Interpretar al enemigo
El secretario general de las Naciones Unidas, Kofi Annan, ha pedido, como primer paso para buscar soluciones a la crisis generada por el plan nuclear de Ir¨¢n, que "todas las partes bajen su nivel de ret¨®rica". En su mesurada recomendaci¨®n, el gran jefe de la ONU advirti¨® de que "todos tienen que mostrarse abiertos, incluido Ir¨¢n, y volver a la mesa y encontrar una soluci¨®n". Resulta extremadamente alentador que haya incluido expl¨ªcitamente a Teher¨¢n entre los que hacen gala ¨²ltimamente de una ret¨®rica que se le antoja excesiva. Pero no deja de haber gente a la que casi irrita m¨¢s la ret¨®rica bals¨¢mica del se?or Kofi Annan que los discursos rotundos, animados y sin complejos del presidente iran¨ª Ahmadineyad.
El l¨ªder iran¨ª lleva ya m¨¢s de un a?o regalando al mundo sentencias y admoniciones sobre el car¨¢cter maldito y ef¨ªmero del Estado de Israel, el deber hist¨®rico de los hombres de la fe en el dios ¨²nico de rematar aquella tarea emprendida por Adolfo Hitler -entorpecida a ¨²ltima hora por infieles de diverso pelaje- y lo muy dispuesto que est¨¢ ¨¦l mismo a ser venerado hasta el fin de los tiempos por haber sabido encauzar y encabezar esta soluci¨®n final.
Tiene raz¨®n Kofi Annan: desde que todo el mundo (la mafia clerical que lo llev¨® al poder, sus seguidores del islamismo radical entusiasmados por el h¨¦roe retador y tambi¨¦n sus enemigos y v¨ªctimas potenciales) tiene claro que Ahmadineyad quiere la bomba, algunos han subido el tono de sus advertencias. Pues no es sensato hacerlo, nos dicen, porque sube "el nivel de ret¨®rica". Quien se proclama dispuesto no s¨®lo a ejercer represalias tras una tropel¨ªa, sino tambi¨¦n a impedirla, se pone, dicen, al mismo nivel que quien la proyecta y la promueve, un d¨ªa s¨ª y otro tambi¨¦n, como una soluci¨®n desinfectante del panorama internacional, como esas latas del gas Zyklon B con etiquetas de la Deutsche Gesellschaft f¨¹r Sch?dlingsbek?mpfung (sociedad alemana de lucha antiparasitaria) que ayer estuve observando atentamente durante el inenarrable recorrido que hice por el nuevo Yad Vashem.
El antiguo museo era a¨²n un intento azorado de Israel por entender su propia historia; el nuevo es una perfecta conmoci¨®n. Tiene poco m¨¢s de un a?o y parece arraigado como el Muro de las Lamentaciones o Al Aqsa. Aqu¨ª en Jerusal¨¦n, Annan no se irritar¨ªa con la ret¨®rica porque el tono es extremadamente pausado al hablar de Ir¨¢n. Se dir¨ªa que es tan suave la ret¨®rica y tan lac¨®nico el discurso al respecto, que nadie quisiera que en un hipot¨¦tico debate el fragor llevara a alguien a formular algo que hubiera de cumplirse. La ventaja de hablar de amenazas, de guerra y miedo en Jerusal¨¦n es que, al contrario que en Europa, EE UU, Rusia o pa¨ªses ¨¢rabes, es casi imposible encontrar bocazas y fr¨ªvolos o descifradores en este terreno tan ¨ªntimo.
El fan¨¢tico de Teher¨¢n parece retomar tambi¨¦n la idea original de su colega austriaco basada en que Israel, como en los a?os treinta y cuarenta eran los jud¨ªos, es la ¨²nica causa de los conflictos que mantiene con las democracias. Eran muchos los occidentales que coincid¨ªan entonces, en derecha e izquierda. Y hoy, no hace falta m¨¢s que abrir los peri¨®dicos europeos para ver c¨®mo destilan el reproche de que Israel es culpable por tener la bomba y que, si renuncia a ella, Teher¨¢n har¨ªa lo mismo y todos felices. En este argumento s¨ª que hay perfidia y matonismo. Deja la bomba, que te defenderemos de mil millones de enemigos con resoluciones de Kofi Annan. Como entonces. Ya saben, ese puntito de complicidad entre los realmente grandes de este mundo.
Para que aqu¨ª nadie se confunda est¨¢ Yad Vashem. Que en Israel exista una ya madura cultura de no frivolizar con las amenazas tiene su raz¨®n profunda en que durante a?os, y por escrito -ediciones de gala de Mein Kampf-, a los jud¨ªos en Europa se les estuvo advirtiendo lo que se har¨ªa con ellos. Se atiende. No hay necesidad de reinterpretar al enemigo como hacen los europeos. Ese "quiere decir lo que no ha dicho". Los espa?oles ya tenemos ex¨¦getas que nos interpretan las claras palabras, castellanas, de los terroristas y piden a los dem¨¢s que bajen la ret¨®rica.
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