Para Dios y la tierra

Hacia finales del siglo XIX, entre la poblaci¨®n rural de Suecia, ortodoxamente protestante, floreci¨® un movimiento de renovaci¨®n religiosa que llev¨® a pueblos enteros de arraigados campesinos a viajar a tierra santa para esperar all¨ª la llegada de Jesucristo. Los piadosos emigrados buscaban la Jerusal¨¦n celestial y se encontraron con un lugar m¨ªsero, sucio, ruinoso, bajo el mando indolente de los pach¨¢s otomanos. All¨ª, entregados a la salvaci¨®n de sus almas, sufrieron lo indecible, tanto a causa del clima inacostumbrado como por el cambio radical de sus vidas en un paraje des¨¦rtico.

La fascinante historia de esta

aventura inspir¨® la novela que fund¨® la fama mundial de Selma Lagerl?f. De origen campesino, la escritora recre¨® en Jerusal¨¦n las peripecias de un pu?ado de pueblerinos agrupados alrededor de un personaje de talla ¨¦pica, Ingmar Inmarsson, desde su existencia hacendosa en la comarca de Dalarne hasta el profundo choque cultural producido por la convivencia ca¨®tica en Medio Oriente. Pero, si bien las descripciones de los bosques septentrionales y las costumbres rurales poseen un innegable encanto, el ¨¦nfasis y el manique¨ªsmo aplanan el relato, de por s¨ª rico de personajes y an¨¦cdotas, hasta el rid¨ªculo. Con moralina empalagosa e incontrolado pathos acomete la idealizaci¨®n de la naturaleza y la glorificaci¨®n de la vida sencilla dedicada a Dios y a la tierra. Tanto el estilo narrativo como la caracterizaci¨®n de los personajes son de desalentadora simpleza, debido al gusto de la autora por los amores desgarrados y los cuentos de gnomos. Y, definitivamente, la tradici¨®n de las sagas n¨®rdicas est¨¢ en abierta contradicci¨®n con la aguda problem¨¢tica social-religiosa que plantea la novela.

Lagerl?f, primera mujer galardonada con un Premio Nobel, permanece en la memoria del lector como la autora del pedag¨®gico El maravilloso viaje de Niels Holgersson; los cin¨¦filos tal vez recuerdan la versi¨®n cinematogr¨¢fica de su primera novela, La saga de G?sta Berling, gracias a la fulgurante aparici¨®n de una jovenc¨ªsima Greta Garbo. En Jerusal¨¦n, Lagerl?f exhibe una narrativa de claros tintes rom¨¢nticos, que est¨¢ lejos del naturalismo del momento y, desde luego, a a?os luz del lenguaje moderno del Niels Holgersson. Publicada en dos entregas entre 1901 y 1902, despliega una visi¨®n del mundo ordenado a la antigua, anacr¨®nica ya incluso para su ¨¦poca. As¨ª como la novela juvenil de Lagerl?f ha perdurado, su obra restante ha ca¨ªdo al ba¨²l de las antiguallas; y, le¨ªda hoy, se dir¨ªa que yace ah¨ª por razones m¨¢s que comprensibles.