"Somos los segundones"
McLaren, t¨¦cnico del Middlesbrough y pr¨®ximo seleccionador ingl¨¦s, ve al Sevilla ¨²nico favorito
Steve McLaren es pelirrojo. Naci¨® en York hace 45 a?os y cuando era joven le apodaban Sid. El sobrenombre ten¨ªa su explicaci¨®n. Sus compa?eros del Hull apreciaron que ten¨ªa un cierto parecido f¨ªsico con Sid Vicious, bajista del grupo punk de los a?os setenta Sex Pistols, muerto por sobredosis de hero¨ªna mientras aguardaba el juicio por haber acuchillado en un hotel neoyorkino a su novia, Nancy Spungen. Al margen de ese anecd¨®tico aire a uno de los mitos m¨¢s absurdos del rock and roll, McLaren es un hombre de orden, devoto de la familia, que s¨®lo se permite en alguna noche especial un vaso de vino tinto.
El pasado s¨¢bado, en un pasillo del estadio Riverside, conversaba con los periodistas espa?oles. Urgido por un corresponsal decidi¨® conversar unos minutos en tierra de nadie. "El Sevilla es bueno, es favorito", dec¨ªa sin que nadie le hubiese preguntado por ese asunto. Ayer, en la conferencia oficial repiti¨® el argumento: "Somos los segundones". En ambas ocasiones vest¨ªa un traje de corte convencional gris. A McLaren no le gusta llamar la atenci¨®n. Pero tampoco hacer el rid¨ªculo. Contrat¨® en su momento, cuando su fama empezaba a crecer en el Reino Unido, a un comentarista televisivo para que le ense?ase a hablar. A gesticular, por ejemplo. A subrayar con elocuencia las palabras, aunque estas sean un cl¨¢sico del f¨²tbol: "Los m¨¢s peligrosos del Sevilla son Kanout¨¦ y Saviola", dice. Y prosigue: "Los jugadores espa?oles tienen muchos recursos". Ni una palabra, sin embargo, dedicada a Downing, el ¨²nico de sus chicos incluidos por Sven Goran Eriksson en la lista provisional de seleccionados para el Mundial de Alemania. Un campeonato que ¨¦l tutelar¨¢. En el momento que Inglaterra caiga eliminada, McLaren ser¨¢ oficialmente el titular del cargo de seleccionador.
Cuando su fama empez¨® a crecer contrat¨® a una estrella televisiva para que le ense?ase a hablar
Los futbolistas del Middlesbrough no le van a echar mucho de menos, lo que no quita para que en p¨²blico aprecien que ganar esta noche el t¨ªtulo de la UEFA ser¨ªa un "buen regalo" para el entrenador. Eso dijeron el defensa Rigott y el centrocampista Parnaby, que fue a¨²n m¨¢s hiperb¨®lico: "Queremos darle una despedida a lo grande". El espa?ol Mendieta, que se perder¨¢ el choque por lesi¨®n, no dedica muchas palabras a McLaren, sino a Southgate y a Boateng. En opini¨®n del espa?ol, son los dos l¨ªderes en el campo. El holand¨¦s est¨¢ pendiente de si se renueva su contrato o no. Sobre la l¨ªnea ofensiva, Mendieta es m¨¢s cauto a la hora de dar nombres. "Ha variado mucho la alineaci¨®n arriba este a?o", dice. Sin embargo, parece que los dos puestos de vanguardia ser¨¢n para Hasselbaink y Viduka.
Lo cierto es que nadie guarda a McLaren un especial afecto en la caseta. "Este es un quipo muy unido", alega el t¨¦cnico enojado ante la sugerencia de que exista alguna desavenencia entre ¨¦l y sus chicos. Y, sin embargo, fuentes del vestuario son cr¨ªticas con el preparador. No tanto en el terreno personal, en el que le reconocen algunas virtudes, como en el de los planteamientos t¨¢cticos. Tampoco los hinchas son muy partidarios de su t¨¦cnico: "Saca poco rendimiento a una gran plantilla", dice uno de esos incondicionales que hace cola en la tienda oficial del club. La prensa tambi¨¦n es muy cr¨ªtica con McLaren. Se le acusa de mediocridad.
McLaren insiste en su discurso. La v¨ªctima es el Middlesbrough. Los buenos son los del Sevilla. Los suyos son gente, "atacante" pero "limitada", mientras que seg¨²n las palabras del t¨¦cnico, el equipo andaluz es una suerte de naranja mec¨¢nica dotada de todos los recursos. Stuart Parnaby no ve exactamente as¨ª el asunto, aunque reconoce que su equipo no puede fiarse de sus remontadas -ha recuperado hasta en cuatro ocasiones marcadores adversos en la competici¨®n-: "Tendremos que encajar menos goles que en eliminatorias pasadas, pues no siempre vamos a tener la suerte de sar la vuelta al marcador". Por otra parte, McLren conf¨ªa en que el ¨¢rbitro sea permisivo y deje a su portero, Schwarzer, jugar con una aparatosa m¨¢scara protegi¨¦ndole la cara.
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