Rutas nuevas y m¨¢s peligrosas
Los inmigrantes han abierto caminos alternativos hacia Espa?a a medida que el Gobierno ha aumentado el control de fronteras
Por primera vez desde que gan¨® las elecciones, Jos¨¦ Luis Rodr¨ªguez Zapatero se enfrenta este a?o a un previsible balance negativo en el control de la inmigraci¨®n ilegal africana a trav¨¦s de embarcaciones. A medida que el Gobierno ha ido cerrando las v¨ªas de acceso a los subsaharianos que intentaban llegar a Espa?a, ¨¦stos han ido abriendo nuevas rutas, cada vez m¨¢s peligrosas. La primera que ensayaron arrancaba en el norte de Marruecos y supon¨ªa un viaje de 14 kil¨®metros a trav¨¦s del Estrecho de Gibraltar. La ¨²ltima, que arranca del norte de Senegal y tiene como objetivo el sur de Tenerife, implica una traves¨ªa atl¨¢ntica de m¨¢s de 1.200 kil¨®metros.
En 2003, el balance del ¨²ltimo Gobierno de Jos¨¦ Mar¨ªa Aznar fue catastr¨®fico. Nada menos que 19.176 inmigrantes alcanzaron las costas espa?olas. Las relaciones entre Espa?a y Marruecos eran cualquier cosa menos diplom¨¢ticas, y las autoridades de Rabat se negaban a ejercer el menor control sobre las embarcaciones que zarpaban desde su costa norte y desde el S¨¢hara Occidental, territorio que ocupan desde 1976. A Andaluc¨ªa llegaron ese a?o 9.788 inmigrantes, la mayor¨ªa de los cuales desembarc¨® de las 130 pateras que arribaron a C¨¢diz. A Canarias llegaron en pateras otros 9.388, la mayor¨ªa en Fuerteventura (390 pateras) y Lanzarote (145).
Tras la victoria electoral de los socialistas, en marzo de 2004, Zapatero impuls¨® una pol¨ªtica de buena vecindad con Marruecos que ese mismo a?o se reflej¨® en un descenso de los inmigrantes llegados a las playas espa?olas: 15.675; esto es: 3.500 menos que el a?o anterior. La extensi¨®n del Servicio Integral de Vigilancia Exterior (SIVE) en las costas de Andaluc¨ªa occidental desplaz¨® la llegada de las embarcaciones hacia Granada y Almer¨ªa, todav¨ªa libres del control de los radares y c¨¢maras t¨¦rmicas. Los cien kil¨®metros que separan el S¨¢hara Occidental de Fuerteventura se convirtieron en una ruta casi exclusiva de subsaharianos, para quienes el SIVE actuaba m¨¢s como un instrumento de ayuda humanitaria que de control fronterizo, ya que facilitaba su rescate y traslado a suelo espa?ol, desde donde su repatriaci¨®n era pr¨¢cticamente imposible.
El control de las autoridades de Rabat sobre las costas marroqu¨ªes y saharauis se reflej¨® en un nuevo descenso de los inmigrantes que desembarcaron en 2005: 11.781, lo que supuso 4.000 menos que el a?o anterior. En s¨®lo dos a?os, el Gobierno socialista hab¨ªa conseguido reducir la inmigraci¨®n por mar en un 40%. Pero ese logro provoc¨® un efecto perverso. Los inmigrantes subsaharianos se encontraron atascados en el norte de Marruecos y optaron por saltar las vallas fronterizas de Ceuta y Melilla. La crisis se sald¨® con 14 muertos y miles de deportados desde Marruecos.
A comienzos de 2006 la presi¨®n subsahariana encontr¨® una v¨¢lvula de escape en la ciudad mauritana de Nuadib¨², muy cerca de la frontera con el S¨¢hara. El objetivo ya no eran las islas orientales del archipi¨¦lago canario, sino las occidentales. En concreto, Tenerife, a donde s¨®lo hasta el 1 de mayo llegaron 45 cayucos con unos 4.500 inmigrantes a bordo. El Gobierno espa?ol negoci¨® con Mauritania un mayor control de sus puertos. Las autoridades del pa¨ªs magreb¨ª practicaron cientos de detenciones y la marea remiti¨®... s¨®lo durante un mes. ?se fue el tiempo que necesitaron los inmigrantes para abrir una nueva v¨ªa 600 kil¨®metros m¨¢s al sur, en la ciudad senegalesa de San Luis. S¨®lo en este ¨²ltimo mes, 2.000 inmigrantes han llegado desde esa localidad al sur de Tenerife.
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