'C¨®cteles molotov' para dar fuego a las barcas
El municipio de Arona es conocido como la despensa tur¨ªstica de Tenerife. La mayor¨ªa de sus 76.000 habitantes trabajan en los hoteles y restaurantes que dan servicio a una poblaci¨®n flotante de 200.000 turistas. Por su puerto de Los Cristianos, que conecta a las islas vecinas, pasan cada a?o 1,8 millones de personas, lo que lo convierte en el segundo de Espa?a en tr¨¢fico de pasajeros. Pero, desde hace seis meses, las continuas llegadas de cayucos cargados de inmigrantes le han proporcionado una fama indeseada.
Hasta hace dos semanas, todas estas barcas eran ancladas en el puerto, a 100 metros del lugar en el que son desembarcados los subsaharianos y justo enfrente de una de las playas de la localidad. En su interior quedaban las pertenencias desechadas por los inmigrantes: ropas, botas de agua, bidones de pl¨¢stico, chalecos salvavidas, flotadores, mochilas, bater¨ªas, colchonetas de espuma... Un d¨ªa, cinco de las embarcaciones se hundieron y toda su impedimenta apareci¨® flotando en el agua.
Por la isla comenzaron a circular bulos alarmantes. Por ejemplo, que los cayucos contagiaban la fiebre amarilla o que un grupo de miembros de Salvamento Mar¨ªtimo hab¨ªa sido alojado en una pensi¨®n hasta que su anal¨ªtica mostrara si estaban contagiados de mort¨ªferas enfermedades tropicales.
La presi¨®n vecinal hizo que los jueces concedieran autorizaci¨®n al Ayuntamiento para trasladar 38 embarcaciones al dep¨®sito de una empresa de la localidad de Buzanada, a unos 15 kil¨®metros de la costa. Pero junto al dep¨®sito hay un colegio, y pronto los padres de los alumnos se quejaron del riesgo. En los ¨²ltimos d¨ªas, grupos de desconocidos han lanzado en tres ocasiones c¨®cteles molotov al interior del dep¨®sito municipal; varias barcas han quedado carbonizadas. Antonio, el guarda del lugar, dice que no se enter¨® del incendio hasta que llegaron los bomberos. Tampoco ¨¦l quiere acercarse a las lanchas: "Est¨¢n llenas de enfermedades", dice.
Aunque sospecha que fueron los padres quienes lanzaron los c¨®cteles molotov, el alcalde de Arona, Jos¨¦ Alberto Gonz¨¢lez, muestra una actitud comprensiva hacia ellos. Este miembro de Coalici¨®n Canaria asegura haber sido informado por especialistas de que las embarcaciones "implican graves riesgos sanitarios". Sentado en su despacho, advierte: "Como un solo vecino diga: 'mi hijo cogi¨® la sarna', aqu¨ª se va a liar un foll¨®n". Su discurso est¨¢ salpicado de expresiones alarmantes: "Chorro de inmigrantes", "alarma social", "situaci¨®n absolutamente insostenible...".
El alcalde dice que la pr¨®xima semana los jueces le permitir¨¢n trasladar los cayucos a la planta de residuos del vecino municipio de Arico, donde va a parar toda la basura de Tenerife. Pero en el puerto contin¨²a anclada otra treintena de embarcaciones.
Antonio Morales, cabo de la unidad tur¨ªstica de la Polic¨ªa Municipal, resume as¨ª la situaci¨®n: "En seis meses, la poblaci¨®n de Arona ha pasado de la compasi¨®n por los inmigrantes a la indignaci¨®n". Y esto ha sucedido a pesar de que en la localidad no se ha quedado uno solo de los inmigrantes llegados en las pateras. Unas simples barcas de madera han prendido el incendio.
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