Del equ¨ªvoco como una de las bellas artes
No me interpreten mal: este articulista no es un alma c¨¢ndida, convencida de que la pol¨ªtica se rige por las estrictas leyes de la l¨®gica, de la coherencia y del rigor conceptual. Y si lo creyese, los sucesos de las ¨²ltimas semanas en Catalu?a -con gobiernos anunciados para un a?o y medio... que saltan en pedazos a los 20 d¨ªas, con legislaturas que todo el mundo desea agotar... hasta la v¨ªspera de apuntarse a la disoluci¨®n anticipada, con l¨ªderes que hoy descalifican el no al Estatuto... y pasado ma?ana lo abanderan- le habr¨ªan sacado brutalmente de su error. Pero, incluso curtido por un cuarto de siglo de observaci¨®n y an¨¢lisis de los avatares pol¨ªticos catalanes y espa?oles, debo confesar que algunas de las cosas que se han dicho desde el momento en el cual, al anunciar Esquerra su voto negativo al Estatuto, la ruptura del tripartito se hizo inevitable, me tienen estupefacto. Veamos si soy capaz de resumirlas.
De entrada, tanto socialistas como ERC adoptaron la manera fuerte y el registro categ¨®rico. El consejero Antoni Castells -una de las piezas m¨¢s serias y solventes del Ejecutivo catal¨¢n desde diciembre de 2003- subray¨® que los republicanos "han dilapidado su cr¨¦dito como socios de gobierno para el futuro"; los aludidos respondieron que, si el presidente Maragall los expulsaba ahora del Gobierno, no volver¨ªa a haber tripartito jam¨¢s. Sin embargo Maragall, bajo la presi¨®n del PSC, los ech¨®, y ese mismo jueves 11 de mayo comenz¨® a oficiarse la ceremonia de la confusi¨®n.
Confusi¨®n, ante todo, en las propias filas socialistas. Durante las horas que siguieron a la ruptura y al anuncio de elecciones avanzadas, el primer secretario del partido y ministro, Jos¨¦ Montilla, advirti¨® de que los suyos las afrontaban "con ilusi¨®n y ganas de gobernar solos". Pasqual Maragall, por el contrario, anunci¨®: "La apuesta por un Gobierno catalanista y de progreso se mantiene". Pero confusi¨®n, tambi¨¦n, en la parte supuestamente ofendida que es Esquerra: contradiciendo su postura de la antev¨ªspera, el liderazgo republicano se apresur¨® a aclarar que ellos no renunciaban a participar en un nuevo Pacto del Tinell; aunque, en tal hip¨®tesis, lo har¨ªan "con otras condiciones".
Henos as¨ª llegados al concepto m¨¢s transversal de la pol¨ªtica catalana de estas ¨²ltimas fechas: el concepto con otras condiciones. El presidente de Iniciativa per Catalunya Verds, Joan Saura, ha sentenciado: "Lo que hace falta es reeditar el tripartito con unas nuevas bases". El consejero Joaquim Nadal, por su parte, asevera que "es posible un nuevo pacto, pero con nuevas condiciones y mayor¨ªas", mientras su correligionario Miquel Iceta no descarta repetir el tripartito, pero "con un PSC reforzado". Hablando en plata: los socialistas aspiran a obtener en las elecciones catalanas del oto?o una mayor¨ªa amplia, con objeto de poder negociar la reedici¨®n del tripartito desde una posici¨®n de fuerza, que no les obligue a depender otra vez del independentismo para gobernar. ?Y Esquerra? Pues en Esquerra siguen "manteniendo y creyendo que el Gobierno catalanista y de izquierdas es una buena opci¨®n" (Joan Puigcerc¨®s), aunque, obviamente, exigir¨ªan cambiar los t¨¦rminos del acuerdo. Sobre el sentido de tales cambios ha dado algunas pistas, con su franqueza caracter¨ªstica, Joan Carretero: "Los socialistas tendr¨¢n que hacer un cursillo intensivo para aprender qu¨¦ es un Gobierno de coalici¨®n...".
?Me lo parece a m¨ª o cabe concluir que cada uno de los ex socios del Tinell interpreta el concepto con otras condiciones de un modo no s¨®lo distinto, sino abiertamente antag¨®nico? ?C¨®mo podr¨ªan cumplirse a la vez las "condiciones" del PSC, que pasan por alcanzar entre 50 y 55 esca?os y reducir as¨ª a ICV y ERC a un papel auxiliar, complementario, parejo al que tuvieron en el Ayuntamiento de Barcelona bajo la alcald¨ªa de Maragall, y las de Esquerra Republicana, que quisiera imponer a los socialistas una relaci¨®n paritaria, un fifty-fifty de poder, una f¨¦rrea bicefalia y, de paso, desembarazarse de Iniciativa? Porque esa es otra: manifiesta desde antes incluso de la ruptura del Gobierno, indisimulada despu¨¦s, la hostilidad rec¨ªproca entre ecosocialistas y republicanos se puede ilustrar con dos frases: para el secretario general de Esquerra, Joan Puigcerc¨®s, "ICV no tiene personalidad, es un complemento del PSC"; seg¨²n la portavoz de Iniciativa, Dolors Camats, la posici¨®n de ERC es "irresponsable".
A este equ¨ªvoco de fondo sobre una eventual reedici¨®n del tripartito se a?aden otros dos. Uno, el rechazo cada vez m¨¢s expl¨ªcito de los que fueron sus socios menores a dejarse presidir de nuevo por Pasqual Maragall. El pasado s¨¢bado, el consejo nacional de Iniciativa per Catalunya Verds lo manifest¨® as¨ª por segunda vez en un mes; por su parte, el republicano Puigcerc¨®s dec¨ªa: "El PSC deber¨¢ valorar el hecho de tener un presidente a quien le interese el pa¨ªs y que tenga tensi¨®n vital sobre el pa¨ªs. Me da la sensaci¨®n de que no lo ha habido...". El segundo foco de confusi¨®n concierne al timing pol¨ªtico de los pr¨®ximos meses: mientras el presidente Maragall manifiesta su voluntad de retrasar las elecciones al m¨¢ximo, de alejarlas todo lo posible del refer¨¦ndum, sus ex (?y futuros?) aliados de ERC afirman que el Ejecutivo remodelado este lunes "carece de legitimidad" (Josep Huguet), que no tiene "capacidad moral para gobernar" (Josep Bargall¨®).
As¨ª las cosas, y justo en el momento en que la coalici¨®n tricolor de diciembre de 2003 se convierte en monocolor socialista con una delgada veta verde, va Maragall y dice que el tripartito -seg¨²n ¨¦l, "el proyecto m¨¢s rico, completo y serio de las izquierdas en los ¨²ltimos 70 a?os"- tiene "un futuro espl¨¦ndido"... Carod ha calificado la frase de "peor que una broma de mal gusto". Por mi parte, me pregunto si esos alardes de frivolidad y confusi¨®n, esa absoluta alergia a la autocr¨ªtica, favorecen la participaci¨®n y el voto s¨ª del pr¨®ximo 18 de junio, o m¨¢s bien los perjudican.
Joan B. Culla i Clar¨¤ es historiador.
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