Expulsados a aguas internacionales
58 'sin papeles' n¨¢ufragos ser¨¢n abandonados a su suerte cuando sea reparado su pesquero
Han salido con vida de un naufragio, pero dentro de unos d¨ªas correr¨¢n de nuevo el riesgo de zozobrar en el Atl¨¢ntico. Son 58 inmigrantes clandestinos subsaharianos y cinco tripulantes de un pesquero con bandera de Ghana, que permanecen confinados en su embarcaci¨®n y custodiados por una decena de polic¨ªas con fusiles autom¨¢ticos en el puerto de Praia, la capital de Cabo Verde.
"Estos ciudadanos africanos, todos j¨®venes, pasan el d¨ªa encerrados en el pesquero, vestidos con harapos, en un marco funesto formado por la ro?a del barco sin condiciones para navegar con seguridad", escribe el corresponsal de Lusa, la agencia de prensa portuguesa, en Praia.
El Awaid 2, la embarcaci¨®n de 20 metros de eslora, zarp¨® d¨ªas atr¨¢s de Dakar, la capital de Senegal, rumbo a Canarias, seg¨²n relat¨® su capit¨¢n, un mauritano, a la polic¨ªa de caboverdiana. A bordo viajan aspirantes a emigrar de 10 pa¨ªses africanos, la mayor¨ªa (24) de Costa de Marfil. Una aver¨ªa en sus motores le hizo derivar hacia el archipi¨¦lago de Cabo Verde, a unos 400 kil¨®metros al este de las costas senegalesas. Anduvo ando tumbos entre islas hasta que, el 8 de mayo, cuando se acercaba a Isla Brava, fue interceptado por un guardacostas caboverdiano que lo remolc¨®, primero, hasta San Felipe, y despu¨¦s a Praia, donde atrac¨®. Sus pasajeros llevaban entonces cuatro d¨ªas sin comer ni beber.
El peligro contin¨²a
Cabo Verde, una ex colonia portuguesa de medio mill¨®n de habitantes, apenas posee medios para identificar y repatriar a subsaharianos. Sus autoridades se pusieron en contacto con las de Senegal, de d¨®nde parti¨® el pesquero, y Mauritania, por cuyas aguas iba a navegar camino de Canarias, para tratar de convencerlas de que acogiesen a los candidatos a emigrar. En vano.
Ante la doble negativa Julio Lopes Correia, el ministro de Interior caboverdiano, anunci¨® el pasado jueves a Lusa que el barco ser¨¢ reparado en Praia y despu¨¦s ser¨¢ escoltado por sus guardacostas hasta aguas internacionales, pero cerca de Mauritania. All¨ª ser¨¢ abandonado a su suerte. "Nuestro objetivo es contener la emigraci¨®n irregular", declar¨® Lopes Correia. Hasta su expulsi¨®n los subsaharianos ser¨¢n, precis¨®, "bien tratados y bien alimentados". (El pasado fin de semana el pesquero permanec¨ªa en el muelle del puerto de la capital).
Amilcar Baptista, uno de los responsables de la Comisi¨®n Nacional de Derechos Humanos caboverdiana, no est¨¢ de acuerdo con la decisi¨®n del ministro de Interior. "(...) Se puede producir una nueva aver¨ªa que pondr¨¢ en peligro la vida de las personas que est¨¦n a bordo", advirti¨®.
Aunque el auge del turismo ha reducido dr¨¢sticamente la emigraci¨®n de Cabo Verde a Europa, el fen¨®meno afecta de lleno al peque?o archipi¨¦lago cuyas aguas son, cada vez m¨¢s, un lugar de tr¨¢nsito entre el continente africano y Canarias. La ¨²ltima tragedia migratoria fue el 12 de marzo pasado, cuando Fernando Jorge Spencer, capit¨¢n de un guardacostas, localiz¨® una embarcaci¨®n con 12 cad¨¢veres descompuestos de subsaharianos.
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