Inteligencia artificial, s¨ª, pero parcial
La emulaci¨®n de las capacidades mentales humanas cumple medio siglo con logros y carencias
S¨¦ que ¨²ltimamente he tomado muy malas decisiones, pero puedo asegurarle que mi trabajo se normalizar¨¢. Todav¨ªa tengo gran entusiasmo y confianza en la misi¨®n, y quiero ayudarle". El que as¨ª habla es, para muchos, el mito de ficci¨®n que mejor simboliza la inteligencia artificial. ?l mismo se describe: "Soy una computadora Hal 9000. Fui puesto en funcionamiento en las instalaciones H.A.L. en Urbana, Illinois, el 12 de enero de 1992". Se trata del protagonista de la pel¨ªcula 2001,una odisea del espacio (Stanley Kubrick, 1968) y reconoce que tiene miedo ante la lobotom¨ªa que le practica el astronauta Dave Bowman cuando ¨¦ste se percata de que el inteligente ordenador, por motivos desconocidos, ha matado a todos sus compa?eros de tripulaci¨®n en la nave Descubrimiento, que se dirige a J¨²piter.
Un cerebro como 'Hal 9000' sigue en el limbo de la ficci¨®n, cinco a?os despu¨¦s de 2001
La imitaci¨®n fiel del ser humano parece descartada por los expertos y los t¨¦cnicos
Decisiones, errores, autocr¨ªtica, compromiso en un objetivo colectivo, entusiasmo, confianza, ayuda sol¨ªcita, miedo... ?Se puede realmente construir una m¨¢quina que se parezca tanto a un ser humano? Hace 50 a?os pareci¨® factible y no muy lejano al pu?ado de cient¨ªficos que propuso, por vez primera, la inteligencia artificial (IA). Ahora, en la conmemoraci¨®n de ese medio siglo de investigaci¨®n, los expertos presentan sus muchos logros en la imitaci¨®n de capacidades inteligentes parciales, as¨ª como la amplitud, riqueza y variedad de su trabajo, pero Hal 9000 sigue en el limbo de la ficci¨®n, cinco a?os despu¨¦s de 2001.
"La lecci¨®n m¨¢s importante que hemos aprendido en este medio siglo es que lo que parec¨ªa f¨¢cil ha resultado ser lo m¨¢s dif¨ªcil y lo que parec¨ªa dif¨ªcil ha resultado ser m¨¢s f¨¢cil", dice Ram¨®n L¨®pez de M¨¢ntaras, cient¨ªfico del Instituto de Investigaci¨®n en Inteligencia Artificial (IIIA- CSIC, Barcelona). "En 1956, por ejemplo, parec¨ªa m¨¢s complicado desarrollar un sistema capaz de diagnosticar enfermedades que hacer un robot que caminase sobre dos patas o un sistema de visi¨®n artificial capaz de describir una escena y analizarla. Pero resulta que todo lo relacionado con la percepci¨®n, el aparato sensor y motor es extraordinariamente dif¨ªcil", explicaba el investigador recientemente en Barcelona, en la inauguraci¨®n del ciclo conmemorativo de la IA que ha organizado en colaboraci¨®n con Cosmocaixa.
A grandes rasgos la IA suele tener como referencia la imitaci¨®n de la inteligencia biol¨®gica, a ser posible humana. ?Pero, es realmente un objetivo realista? ?Se lograr¨¢ alguna vez hacer una m¨¢quina cuya mente sea indistinguible de la producida en el hombre por millones de a?os de evoluci¨®n? ?Son inteligentes, aunque de una forma parcial, limitada y primitiva, algunos sistemas y m¨¢quinas ya en funcionamiento, como sistemas expertos, buscadores de informaci¨®n en Internet o programas que distribuyen los vuelos de las compa?¨ªas a¨¦reas en todo el mundo?
La cuesti¨®n es que la misma definici¨®n de IA, o incluso de esa inteligencia natural que se pretende imitar artificialmente, se diluye a menudo en mil matices.
John McCarthy, uno de los padres del concepto, afirmaba hace un par de a?os: "Inteligencia es la parte computacional de la habilidad de alcanzar logros en el mundo. Varios tipos y grados de inteligencia se dan en las personas, en muchos animales y en algunas m¨¢quinas". Pero a continuaci¨®n reconoc¨ªa que hasta ahora no se ha logrado fijar una definici¨®n al margen del referente humano. "El problema es que no podemos a¨²n caracterizar en general qu¨¦ tipo de procedimientos computaciones queremos denominar inteligentes; entendemos algunos de los mecanismos de la inteligencia y no otros".
