La prioridad es otra
La retirada del respirador que provoc¨® la muerte a Jorge Le¨®n ha puesto en evidencia, una vez m¨¢s, el controvertido tema de la legalizaci¨®n de la eutanasia.
Conviene aclarar el significado del concepto que estamos tratando. El t¨¦rmino de eutanasia significa "buena muerte", como manifiesta el documento de la SECPAL Declaraci¨®n sobre la eutanasia, aunque hoy en nuestra sociedad se emplea para definir la muerte causada intencionadamente a una persona que padece una enfermedad grave e irreversible, es decir, sin posibilidades de curaci¨®n y con intenso sufrimiento, y en la que participa una tercera persona, generalmente un profesional sanitario.
Como frecuentemente se habla de la eutanasia como sin¨®nimo de muerte digna, no debatiremos sobre la dignidad, que no es el objetivo de este art¨ªculo, pero s¨ª de la muerte digna. Para llegar a la muerte con dignidad, el proceso de morir debe ser digno, y esto s¨®lo se logra viviendo dignamente, dando la mayor calidad posible al tiempo de vida, tratando y controlando adecuadamente s¨ªntomas que provocan gran sufrimiento a los enfermos, escuch¨¢ndolos, acompa?¨¢ndolos, aclarando, en la medida de lo posible, sus dudas y temores, siendo honestos con ellos, sin olvidar a quienes comparten su vida porque tambi¨¦n sufren y necesitan sentirse ayudados y entendidos. La muerte de una persona nunca es indigna; indigna es la vida de quienes permiten que los enfermos sufran innecesariamente sin poner los medios y recursos necesarios para aliviar su sufrimiento.
A¨²n no existen programas de cuidados paliativos para decenas de miles de enfermos
En nuestro pa¨ªs mueren anualmente m¨¢s de 200.000 enfermos por patolog¨ªas cr¨®nicas y terminales (c¨¢ncer, insuficiencias org¨¢nicas, enfermedades degenerativas...), y la mayor¨ªa no reciben la atenci¨®n espec¨ªfica que su situaci¨®n requiere. Esto deber¨ªa hacernos reflexionar y ser conscientes de que tenemos un problema sanitario y social de grandes dimensiones a¨²n sin resolver, que afecta a una gran poblaci¨®n y va en aumento, al que hay que buscar soluciones adecuadas, y una de ellas es implantar y desarrollar de forma eficaz y eficiente programas de Cuidados Paliativos.
Los Cuidados Paliativos dan respuesta a la mayor¨ªa de los enfermos que, desesperados por el sufrimiento, desean la muerte. La atenci¨®n integral e individualizada, la comunicaci¨®n, el tratamiento adecuado del dolor y otros s¨ªntomas, el respeto a su autonom¨ªa, la participaci¨®n en la toma de decisiones y la inclusi¨®n de la familia en los cuidados son aspectos que mejoran la calidad de vida del enfermo y de su entorno aliviando su sufrimiento. ?stos son, entre otros, los objetivos de los Cuidados Paliativos.
Aunque ahora en nuestro pa¨ªs reciben Cuidados Paliativos alrededor de un tercio de los enfermos terminales y hay m¨¢s de 260 programas espec¨ªficos, no son suficientes para atender la demanda existente, por lo que no parece una prioridad social legalizar la eutanasia, cuando no tenemos resuelto el problema de su atenci¨®n. M¨¢s bien parece que lo prioritario deber¨ªa ser implantar programas que den respuesta a sus necesidades.
Cuando a¨²n no disponemos de suficientes programas de Cuidados Paliativos, hay falta de formaci¨®n espec¨ªfica de los profesionales, no se dan respuestas adecuadas a los problemas sanitarios y sociales de miles de enfermos que siguen muriendo con dolor e intenso sufrimiento, sin el apoyo social y/o familiar necesario, cuando las familias no reciben ayuda de ning¨²n tipo, ni social ni econ¨®mica para hacer frente a la situaci¨®n en el domicilio o fuera de ¨¦l, y no se les facilita un tiempo en el trabajo para cuidar a su ser querido, legalizar la eutanasia no es la forma m¨¢s adecuada de resolver el problema.
Si bien es cierto que los Cuidados Paliativos no son la alternativa para todos los enfermos, hay evidencia de que las peticiones de eutanasia son escasas cuando son atendidos por equipos interdisciplinares espec¨ªficos y profesionales bien formados, lo que nos indica claramente las l¨ªneas a seguir.
Es prioritario hacer que los enfermos se sientan bien atendidos hasta el final de su vida, para que puedan hacer frente a momentos de desesperaci¨®n y sufrimiento generados por la situaci¨®n que viven, y es responsabilidad del Gobierno y de las comunidades aut¨®nomas hacer que esto sea una realidad para todos y no s¨®lo un privilegio para unos pocos. Es por eso que la implantaci¨®n de programas espec¨ªficos debe ser una medida urgente a adoptar.
Nuestro sistema sanitario tiene car¨¢cter universal y garantiza la atenci¨®n a todos los ciudadanos en todas las fases de la enfermedad; por ello, con el voto un¨¢nime de las CC AA y el Ministerio de Sanidad y Consumo, en el seno del Consejo Interterritorial naci¨® el Plan Nacional de Cuidados Paliativos, publicado en diciembre del a?o 2000. En ¨¦l se daban l¨ªneas de actuaci¨®n y se instaba a las CC AA a crear programas espec¨ªficos. En estos momentos, con el mismo nivel de consenso en los responsables pol¨ªticos y pasados casi seis a?os, se est¨¢ trabajando en su actualizaci¨®n, analizando el nivel de implantaci¨®n y desarrollo de los planes y programas. Durante este tiempo, unas comunidades han desarrollado sus planes auton¨®micos de Cuidados Paliativos y otras, como la de Madrid, lo est¨¢n haciendo; y aunque todav¨ªa queda mucho por hacer, percibimos que el trabajo conjunto entre los responsables de la Administraci¨®n y los profesionales permitir¨¢ alcanzar la cobertura poblacional suficiente en un plazo pr¨®ximo, con lo que se podr¨¢ dar respuesta a muchos de los problemas planteados.
El derecho del ser humano a decidir sobre nuestra vida debe ser respetado, pero hasta que se promocionen las medidas que garanticen a los ciudadanos, sin ning¨²n tipo de discriminaci¨®n, el derecho moral y legal que tenemos todos a recibir la mejor atenci¨®n al final de nuestra vida, la legalizaci¨®n de la eutanasia s¨®lo beneficiar¨ªa a unos pocos perjudicando a la mayor¨ªa.
Por ello, independientemente de estar a favor o en contra de la eutanasia y de su legalizaci¨®n, es imprescindible hacer una profunda reflexi¨®n sobre la generalizaci¨®n de una pr¨¢ctica demandada en escasas ocasiones por los enfermos. La legalizaci¨®n de la eutanasia, a pesar de las restricciones que pudiera marcar la ley, siempre perjudicar¨ªa a los m¨¢s d¨¦biles y vulnerables, a los enfermos en situaci¨®n de precariedad y dependencia, que podr¨ªan pensar que son una carga y un estorbo para su familia pidiendo una muerte que en realidad no desean.
Magdalena S¨¢nchez Sobrino es m¨¦dica, presidenta de la Asociaci¨®n Madrile?a de Cuidados Paliativos.
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