Montenegro vive la fiebre de lo 'nacional'
Desde el pan a la moneda, pasando por la religi¨®n o el idioma, todo se vuelve aut¨®ctono
El pan y el tomate com¨²n tienen poco futuro en Montenegro ahora que se impulsa el pan nacional, cocido seg¨²n un m¨¦todo aut¨®ctono, y el tomate nacional, al parecer algo m¨¢s grande de lo habitual. Los 670.000 montenegrinos ya no hablan serbocroata. El Parlamento ha decidido que hablan el montenegrino. Y hace tiempo que no manejan el dinar, la moneda de Belgrado, porque s¨®lo se aceptan euros. En poco tiempo, el Gobierno del poderoso l¨ªder montenegrino y primer ministro Milo Djukanovic ha pisado tanto el acelerador nacionalista que, sea cual sea el resultado del refer¨¦ndum del pr¨®ximo domingo, Montenegro es ya en la pr¨¢ctica un Estado independiente a la espera s¨®lo del reconocimiento internacional.
Serbia y Montenegro, el Estado impuesto por la UE en 2002 para tratar de evitar m¨¢s turbulencias en los Balcanes, existe s¨®lo en el papel. Y ni siquiera en el de los pasaportes, que siguen diciendo: Yugoslavia. En la frontera de Serbia y Montenegro hay incluso aduana, porque las tasas son distintas. La uni¨®n com¨²n se limita en realidad a un minigobierno de cinco ministros sin apenas presupuesto, un presidente que quiere la secesi¨®n -el montenegrino Svetozar Marovic- y un Parlamento que apenas legisla.
Ni siquiera se ha podido elegir a un candidato para Eurovisi¨®n: el concurso interno lo gan¨® un grupo montenegrino, luego se vio que sus paisanos del jurado s¨®lo votaban a montenegrinos y se arm¨® tal tangana que Serbia y Montenegro renunci¨® a participar.
"En la pr¨¢ctica ya somos independientes, pero a¨²n nos falta poder decir: 'soy montenegrino, existo, tengo un Estado independiente", explica el alcalde de Cetinje, Milo Jankovic, dirigente del gubernamental Partido Democr¨¢tico de los Socialistas. En Cetinje, la capital hist¨®rica de Montenegro -a 30 kil¨®metros de Podgorica, adonde Tito traslad¨® la capitalidad tras la II Guerra Mundial- se mastica la euforia. La inmensa mayor¨ªa de sus 20.000 habitantes son nacionalistas y lo exhiben: "Somos distintos porque aqu¨ª, a diferencia de Serbia, nunca nos conquistaron los turcos del Imperio otomano", explica Igor, de 30 a?os.
El orgullo de resistencia a lo Ast¨¦rix lo ha inculcado el mismo Djukanovic: "Montenegro tiene 1.000 a?os de historia y somos la ¨²nica naci¨®n de la regi¨®n que no sucumbi¨® al dominio turco", escribi¨® en el Financial Times el pasado 2 de mayo. Desde 2000, las iniciativas gubernamentales de "reconstrucci¨®n nacional" han sido incesantes. En 2004 se adoptaron sucesivamente el himno nacional, la fiesta nacional y la bandera. Sin ellas, no es f¨¢cil diferenciarse de los serbios, con los que comparten casi todo, incluida la lengua -con variantes propias- y la religi¨®n mayoritaria, ortodoxa.
En Cetinje hay decenas de banderas nacionales en las calles y en los edificios de las antiguas embajadas europeas, que funcionaron entre 1910 y 1918, durante el breve reinado del rey Nicol¨¢s. Es el ¨²ltimo rey que dirigi¨® un Estado independiente en la historia de Montenegro y ahora se ha convertido en la gran fuente del nacionalismo: la nueva bandera es la de esta casa din¨¢stica, con el ¨¢guila de su escudo sobre un fondo rojo.
"Fue un Gobierno ileg¨ªtimo el que acab¨® con el reino de Montenegro; a nosotros nadie nos pregunt¨® si quer¨ªamos integrarnos en el nuevo reino [de 1918, precedente de Yugoslavia]", explica Sanija Kapa, la gu¨ªa del Museo Nacional, que es en realidad el antiguo palacio real. Su tumba y la de la reina son lugar de peregrinaci¨®n nacionalista, y es tanto el fervor que alguien podr¨ªa pensar que se restaurar¨¢ la monarqu¨ªa. El te¨®rico pr¨ªncipe heredero es un arquitecto que vive en Par¨ªs sin ning¨²n apetito al respecto y nadie la reclama. "?Volver a tener rey? ?Pero si ya tenemos a Djukanovic!", contesta el alcalde de Cetinje para subrayar su admiraci¨®n por su jefe de filas.
La independencia es la apuesta personal de Djukanovic, que con s¨®lo 43 a?os suma 15 al frente del Gobierno montenegrino. La mayor¨ªa en Belgrado cree que la operaci¨®n se explica porque s¨®lo as¨ª podr¨¢ seguir en el poder y ocultar los problemas del pa¨ªs -20% de paro y m¨¢s del 10% de la poblaci¨®n por debajo del umbral de pobreza.
El 30% de los habitantes de Montenegro se consideran serbios, seg¨²n el censo de 2003, y comparten en general la animadversi¨®n contra Djukanovic. Son la base del bloque electoral que las encuestas dan como perdedor el domingo: el que se opone a la independencia y desea ver renacer la uni¨®n hoy virtual entre Serbia y Montenegro.
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