La no discriminaci¨®n, ¨¦sa es la cuesti¨®n
El acuerdo alcanzado entre el Partido Socialista de Andaluc¨ªa e Izquierda Unida permitir¨¢ que en el pre¨¢mbulo del nuevo Estatuto de Andaluc¨ªa se recoja la expresi¨®n "realidad nacional". En efecto, reza: "As¨ª, la Constituci¨®n, en su art¨ªculo 2?, reconoce la realidad nacional de Andaluc¨ªa como una nacionalidad". Esta formulaci¨®n ha irritado al PP, que no cree que haya que ir m¨¢s all¨¢ de la actual denominaci¨®n de nacionalidad, mientras que a los andalucistas les parece absolutamente insuficiente, al ambicionar el concepto de naci¨®n. Mientras el debate se vive en Andaluc¨ªa con bastante indiferencia, en otras zonas de Espa?a muchos han puesto el grito en el cielo. ?Pero c¨®mo Andaluc¨ªa realidad nacional?, repiten, para generalmente mofarse de los andaluces a continuaci¨®n. Olvidan lo que ya ocurriera en 1980, cuando los andaluces consiguieron, en medio de unas circunstancias imposibles, exigir en refer¨¦ndum el mismo nivel de autonom¨ªa que las llamadas por aquel entonces comunidades hist¨®ricas; a saber, Catalu?a, Pa¨ªs Vasco y Galicia. Aquel refer¨¦ndum rompi¨® los privilegios de unos territorios con respecto a otros, y finalmente terminaron todos con unos niveles similares de competencias. Y es que ah¨ª est¨¢ el quid del asunto. A la mayor¨ªa de los andaluces no les preocupa su exacta denominaci¨®n, al tiempo que se sienten tan andaluces como espa?oles, sin ning¨²n tipo de reserva a la hora de considerarse parte indisoluble de la Espa?a constitucional. Pero lo que no est¨¢n dispuestos a aceptar en forma alguna es ning¨²n tipo de discriminaci¨®n con respecto a otras autonom¨ªas. Y como Catalu?a se define realidad nacional, pues nosotros, tambi¨¦n. ?Que es una barbaridad? Pues que no se le hubiese concedido a los catalanes. ?Que ellos s¨ª? Pues nosotros, tambi¨¦n. Muchos critican este mimetismo, pero la sabidur¨ªa popular aconseja no despegarse del pelot¨®n de cabeza, por lo que pudiera pasar en el futuro.
Hace m¨¢s de un a?o, Manuel Clavero, Rafael Escudero, Alejandro Rojas Marcos y el que este art¨ªculo escribe encabezamos la Plataforma "Andaluces, Levantaos", que ten¨ªa por objeto impedir discriminaci¨®n alguna para con Andaluc¨ªa en el proceso de reformas estatutarias en el que nos adentr¨¢bamos. ?ramos sabedores, por aquel entonces, de que muchas personalidades del Estado eran proclives a conceder a Catalu?a, Pa¨ªs Vasco y Galicia un estatus algo superior a las dem¨¢s, con el objetivo de satisfacer para siempre el deseo de conseguir un singular privilegio dentro del concierto espa?ol. Exactamente al igual que consagrara la Constituci¨®n del 78 con las del art¨ªculo 151 con respecto a las del art¨ªculo 143. Dicho de otra forma, Andaluc¨ªa pod¨ªa perder el nivel que hab¨ªa alcanzado tras el 28-F. El pueblo andaluz no hubiese aceptado ese retroceso. Convencidos del desgaste pol¨ªtico que hubiese sufrido el que permitiera la discriminaci¨®n, el Gobierno de Chaves introdujo lo de "realidad nacional", que es como se define a Catalu?a. No pod¨ªa hacer otra cosa si no quer¨ªa que el corral se le revolviera en contra. Creo que ha acertado. Los socialistas andaluces sonr¨ªen ahora viendo c¨®mo la postura de populares, por un lado, y andalucistas, por otro, centra su propuesta, que saldr¨¢, a buen seguro, aprobada en las Cortes. Y que nadie lo dude, el Estatuto ser¨¢ validado en las urnas. Basta con que se extienda la idea de la no discriminaci¨®n para que la participaci¨®n se anime. Que en esto, los andaluces somos muy sensibles.
El PP, coherente con su postura nacional, corre un alto riesgo de no ser entendido en Andaluc¨ªa. Por m¨¢s que h¨¢bilmente intente argumentar que no apoya el Estatuto porque consagra diferencias con Catalu?a, a la hora del refer¨¦ndum muchos de sus votantes se terminar¨¢n decantando por el s¨ª, sobre todo si bajan muchos dirigentes populares nacionales durante la campa?a. Declaraciones como las de Mayor Oreja relacionando la realidad nacional andaluza con el retorno del islam se convierten de forma autom¨¢tica en una oleada de votos a favor del s¨ª. Entre "realidad nacional" s¨ª o no, no cabe duda de que a los andaluces les viene mejor tener tantos galones en la solapa como el que m¨¢s. Realidad nacional, s¨ª, sin duda alguna. A todas luces tenemos tanto derecho como el que m¨¢s, am¨¦n de suficientes razones hist¨®ricas o pol¨ªticas para ello.
EL PA tiene raz¨®n cuando afirma que en el pre¨¢mbulo catal¨¢n hace referencia al acuerdo del Parlament en el que se denominan naci¨®n. Mejor todav¨ªa que "realidad nacional" hubiese sido incorporar una f¨®rmula que a¨²n nos acercara m¨¢s a la opci¨®n aprobada para los catalanes aunque fuese a simple t¨ªtulo denominativo, sin consecuencia jur¨ªdica alguna. Pero tambi¨¦n corren los andalucistas un alt¨ªsimo riesgo al oponerse al t¨¦rmino realidad nacional, por m¨¢s razones que pudieran tener. Ellos lo saben y prefieren mantener su coherencia para tener las manos libres el d¨ªa de ma?ana. Ellos sabr¨¢n.
Lo substancial del debate no ser¨¢ la consideraci¨®n pol¨ªtica o jur¨ªdica que se le otorgue al t¨¦rmino naci¨®n o realidad nacional; lo m¨¢s importante ser¨¢ el que no se permita discriminaci¨®n alguna. Por eso, lo mejor para todos ser¨ªa retrasar la aprobaci¨®n de nuestro Estatuto hasta que supi¨¦ramos c¨®mo queda tambi¨¦n el vasco, e intentar mientras tanto un acercamiento con el PP y el PA. Un Estatuto debe salir con el m¨¢ximo consenso posible, y con el ¨²nico apoyo de IU nacer¨ªa algo cojo. Y que nadie lo dude: en cualquier circunstancia, Andaluc¨ªa debe aspirar al m¨¢ximo techo de competencias y autogobierno que se le conceda a cualquiera de las restantes comunidades aut¨®nomas. Denominaci¨®n nacional incluida, por supuesto.
Manuel Pimentel es editor y ex ministro del PP
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