El imperio Rubiralta se agrieta
Una de las familias m¨¢s florecientes de Catalu?a se reparte Celsa y CH Werfen por las desavenencias entre hermanos
La ruptura del imperio Rubiralta, que el entorno de la familia considera ¡°muy dif¨ªcil¡± de evitar y que se adivina larga y compleja, ha ca¨ªdo como una bomba en los medios econ¨®micos y financieros de Catalu?a. Considerada una de las familias m¨¢s florecientes de la sociedad catalana, entre sus dos grupos de negocios, Celsa y CH Werfen, que operan en sectores tan radicalmente dispares como el acero y el material hospitalario, arrojan una facturaci¨®n de casi 3.500 millones de euros, un beneficio neto estimado en 130 millones y una plantilla que roza las 9.000 personas.
Catalu?a, la tradicional f¨¢brica de Espa?a, que en las ¨²ltimas fechas ha vivido azotada por una espiral de deslocalizaciones y crisis industriales, est¨¢ muy atenta al mayor conglomerado aut¨®ctono y uno de los mayores grupos sider¨²rgicos europeos. A la postre, las empresas no son m¨¢s que personas y las diferencias entre hermanos han abierto grietas en el imperio de acero de los Rubiralta.
Francisco y Jos¨¦ Mar¨ªa levantaron un gigante de acero sobre la chatarra de la crisis sider¨²rgica
Francisco Rubiralta (Manresa, 1939) y su hermano Jos¨¦ Mar¨ªa, tres a?os menor, comparten al 50% la propiedad y figuran como administradores solidarios de ambas compa?¨ªas, aunque el primero, por cuyas venas corre el acero, gobierna Celsa, mientras Jos¨¦ Mar¨ªa est¨¢ al frente de Werfen. Ambos son padres de cuatro hijos: Francisco, casado con Isabel Rubi¨®, de la familia de los laboratorios del mismo nombre, tiene dos chicos y dos chicas; Jos¨¦ Mar¨ªa, todo varones, fruto de su matrimonio con Teresa Giralt, de tradicional saga textil.
Sienten aversi¨®n a hablar de sus negocios y a salir en la prensa. Enfermos del esqu¨ª (con casa en Baqueira incluida), y aficionados al golf, se diferencian de la clase opulenta en que no se prodigan en p¨²blico. "Jam¨¢s los ver¨¢s en el C¨ªrculo Ecuestre", quintaesencia de la conservadora ¨¦lite en Catalu?a, comentan sus allegados, que ni siquiera conocen sus colores futbol¨ªsticos o sus preferencias pol¨ªticas, m¨¢s all¨¢ de que son lo m¨¢s alejado del independentismo catal¨¢n.
El pilar de acero naci¨® en 1967, cuando los dos hermanos crearon en Sant Andreu de la Barca (Barcelona) Compa?¨ªa Espa?ola de Laminaci¨®n (Celsa) con un capital de 10 millones de pesetas, una peque?a empresa relaminadora de redondo corrugado. Con s¨®lo 26 a?os, Paco, como llama su familia a Francisco, acababa de llegar de Pittsburg (Estados Unidos), la ciudad del acero, con un postgrado en la prestigiosa universidad Carnegie Mellon bajo el brazo.
En paralelo, en 1969 compraron Izasa, especializada en la distribuci¨®n de material t¨¦cnico hospitalario. Hoy se llama CH Werfen y constituye la matriz de un grupo internacional especializado en equipos para diagnosis cl¨ªnica. Sus cuatro cabeceras facturaron 622 millones de euros en 2005 y generaron un beneficio de 32 millones.
Pero el peso del negocio viene de la siderurgia, que tiene en 1987 su fecha clave y que los Rubiralta han ido levantando al calor de distintos apoyos gubernamentales: desde el proteccionismo de Franco hasta las multimillonarias ayudas tras el ingreso de Espa?a a la CEE para achatarrar las instalaciones m¨¢s anticuadas. ?stas permitieron a los Rubiralta digerir en 1987 la triple compra que les permiti¨® ascender hasta la c¨²spide: Torras Herrer¨ªa y Construcciones, la filial Altos Hornos de Catalu?a, principal competidor, y Nueva Monta?a Quijano, perteneciente al Santander, hoy Global Steel Wire (GSW).
Algunos sit¨²an el origen de la venta de Monta?a en una transferencia de Emilio Bot¨ªn L¨®pez, abuelo del banquero, por el simb¨®lico precio de una peseta, para sacarse de encima tama?a sangr¨ªa.
Nervacero pas¨® a formar parte del grupo en 1988 e Industrias del Bes¨°s, en 1991. Heredera del fuego catal¨¢n -las antiguas fargas- Celsa es hoy un conglomerado armado por un sinf¨ªn de f¨¢bricas, evocando el gigante norteamericano Nuccor Steel, al que Paco admira. Celsa factura 2.800 millones, sus beneficios se estiman en unos 100 y emplea a 6.000 personas. Tiene dos cabeceras m¨¢s: Celsa UK y la polaca Celsa Huta Ostrowiec, adquiridas en 2003 y que han dotado al grupo de talla internacional.
La propia din¨¢mica de los dos negocios y el distinto estilo de gesti¨®n de ambos hermanos han ido larvando el desencuentro, hasta que a finales de 2005, Francisco y Jos¨¦ Mar¨ªa empezaron a cruzarse correspondencia en la que se planteaba la separaci¨®n patrimonial. La compra de la empresa finlandesa de acero Fundia por parte del hijo mayor de Francisco, Francesc Rubiralta Rubi¨®, de 29 a?os, a espaldas de Jos¨¦ Mar¨ªa, ha sido la gota que ha colmado el vaso.
La ruptura implicar¨ªa que Jos¨¦ Mar¨ªa vendiera su parte de Celsa a Francisco y se quedar¨¢ con el 100% de Werfen y viceversa. Pero la valoraci¨®n de los dos negocios no es facil. Werfen genera una rentabilidad mayor, pero Celsa tiene un potencial enorme, a la estela del crecimiento de China e India. ¡°Francisco est¨¢ sentado en un caballo que vale mucho m¨¢s que el de su hermano¡±, resume un allegado, mientras asesores de Jos¨¦ Mar¨ªa conf¨ªan en un acuerdo amistoso.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.