?Viva el chotis!
El d¨ªa grande del patr¨®n. Un cartel de lujo. Toreros de post¨ªn. Presentaci¨®n de una ganader¨ªa a la que le llueven los premios. Pues, un petardo como una catedral. Tarde de expectaci¨®n y, ya se sabe, tarde de decepci¨®n. Lo ¨²nico interesante, el chotis Por la calle de Alcal¨¢ interpretado por la banda de la plaza y que hizo m¨¢s llevadero el general aburrimiento. ?Viva el chotis!
Estaba el ganadero, Ricardo Gallardo, en un burladero del callej¨®n, con la cabeza entre las manos, como no queriendo ver ni creer lo que estaba sucediendo en el ruedo. Es f¨¢cil imaginar el mimo con que habr¨ªa elegido los seis toros de Madrid, y comprensible su miedo al fracaso en el d¨ªa m¨¢s importante para su ganader¨ªa. Ha fracasado, pero vaya desde aqu¨ª el mejor ¨¢nimo para quien ha dado y, con toda seguridad, seguir¨¢ dando, tantas tardes de gloria a esta fiesta. ?nimo porque vendr¨¢n nuevas comparecencias para demostrar la calidad de una ganader¨ªa brava que cr¨ªa toros de verdad, encastados y nobles.
Fuente Ymbro / Finito, El Juli, Perera
Toros de Fuente Ymbro, bien presentados, mansurrones, flojos, descastados y deslucidos. Finito de C¨®rdoba: pinchazo y estocada corta (pitos); dos pinchazos y casi entera (bronca). El Juli: tres pinchazos, media ca¨ªda y un descabello (silencio); dos pinchazos, estocada y un descabello (algunos pitos). Miguel ?ngel Perera: pinchazo y gran estocada (ovaci¨®n); estocada (silencio). Plaza de Las Ventas. 15 de mayo. Sexta corrida de feria. Lleno. Asisti¨® el Rey D. Juan Carlos desde una barrera.
Ayer, sin embargo, fue la cruz, un negro borr¨®n, un desfile de toros descastados, tristes, flojos y sin clase. Ninguno se emple¨® en ning¨²n tercio como toro bravo, casi todos blandearon, todos adolecieron de corto recorrido y con la cara a media altura, y los seis demostraron su falta de clase en el tercio final. Toros descastados, blandos y apocados que compusieron un petardo de ¨¦poca. Toros muy deslucidos y algunos con muy malas ideas.
Y, como suele ocurrir, los toreros actuantes no estuvieron a la altura de las circunstancias; es decir, por encima de la escasa calidad de sus oponentes.
Cuesta pensar, en principio, qu¨¦ pintaba en este cartel Finito de C¨®rdoba, un torero al que, a todas luces, se le ha pasado el arroz. Est¨¢ a a?os luz de aquel joven artista que tanto emocion¨® hace unos a?os. No tuvo toros, es verdad, pero es imposible el toreo cuando se est¨¢ a la defensiva, con la figura descompuesta, tan despegado y con la muleta siempre enganchada. As¨ª no puede ser, y as¨ª, desde luego, no se debe venir a Madrid. Ni lo intent¨®, siquiera, en el cuarto, una birria de toro, y el p¨²blico abronc¨® con fuerza al torero. Tampoco era para tanto, porque el animal no merec¨ªa el m¨¢s m¨ªnimo esfuerzo, si bien Finito se gan¨® la reprimenda por su pasiva actitud durante toda la tarde.
Tampoco tuvo su d¨ªa El Juli, y todo qued¨® en unos airosos lances a la ver¨®nica en sus dos toros. El torero se comport¨® como una caricatura de s¨ª mismo, torpe, con escasa t¨¦cnica, vencido y sin posibilidad de remontar una ocasi¨®n tan poco propicia. Algunos sectores de la plaza, muy intransigentes, lo presionaron en demas¨ªa, pero ¨¦l no se comport¨®, ni por asomo, como la gran figura y el torero dominador y hondo que dicen que es. Muy acelerado y destemplado en su primero, que lo desbord¨® en todos los terrenos, y voluntarioso ante el deslucido quinto.
Quien puso m¨¢s carne en el asador fue Perera, y a punto estuvo de dejar la propia en la arena. Cuando citaba con la izquierda a su primero, el toro lo derrib¨®, lo busc¨® con sa?a en el suelo, lo hiri¨® en el muslo izquierdo de pron¨®stico reservado y lo dej¨® magullado y dolorido. Sali¨® para matar al sexto y aguant¨® tres coladas de miedo, de las que, afortunadamente, sali¨® indemne.
La gran ovaci¨®n de la tarde, para la banda de m¨²sica. En el D¨ªa de San Isidro, ?viva el chotis!
Babelia
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