Para unos especialistas, la IA tiene que ir ligada a la interacci¨®n de la m¨¢quina con el entorno y la inteligencia corp¨®rea -el robot-, que cumple el ciclo percepci¨®n-cognici¨®n-acci¨®n, resulta imprescindible. Pero no estar¨¢n de acuerdo con esto, por ejemplo, quienes consideren que las computadoras que juegan al ajedrez, batiendo a los grandes maestros internacionales, est¨¢n en la cima de la IA actual, aunque no sean capaces de ver el tablero ni de mover las piezas por s¨ª mismas.
Para otros, esa interacci¨®n con el entorno puede ser virtual, no necesariamente f¨ªsica, de forma que Internet, por ejemplo, se llenar¨¢ de inteligencia artificial. La situaci¨®n, adem¨¢s, se ha complicado -o enriquecido- mucho en los ¨²ltimos a?os. Carlos Sierra, investigador del IIIA, llama la atenci¨®n sobre la emergencia de la inteligencia social en la pasada d¨¦cada, asociada a las redes inform¨¢ticas, como contrapunto de la tradicional inteligencia individual. Se trata de conseguir que un grupo de programas de ordenador o de robots solucionen problemas, explica, por lo que la interacci¨®n y la comunicaci¨®n ganan relevancia.
En este enfoque adquieren toda su importancia cient¨ªfica las competiciones de f¨²tbol entre robots con forma de perro que, al integrarse en equipos de varios jugadores, persiguen el objetivo com¨²n de esquivar a sus contrincantes y marcar goles con una pelota del tama?o de una naranja. Incluso pueden aprender de la experiencia, de las jugadas que hacen.
Lejos de los perros futbolistas podr¨ªan estar los fil¨®sofos que trabajan en IA. Javier Taravilla, de la Universidad Aut¨®noma de Madrid, se ocupa de los argumentos a favor y en contra de la posibilidad de desarrollar mentes mec¨¢nicas, de la relaci¨®n mente/ordenador. Reconoce que los ordenadores cumplen ya, "aunque sea a muy bajo nivel", funciones inteligentes y se?ala: "Hoy en d¨ªa, se entiende que en IA el acto inteligente no es s¨®lo lo que hace la m¨¢quina, el ordenador, de modo individual, sino en red, lo que se hace entre m¨¢quinas y humanos o incluso entre m¨¢quinas y m¨¢quinas".
La imitaci¨®n fiel del ser humano como v¨ªa de alcanzar la IA, parece descartada por los especialistas. Al fin y al cabo, dicen, hay mucho de innato en la persona, y mucho de socializaci¨®n, de aprendizaje. Por si fuera poco, ni siquiera los neurocient¨ªficos saben exactamente c¨®mo funciona el cerebro humano para orientar a los expertos que pretendan imitarlo.
"No resulta f¨¢cil definir qu¨¦ es inteligencia. Me gusta pensar que es tener una reacci¨®n apropiada ante cualquier circunstancia", comentaba Arthur Clarke, coautor de 2001:Una odisea del espacio, en una entrevista con el escritor David G. Stork.
Por el contrario, para Enric Plaza, del IIIA, la definici¨®n es sencilla y directa. "La IA es un programa de investigaci¨®n". ?l se dedica al desarrollo del denominado razonamiento basado en casos (CBR, en sus siglas en ingl¨¦s), mediante el cual la m¨¢quina -el ordenador- intenta solucionar problemas nuevos buscando paralelismos con casos antiguos que tiene almacenados y adaptando esa experiencia al reto que se le presente.
Con un enfoque similar L¨®pez de M¨¢ntaras muestra en su laboratorio los resultados de un programa dise?ado para exhibir una cierta creatividad artificial partiendo de conocimientos musicales introducidos en el sistema y de ejemplos de interpretaciones musicales hechas por humanos. La m¨¢quina, as¨ª, es capaz de cambiar el tempo de una pieza de jazz preservando la expresividad. El investigador no duda en definir el sistema como dotado de IA y apunta sus aplicaciones posibles en la industria musical.
