Dos viejos enemigos y una sola historia
Los estudiantes de Francia y Alemania comparten el mismo manual sobre la posguerra
Se trata de un manual de Historia franco-alem¨¢n, pero no de un manual de la historia franco-alemana", precisa de entrada uno de los dos directores de la obra, el historiador franc¨¦s Guillaume le Quintrec. El libro, de 336 p¨¢ginas repletas de ilustraciones y acompa?ado de un CD-ROM que propone y desarrolla 40 temas de selectividad, ya podr¨¢ utilizarse durante el curso 2006-2007. "En Francia no es obligatorio porque no hay manuales obligatorios y cada profesor elige el que estima mejor. En Alemania, los 16 l?nder tienen competencias para dar el pl¨¢cet o visto bueno a esos manuales", explica Le Quintrec, al tiempo que a?ade que "lo que s¨ª es oficial y obligatorio es el programa".
El libro nace de una proposici¨®n del Parlamento franco-alem¨¢n de j¨®venes reunido para celebrar el 40? aniversario del Tratado del El¨ªseo
El libro nace de una iniciativa juvenil, de una proposici¨®n formulada por el Parlamento franco-alem¨¢n de j¨®venes reunido para celebrar el 40? aniversario del Tratado del El¨ªseo. El canciller Schr?der y el primer ministro Jean Pierre Raffarin la adoptaron en la perspectiva de una construcci¨®n conjunta del pasado y de la memoria europea.
Este primer manual habla de "la Europa y el mundo desde 1945". Eso significa que est¨¢ la elecci¨®n como canciller de Angela Merkel o las consecuencias del no franc¨¦s a la Constituci¨®n Europea. En fase de elaboraci¨®n muy avanzada, otros dos vol¨²menes pensados para los dos cursos anteriores a la selectividad. "En un caso, el corte va de 1850 hasta 1945, y en el otro, de la Grecia cl¨¢sica hasta 1850". Los equipos de historiadores, dirigidos por Le Quintrec y Peter Geiss, han descubierto que les era mucho m¨¢s f¨¢cil ponerse de acuerdo en la selecci¨®n de datos, hechos y personas que en la manera de exponerlos.
"El nivel de la ense?anza en los dos pa¨ªses es comparable, pero la tradici¨®n francesa es la del curso magistral acompa?ada de una voluntad de enmarcar de manera estricta el trabajo del alumno, orient¨¢ndole hacia lo que se estiman temas centrales o nudos de problemas; los alemanes tienden a conceder mayor libertad al alumno, a exigirle que argumente m¨¢s por iniciativa propia. En el curso se da menos informaci¨®n y los manuales son m¨¢s prolijos. Creo que, al final, los alemanes han acabado por ser sensibles a nuestra ret¨®rica y nosotros hemos aprendido a mostrarnos abiertos a otras formas de interrogarse", resume Le Quintrec.
Dividido en cinco partes y 17 cap¨ªtulos, el manual organiza los temas en torno a los a?os de la inmediata posguerra mundial (de 1945 a 1949); se interesa luego por Europa en un mundo bipolar, es decir, el de la guerra fr¨ªa (1949-1989), para luego ver los retos del Viejo Continente ante un mundo globalizado (de 1989 a nuestros d¨ªas). La cuarta parte habla de las transformaciones t¨¦cnicas, econ¨®micas, sociales y culturales desde 1945, y la quinta y ¨²ltima es estrictamente franco-alemana, abordando la evoluci¨®n pol¨ªtica de los dos pa¨ªses, comparando sus ¨¦xitos y fracasos econ¨®micos y sociales para desembocar en diez p¨¢ginas sobre la colaboraci¨®n entre "los antiguos enemigos convertidos en socios".
Dejar de ser arma pol¨ªtica
La utilizaci¨®n de la Historia como arma pol¨ªtica da una especial significaci¨®n a la iniciativa. "Los manuales de Historia han jugado y juegan un papel importante en la construcci¨®n de las identidades nacionales. Durante los a?os de la guerra fr¨ªa la naci¨®n parec¨ªa no tener lugar entre dos bloques en los que reinaba un universalismo supranacional. Hoy, la naci¨®n vuelve a tener protagonismo. En ese contexto, los manuales sirven, en el mejor de los casos, para comprender c¨®mo se ha constituido una comunidad nacional, y, en el peor, para fabricar e imponer una versi¨®n oficial de la Historia". Le Quintrec recuerda, en ese sentido, c¨®mo Milosevic utiliz¨® una derrota de los serbios ante los turcos de 1389 para dotar de legitimidad a su pol¨ªtica, o c¨®mo los manuales chinos dan "una versi¨®n deformada y selectiva del pasado".
Para que el proyecto franco-alem¨¢n pudiera materializarse hab¨ªa una condici¨®n indispensable: que participasen en ¨¦l una editorial privada de cada pa¨ªs. La francesa es Nathan, fundada en 1881 y especializada en material did¨¢ctico; la alemana es Klett, que est¨¢ implantada en 12 pa¨ªses y con un cat¨¢logo de 25.000 t¨ªtulos. Para que la aventura les sea rentable, cada editorial deber¨¢ vender 20.000 ejemplares del manual.
Las fronteras hist¨®ricas
FRANCIA Y ALEMANIA guerrearon, un pa¨ªs contra el otro, en 1870, entre 1914 y 1918 y entre 1939 y 1945. Cada guerra ha sido distinta, ha tenido distintos vencedores y consecuencias tambi¨¦n diferentes. Pero, tras compartir millones de muertos y toneladas de ruinas, los dos pa¨ªses se han convertido en el motor de la Europa comunitaria, hoy tan parada como el propio motor franco-alem¨¢n, v¨ªctima de crisis pol¨ªticas internas y dificultades de adaptaci¨®n al nuevo entorno econ¨®mico. Los historiadores de ambos pa¨ªses "hemos descubierto nuestras diferencias sobre ciertos temas, como el papel del comunismo, la duraci¨®n de la guerra fr¨ªa o el papel desempe?ado por EE UU desde 1945", dice Le Quintrec.
Y es as¨ª como de pronto, en pleno manual, encontramos un recuadro titulado "miradas cruzadas franco-alemanas", en el que se recuerda que en Alemania "prefieren reservar la expresi¨®n guerra fr¨ªa para la crisis de los misiles en Cuba". Respecto al comunismo y la URSS, para los franceses, "el Partido Comunista aparece asociado a la Resistencia y al combate de la URSS contra el nazismo", mientras que, para los alemanes, "la instalaci¨®n del r¨¦gimen de Alemania del Este y la amenaza sovi¨¦tica alimentan el sentimiento anticomunista".
Otra divergencia: "Los alemanes, que han vivido en dos bloques, ven a los EE UU como una potencia que ha ayudado (Plan Marshall) y protegido (OTAN) la Europa Occidental", punto de vista que no comparten los franceses, "influidos por la pol¨ªtica de independencia de De Gaulle".
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