La universidad espa?ola y el '¨ªndice h'
En la secci¨®n Aula Libre, Tom¨¢s Ort¨ªn Miguel explicaba hace unos meses la penosa situaci¨®n de la universidad espa?ola (EL PA?S, 6 de febrero 2006). Raro art¨ªculo sobre la universidad, ya que la prensa es m¨¢s proclive a hacerse eco de los manifiestos triunfalistas de pol¨ªticos y rectores universitarios que de las denuncias minoritarias. Y esto es as¨ª porque, hasta ahora, valorar la calidad de las universidades era dif¨ªcil, ya que no hab¨ªa ning¨²n m¨¦todo que produjera un par¨¢metro sencillo con el que hacer comparaciones. Frente a la complejidad, la capacidad de convicci¨®n de las denuncias es escasa porque los hechos se pueden tomar como opiniones, y mejores opiniones nunca faltan.
Dice el art¨ªculo mencionado que, comparando con las espa?olas, las universidades de Princeton, Berkeley, Stanford o Cambridge son mucho mejores, hacen m¨¢s investigaci¨®n y son m¨¢s ¨²tiles al desarrollo econ¨®mico de los pa¨ªses en los que est¨¢n. No s¨®lo ¨¦stas, otras muchas tambi¨¦n lo hacen. La clave de la cuesti¨®n est¨¢ en el porqu¨¦ o en quien lo dice. Hay clasificaciones de universidades, por ejemplo las que hace The Times, pero el m¨¦todo s¨®lo es escrutable para los expertos. Y algunos de los par¨¢metros usados, como el n¨²mero de premios Nobel de la universidad, suenan a broma en el entorno espa?ol.
Todo esto ha sido verdad hasta el a?o pasado, en el que un f¨ªsico de la Universidad de California en San Diego, Jorge Hirsch, ide¨® el ¨ªndice h, que ya explic¨® Ricardo Garc¨ªa en un art¨ªculo de esta secci¨®n (EL PA?S, 21 de diciembre 2005). Lo interesante es que el ¨ªndice h, aunque creado para evaluar a los cient¨ªficos, puede aplicarse a cualquier tipo de instituci¨®n, a un pa¨ªs o a una regi¨®n para hacer comparaciones, siempre que se hagan dentro de una misma disciplina. Como el ¨ªndice h es muy f¨¢cil de calcular, ahora la sociedad civil puede evaluar a sus universidades y un estudiante esforzado puede saber qu¨¦ facultad puede recompensar mejor su esfuerzo. El ¨²nico problema es que el ¨ªndice confunde al principio por su falta de proporcionalidad, ya que, en valores altos, multiplicar el ¨ªndice por dos equivale multiplicar el ¨¦xito por diez.
Apliquemos este ¨ªndice a Espa?a para averiguar c¨®mo son las facultades espa?olas de Veterinaria en relaci¨®n con las europeas. Por ejemplo, para C¨®rdoba y Le¨®n su ¨ªndice h promedio, eliminando las revistas b¨¢sicas, es de 14. Pero para la Universidad de Bristol, que ocupa el puesto 91 en el mundo y el 30 en Europa, el ¨ªndice h de su facultad de Veterinaria es 40. En las mismas revistas de Veterinaria, incluso las Comunidades de Madrid o Catalu?a tienen s¨®lo 25 y 24, respectivamente, y quedan lejos de Irlanda que tiene 50, con una poblaci¨®n bastante inferior a la de cualquiera de ellas.
Ciertamente, unas disciplinas van mejor y otras peor. Lo bueno del ¨ªndice h es que permite analizarlas una por una; y lo malo es que en Espa?a casi todas salen mal paradas. Se supone que en Espa?a las Matem¨¢ticas son muy competitivas, lo que podr¨ªa explicarse porque la investigaci¨®n en muchas ¨¢reas de esta disciplina no requiere inversiones importantes. Pero el supuesto no es cierto ya que el ¨ªndice h de Espa?a en una selecci¨®n de las mejores 45 revistas de matem¨¢ticas es de s¨®lo 37, cuando para Francia es 90 y para Inglaterra (en sentido estricto) es 102. Nuestra universidad va mal y parece que no es s¨®lo por falta de inversiones.
No faltan quejas de quienes opinan que en Espa?a se publica mucho y se patenta poco, enfrentando las dos actividades. Pero publicar y patentar son frutos de la misma actividad. Es verdad que en Espa?a se publica bastante, pero para patentar hay que trabajar en la vanguardia del conocimiento y no limitarse a publicar datos. Y que en Espa?a se publican muchos datos y poca ciencia ya lo explic¨® Rolf Tarrach en esta misma secci¨®n (EL PA?S 13 de abril de 2005). Lo que el ¨ªndice h ahora constata es que aquello no era simplemente una opini¨®n, sino una realidad, fruto de a?os de errores en pol¨ªtica universitaria y cient¨ªfica. Esta situaci¨®n, que no muestra signos de corregirse, reclama la atenci¨®n urgente de nuestros pol¨ªticos.
Juan Imperial es profesor de Investigaci¨®n del CSIC y Alonso Rodr¨ªguez Navarro es catedr¨¢tico de la Universidad Polit¨¦cnica de Madrid
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