Tambi¨¦n los perros mec¨¢nicos que interaccionan con el entorno se inscriben en una estrategia, a largo plazo, de utilidad pr¨¢ctica, si se piensa en robots que sustituyan a los humanos o que los ayuden en multitud de tareas, desde cuidar a enfermos hasta hacer la compra en casa o conducir veh¨ªculos. No hay raz¨®n para pensar que la convivencia con esas m¨¢quinas tenga que incomodar a los humanos, dice Manuela Veloso, experta en IA de la Universidad Carnegie Mellon (EE UU): "Al fin y al cabo, un robot no tiene por qu¨¦ ser esencialmente diferente de una nevera, y adem¨¢s, estamos ya acostumbrados a tener un mont¨®n de tecnolog¨ªa alrededor", dice.
Sistemas especializados
De momento la IA est¨¢ creando sistemas parciales, eficaces pero muy especializados. Reconocimiento de voz o de im¨¢genes, sistemas de traducci¨®n, lenguaje natural, aprendizaje, razonamiento, procesos cognitivos, rob¨®tica y redes inform¨¢ticas son algunos ejemplos de las m¨²ltiples ¨¢reas de desarrollo de la IA en todo el mundo.
Aunque la mayor parte de la investigaci¨®n tiene como horizonte, a corto y medio plazo, profundizar en las inteligencias especializadas, sigue pendiente la cuesti¨®n de si es posible unir todas esas capacidades para crear una IA general, tan vers¨¢til y variada como la natural. Pero no parece que la cosa vaya a ser tan simple como sumar fragmentos de IA en una m¨¢quina -no necesariamente con forma de robot humanoide- y hacer que funcione todo de manera coordinada para imitar a una persona.
En cuanto a rasgos humanos como la curiosidad, la enso?aci¨®n o las emociones, parece que quedan fuera de los laboratorios de IA e ingenieros, inform¨¢ticos, f¨ªsicos, neurocient¨ªficos y bi¨®logos suelen eludir el tema, tirando la pelota hacia el tejado de otras ¨¢reas de conocimiento.
La pregunta de si se podr¨¢ alg¨²n d¨ªa construir m¨¢quinas como Hal 9000 sigue siendo oportuna, y hay divisi¨®n de opiniones. L¨®pez de M¨¢ntaras tiene sus dudas ya que esa computadora "tiene una inteligencia artificial general indistinguible de una inteligencia humana y para ello deber¨ªa tener vivencias humanas, lo cual es pr¨¢cticamente imposible".
Sierra, sin embargo, no duda la respuesta acerca de la viabilidad del c¨¦lebre cerebro artificial de ficci¨®n: "Por supuesto". ?Habr¨¢ incluso m¨¢quinas que se vuelvan locas, como Hal 9000 en la pel¨ªcula? "S¨ª, ?por qu¨¦ no? Y habr¨¢ psiquiatras de robots", a?ade con una sonrisa.
El verano de 1956
En 1956, la formulaci¨®n de la Inteligencia Artificial (IA) parec¨ªa di¨¢fana y casi al alcance de la mano. Al menos as¨ª se desprende del plan de los que son considerados los cuatro padres del t¨¦rmino: John McCarthy, Marvin Minsky, Nathaniel Rochester y Claude Shanon. Su documento original dec¨ªa: "Nosotros proponemos que se realice un estudio sobre inteligencia artificial, por 10 personas trabajando dos meses en el verano de 1956 en el Darmouth College de Hannover (New Hampshire). El estudio se desarrollar¨¢ sobre la base de la conjetura de que todo aspecto del aprendizaje o cualquier otro rasgo de inteligencia puede, en principio, ser descrito con tal precisi¨®n que puede hacerse una m¨¢quina que los simule. Se intentar¨¢ averiguar c¨®mo lograr que las m¨¢quinas utilicen el lenguaje, formulen abstracciones y conceptos, resuelvan problemas ahora reservados a los humanos y se mejoren a s¨ª mismas. Creemos que se puede lograr un avance significativo en uno o m¨¢s de estos problemas si un grupo cuidadosamente seleccionado de cient¨ªficos trabaja en ellos, todos juntos, durante un verano".
La utilizaci¨®n del lenguaje, las redes neuronales, la automejora de la m¨¢quina, la formaci¨®n de abstracciones, la creatividad eran algunos de los temas sugeridos para empezar a trabajar. El objetivo era di¨¢fano: simular la inteligencia humana explotando las capacidades de las computadoras.
Ahora que han pasado 50 a?os, numerosos congresos y reuniones en todo el mundo est¨¢n en marcha para evaluar lo alcanzado y hacer planes con vistas al futuro. En enero de 2007, como colof¨®n de las actividades, se celebrar¨¢ en India la Conferencia Internacional de Inteligencia Artificial, que preside Ram¨®n L¨®pez de M¨¢ntaras.
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