La bailarina misteriosa
Fue un enigma mientras vivi¨® y en cierta manera contin¨²a si¨¦ndolo, porque a pesar de haber sido famos¨ªsima, muri¨® en ese olvido que toca el fracaso, tan desdichadamente t¨ªpico de los espa?oles m¨¢s singulares y distintos. Se dec¨ªa que su nombre de artista ven¨ªa de un error de imprenta, mantenido por la supersticiosa, de tal modo que donde deb¨ªa decir "T¨®rtola Venecia", qued¨® T¨®rtola Valencia. Acaso lo invent¨® un amigo y ella lo acept¨®. Quiso una leyenda y la fue cultivando. D'Ors dec¨ªa que la leyenda es la ¨²nica manera de defenderse del olvido. Se dec¨ªa, en alguna entrevista, hija de un Grande de Espa?a y de una gitana. Cosas rom¨¢nticas y oscuras. Hoy sabemos que se llam¨® de verdad Carmen T¨®rtola Valencia y que naci¨® en Sevilla (hija de catal¨¢n y andaluza) en 1882. Sus padres buscaban fortuna, y cuando ella ten¨ªa tres a?os se trasladaron a Londres. All¨ª terminaron dej¨¢ndola provisionalmente prohijada por una familia burguesa mientras ellos daban el salto a M¨¦xico, en busca de fortuna, donde murieron ambos poco despu¨¦s. El camino de la leyenda quedaba abierto. T¨®rtola estudi¨® en Inglaterra y debut¨® en Londres, como refinada bailarina espa?ola, en 1908.
T?RTOLA VALENCIA. UNA MUJER ENTRE SOMBRAS
Mar¨ªa Pilar Queralt
Lumen. Barcelona, 2006
185 p¨¢ginas. 17 euros
Su gran ¨¦xito en Europa y en Espa?a ocurri¨® durante la belle ¨¦poque y los primeros a?os veinte, sus ¨¦xitos finales en Am¨¦rica, donde hizo numerosas tourn¨¦es, bailando por ¨²ltima vez en Quito en 1930. Sus bailes -que a menudo coreografi¨® ella misma, porque dibujaba muy bien- fueron siempre ex¨®ticos y misteriosos como la Danza incaica, o con t¨ªtulos a¨²n m¨¢s singulares como Kismet o Lakm¨¦. En realidad es una de las revolucionarias de la danza, en su ¨¦poca, a medio camino entre Mata-Hari, que interpret¨® tambi¨¦n danzas orientales, e Isadora Duncan. Sus amigos fueron siempre poetas y artistas. De su vida sentimental, siempre soltera, nada se sabe, m¨¢s que su singular amistad final con la catalana ?ngeles Magret-Vil¨¢, a quien conoci¨® en 1928, y a la que amadrin¨® y dej¨® como heredera, tras el final de la Guerra Civil.
Por entonces, retirada en su torre del barrio barcelon¨¦s de Sarri¨¢, era ya pasto del olvido y por miedo, nos dice Pilar Queralt, procur¨® borrar de su memoria y de los ¨¢lbumes que coleccionaba ?ngeles, y que se conservan, todo lo que pudiera ser comprometido, y no era poco, de su anterior vida mundana, cuando la acusaban de bailar "danzas lascivas" y hac¨ªa tr¨ªo p¨²blico con dos reconocidos homosexuales, el novelista Antonio de Hoyos y Vinent (marqu¨¦s y ¨¢crata, con quien lleg¨® a decirse que se iba a casar) y Pepito Zamora, uno de los m¨¢s famosos dibujantes y dise?adores de ese tiempo. Todo ello aparece en la novelita en clave de Hoyos La zarpa de la Esfinge, de 1915. Zuloaga la retrat¨®. Como los carteles publicitarios de Maja de Myrurgia. Le dedicaron poemas, entre otros, Rub¨¦n Dar¨ªo (La bailarina de los pies desnudos), Valle-Incl¨¢n, Villaespesa, Santos Chocano, Ram¨®n L¨®pez Velarde y hasta P¨ªo Baroja. Y hablaron de ella, en entrevistas o art¨ªculos, desde Nijinsky o Elenora Duse hasta Raquel Meller, Romero de Torres o Maurice Maeterlinck. Copio una de las declaraciones de Valle: "T¨®rtola Valencia es una armon¨ªa sublime, el m¨¢s grande de los poemas vivos en todas las mitolog¨ªas y religiones".
Carmen T¨®rtola Valencia muri¨® olvidada en su casa de Sarri¨¢, siempre con su hija/amiga, de una insuficiencia cardiaca en marzo de 1955. Gonz¨¢lez-Ruano dijo que era a¨²n morfin¨®mana. Su mundo hab¨ªa desaparecido y Espa?a no era el pa¨ªs mundano que pudo so?ar. Su peculiar personaje extravagante pertenece a una Espa?a cosmopolita, ni de derechas ni de izquierdas, hija sobre todo de una moral distinta (no del rancio catolicismo cerrado) que siempre ha tenido dificultades para ser y aflorar. Quiz¨¢ T¨®rtola Valencia perteneci¨® a una "tercera Espa?a" (ni la una ni la otra) que no ha sido a¨²n suficientemente estudiada. Recomiendo el libro de Pilar Queralt, aunque es cierto que queda todav¨ªa mucho que saber sobre la bailarina heterodoxa.
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