"?Queremos las entradas!"
Asalto armado en Saint-Denis en busca de localidades para el Bar?a-Arsenal
Dos tipos encapuchados, armados con sendas pistolas, entraron el lunes por la noche, poco antes de las 22.00, en el Ayuntamiento de Saint-Denis, la localidad de la periferia de Par¨ªs donde se encuentra el Estadio de Francia, llegaron hasta una sala del cuarto piso en la que estaban reunidos 13 concejales y los enca?onaron. "?Queremos ver al alcalde, queremos las entradas!", les dijeron. Se refer¨ªan, naturalmente, a las entradas para la final de la Liga de Campeones entre el Barcelona y el Arsenal por las que ayer se pagaban hasta 3.000 euros en el mercado negro.
Y no andaban desencaminados. Didier Paillard, el alcalde comunista de Saint-Denis (uno de los escenarios de la rebeli¨®n de las barriadas del pasado oto?o), acababa de recibir el sobre con las 150 entradas a las que tiene derecho el municipio. Pero se equivocaron. Los atracadores cre¨ªan que el alcalde era uno de sus rehenes; le intimidaron, le pusieron el ca?¨®n de la pistola en la sien y luego amenazaron con dispararle una bala en el pie. Paillard no estaba lejos; se encontraba en el Ayuntamiento, en su despacho, en el mismo piso, al otro lado de la pared.
Dos encapuchados enca?onaron a 13 concejales y luego se dieron a la fuga sin el ansiado bot¨ªn
Seg¨²n Gilles Smajda, jefe de gabinete del alcalde, tras unos minutos que a los concejales se les hicieron eternos, los encapuchados les ordenaron que se metieran debajo de la mesa, les dijeron que no se movieran y salieron corriendo. Uno de los rehenes consigui¨® llamar a la polic¨ªa desde su m¨®vil. No tardaron mucho en llegar los agentes. Acordonaron la zona, registraron de arriba abajo el Consistorio y rastrearon los alrededores. Sin ¨¦xito.
"Es ilusorio creer que guardamos las entradas aqu¨ª, a nuestra disposici¨®n", dijo el alcalde a Le Parisien, "y es lamentable que se traumatice de tal manera a la gente por dinero". El alcalde estaba preocupado por los angustiados concejales del grupo municipal socialista que se hab¨ªan reunido aquella noche en la cuarta planta del Consistorio, junto a la hist¨®rica catedral de Saint-Denis, para hacer balance de la reciente Fiesta de la Rosa. Un experto psiquiatra acudi¨® poco despu¨¦s para ayudarles a superar el trauma.
Las autoridades parisienses calculan que hoy habr¨¢ algo m¨¢s de 150.000 aficionados de uno y otro club que intentar¨¢n acudir al Estadio de Francia, que tiene una capacidad m¨¢xima de 80.000 espectadores. El episodio de Saint-Denis no hace m¨¢s que explicar el delirio de algunos de estos aficionados dispuestos a pagar lo que sea por poder asistir al encuentro. Junto al estadio ya funcionaba ayer un incre¨ªble mercado negro. Las columnas estaban literalmente empapeladas con peque?os anuncios ofreciendo entradas junto a un n¨²mero de tel¨¦fono m¨®vil o una direcci¨®n de Internet.
A media tarde de ayer se estaban pagando m¨¢s de 3.000 euros por algunas de las mejores localidades. Hoy, a buen seguro, la cifra ser¨¢ otra. Por Internet se est¨¢ llevando a cabo una aut¨¦ntica subasta. Las autoridades, sin embargo, advierten contra los fraudes que a buen seguro van a padecer muchos de quienes opten por este tipo de transacciones. En primer lugar, est¨¢n las entradas falsas, que no superar¨¢n la prueba del c¨®digo de barras que figura en cada una de las papeletas. Pero incluso si los dos ladrones del Ayuntamiento de Saint-Denis hubieran conseguido salirse con la suya, los compradores finales de estas localidades se hubieran encontrado con una desagradable sorpresa.
Las entradas que buscaban los "bandidos", explic¨® el alcalde, habr¨ªan sido dif¨ªciles de vender, porque se trata de invitaciones destinadas a voluntarios y personas con discapacidad, cuya localizaci¨®n en el campo es conocida por los organizadores.
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