Mercosur, a la papelera
Lamentablemente, Am¨¦rica Latina se est¨¢ desestructurando. Con la excepci¨®n de Centroam¨¦rica, las pocas estructuras regionales que hab¨ªa se est¨¢n disolviendo. La primera, el Mercosur, nacido en 1991, se est¨¢ desmoronando debido a intereses enfrentados, pero tambi¨¦n a la manera en que la Argentina de Kirchner est¨¢ tratando a sus socios. La disputa por la construcci¨®n de dos papeleras en Uruguay parece ser m¨¢s efecto que causa de esta actitud de una Argentina que se est¨¢ quedando sin aliados y que ve¨ªa a Uruguay como una provincia dependiente y no como un pa¨ªs, peque?o, pero con opini¨®n propia. Mercosur nunca funcion¨® bien, y le ha faltado institucionalizarse m¨¢s. Pero, m¨¢s all¨¢ de las ventajas comerciales para uno u otro, era y es un marco necesario, aunque deb¨ªa haber encontrado un mecanismo para compensar la desigualdad entre los grandes miembros, a comenzar por Brasil -el m¨¢s interesado y que mira con recelo el ¨¢rea de libre comercio continental (ALCA) patrocinada por Washington-, y los peque?os y decepcionados, como Paraguay o el Uruguay de Tabar¨¦ V¨¢zquez. ?ste, ante el maltrato por Kirchner, ha mostrado un nuevo inter¨¦s por pasar de miembro a asociado en Mercosur y por un acuerdo bilateral con Estados Unidos. No conviene pensar que Washington ignora todo lo que est¨¢ ocurriendo. M¨¢s bien lo que, hoy por hoy, favorece son acuerdos bilaterales, como los que tiene con Chile, Colombia y otros pa¨ªses.
La tercera v¨ªa es la que impulsan Ch¨¢vez -que est¨¢ dinamitando la Comunidad Andina de Naciones (CAN)- y Castro, ll¨¢mese ALBA (Alternativa Bolivariana para las Am¨¦ricas) o Tratado de Comercio de los Pueblos, al que se ha sumado -veremos si por conveniencia o convicci¨®n- el boliviano Evo Morales, poco antes de anunciar la nacionalizaci¨®n de los hidrocarburos. Ch¨¢vez tiene un dise?o de Am¨¦rica Latina en la cabeza y ha impulsado proyectos como PetroAndina, PetroCaribe y PetroSur, y ahora anuncia una alianza energ¨¦tica con Bolivia. En parte, el futuro de esta asociaci¨®n de populismos, que pretende extender la llamada revoluci¨®n bolivariana con la chequera de un petr¨®leo a 60, 70 d¨®lares el barril o m¨¢s si se ataca Ir¨¢n, depende para su futuro, al menos en parte, de quien gane en Per¨², en cuyas elecciones Venezuela intenta influir. Si triunfa en la segunda vuelta el populista, militarista y mesi¨¢nico Ollanta Humala, el chavismo se ver¨¢ reforzado a escala continental. Si vence el socialdem¨®crata Alan Garc¨ªa, el proyecto se ver¨¢ frenado. No deja de ser una paradoja que Garc¨ªa se convierta ahora en muro de contenci¨®n de esos populismos, muestra de que el giro a la izquierda de Am¨¦rica Latina no es igual para todos. Bachelet, Lula, y el propio Kirchner, tienen poco que ver con Ch¨¢vez o Morales.
En Am¨¦rica Latina se est¨¢ librando un pulso entre esos tres conceptos para la regi¨®n: el cubano-chavista, el de estructuras regionales como Mercosur, y el de acuerdos bilaterales que impulsa EE UU. La Uni¨®n Europea, que esta semana celebra su cumbre con Am¨¦rica Latina, ha apostado siempre por estructuras de integraci¨®n regional y se siente inc¨®moda ante la crisis de Mercosur. En su d¨ªa, desde fuera, Felipe Gonz¨¢lez luch¨® por impulsarlo y mantenerlo a flote. Hoy ser¨ªa una tarea para Zapatero. El propio De Gaulle habl¨® en su d¨ªa de Estados Unidos como del "federador externo" de Europa. No hay nada vergonzante en ello. Pero no se ve en el horizonte ninguno que pueda cumplir esta labor para las diversas Am¨¦ricas. El eje Brasil-Argentina es necesario, pero como en Europa el franco-alem¨¢n, est¨¢ en crisis y no es suficiente. El caso es que en la regi¨®n s¨®lo hay, hoy, tres visiones estrat¨¦gicas: la de Brasil y Lula; la de Ch¨¢vez y Castro; y la de un Washington que comienza a despertar sobre su ignorancia del Sur. ?Cu¨¢l se impondr¨¢? Depender¨¢ bastante del otro extremo geogr¨¢fico: que Argentina apueste a fondo por un marco institucional superior a s¨ª misma. aortega@elpais.es
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