El orden del sinsentido
Suele responder Mario Bellatin (1960), cuando se le pregunta por la singular naturaleza de su narrativa, que hace todo lo posible para que los lectores no le crean, justamente todo lo contrario que declaman los escritores de bajo vuelo. Bellatin ha nacido en M¨¦xico, sus padres son peruanos, pero ha vivido varios a?os en el pa¨ªs azteca hasta su regreso a Per¨², los suficientes, parece, como para que algunos ant¨®logos lo incluyan en la literatura mexicana, como as¨ª sucede con un cuento suyo (que recomiendo para ir entrando en materia, se trata de 'Bola negra', en el cuarto volumen de Peque?as resistencias). Su literatura tiene tambi¨¦n algo de textura indefinida, neutra estil¨ªsticamente, como si no tuviera origen, salvo la austeridad radical, provocadora, lacerante que s¨ª tiene tradici¨®n identificable. Tambi¨¦n, para entender su po¨¦tica, puede leerse un relato largo de setenta p¨¢ginas titulado 'Perros h¨¦roes. Tratado sobre el futuro de Am¨¦rica Latina visto a trav¨¦s de un hombre inm¨®vil y sus treinta Pastor Belga Malinois'. Sugiero esta lectura para que comprueben c¨®mo se puede hacer una literatura a la que no se crea, pero que se entienda perfectamente. Setenta min¨²sculas p¨¢ginas donde todo es absurdo, desde el hombre inm¨®vil que da instrucciones, su madre y hermana que ordenan bolsas de pl¨¢stico, hasta la curiosidad por saber cu¨¢ntos perros de raza Pastor Belga Malinois cabr¨ªan en una nave espacial, pero con un enorme sentido narrativo y moral. Los relatos m¨¢s despojados de Kafka parecer¨¢n rom¨¢nticos al lado de este ins¨®lito texto. Por algo algunos colegas llaman al estilo de Mario Bellatin el "estilo bellatinesco".
DAMAS CHINAS
Mario Bellatin
Anagrama. Barcelona, 2006
98 p¨¢ginas. 10 euros
Ahora tenemos para comentar su nueva novela, Damas chinas. Su historia, narrada en primera persona, nos habla de un ginec¨®logo que, aburrido de su vida familiar, mata las horas libres visitando prost¨ªbulos. Tiene una mujer con la que parece que ya se han dicho todo, una hija que est¨¢ punto de casarse y un hijo adolescente, que ha descubierto como un prometedor horizonte vital, la estafa. El relato discurre en un tono anodino, como la existencia del narrador, incluidas sus aventuras clandestinas. Pero un d¨ªa, esa monoton¨ªa comienza a virar hacia un costado incierto. En el consultorio, mientras la enfermera prepara a una paciente, su hijo, un ni?o, le cuenta al ginec¨®logo una historia que le acaba de ocurrir. El lector tendr¨¢ que esperar hasta la segunda parte de la novela para conocer esa historia y, sobre todo, para saber por qu¨¦ se integra en la novela, es decir, saber cu¨¢l es su funci¨®n. No voy a contar la historia. Cuando el lector la lea probablemente no le vea ninguna funci¨®n, pero s¨ª que ser¨¢ atrapado por ese sentido magn¨¦tico que tienen algunos relatos cuando lo que les importa esencialmente es desconcertar, crear dudas, abrir un espacio de conjeturas y porfiar tan saludablemente para que "no te crean". Damas chinas es una novela corta, g¨¦nero en el que Bellatin es un experto creador. Pero en tan poco trecho, Bellatin crea una especie de caos narrativo, donde nada parece tener sentido, incluida su exasperante frialdad, caos que a la postre se va ordenando con fascinante precisi¨®n. El estilo "bellatinesco" consiste aqu¨ª, creo, en hacer una novela como formada por varias novelitas. Un sutil truco que a la larga termina otorg¨¢ndole al texto cuerpo y esp¨ªritu. La novela del ginec¨®logo, la novela m¨¢s peque?a del ni?o que cuenta su historia, la novela a¨²n m¨¢s peque?a de una anciana que a su vez cuenta otra novela, y as¨ª hasta que al final todo encaja. La sinraz¨®n de la existencia encuentra en un relato imprevisible una l¨®gica y un consuelo, si no m¨¢s esperanzadores, s¨ª m¨¢s llenos de humanidad.
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