satisfar¨¢ la exigencia de la confesi¨®n del pecado, pero en realidad no exigir¨¢n la conversi¨®n de coraz¨®n, lo que el te¨®logo alem¨¢n luterano Dietrich Bonhoeffer llamaba "la gracia barata".
En una ocasi¨®n, santa Teresa de ?vila dio un consejo similar a sus monjas: les sugiri¨® que siempre que pudieran se confesaran con un fraile de las carmelitas descalzas, ya que estar¨ªa en mejor posici¨®n para guiarlas. Los miembros del Opus Dei lo consideran, en l¨ªneas generales, una cuesti¨®n de sentido com¨²n, ya que la pertenencia al Opus Dei conlleva recibir su formaci¨®n espiritual.
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