Las salas de cine pierden en Euskadi un 25% de espectadores desde 2001
El sector trata de sobrevivir especializ¨¢ndose en pel¨ªculas para adultos
En Euskadi hay cada vez m¨¢s salas de cine y menos espectadores dispuestos a pasar por taquilla. Las cifras son elocuentes: el sector de la exhibici¨®n cinematogr¨¢fica ha perdido desde 2001 alrededor de 2,2 millones de espectadores, un 25%, mientras ha visto incrementarse en 24 su parque de pantallas y desplomarse su recaudaci¨®n en un 9,8%. La supervivencia, coinciden tres empresarios vascos, puede estar en la especializaci¨®n en un cine m¨¢s culto e independiente, al margen de las multinacionales.
"Soy de los que piensa que el cine no va a desaparecer nunca, igual que el teatro, lo que pasa es que tendr¨¢ que buscarse su nicho dentro de una oferta mucho m¨¢s plural de ocio", sentencia Leopoldo Arsuaga, director gerente de la SADE, propietaria de 20 salas s¨®lo en San Sebasti¨¢n. Sabe de lo que habla. Este empresario ha tenido que cerrar en los ¨²ltimos a?os en la capital donostiarra un cl¨¢sico, el cine Astoria, y los del centro comercial Garbera por una "evidente saturaci¨®n de la oferta" de salas y un descenso importante del n¨²mero de espectadores que, en Guip¨²zcoa, es especialmente llamativo.
Seg¨²n estad¨ªsticas del Ministerio de Cultura, esta provincia ha perdido desde 2001 un total de 924.732 espectadores. Y dice Arsuaga que la explicaci¨®n hay que buscarla precisamente en gran parte en la clausura de sus salas. "Hay un principio comprobad¨ªsimo en este negocio y es que cuando cierras un cine sus espectadores habituales dejan de ir en un 90%. Ya no se recuperan. En San Sebasti¨¢n perdimos de golpe 500.000. Al margen de eso, es verdad que el mercado tambi¨¦n ha ido mermando".
El gerente de la SADE no lo achaca s¨®lo a la pirater¨ªa, ni al incremento de la oferta televisiva, ni a la competencia de los DVD... Ni siquiera a Internet -"es m¨¢s pernicioso para nosotros que los j¨®venes se pasen las tardes chateando que que se bajen una pel¨ªcula"-. Lo atribuye a un cambio de h¨¢bitos. "Se est¨¢ produciendo una revoluci¨®n en los usos y costumbres que est¨¢ convirtiendo el cine o la prensa escrita en elementos accesorios de informaci¨®n y cultura".
Y en medio de esta realidad, el sector se encuentra muchas veces atado de pies y manos. La saturaci¨®n de salas hace que las pel¨ªculas se agoten m¨¢s velozmente, por lo que la necesidad de rotaci¨®n es superior a la de hace unos a?os y se "abre la puerta del mercado a un mont¨®n de bodrios, cuyo mercado natural ser¨ªa el v¨ªdeo". Eso, dice Arsuaga, "produce un desenga?o en la gente, que deja de ir al cine". En 2001, hab¨ªa 220 salas que acogieron a 8,5 millones de espectadores; en 2005, s¨®lo 6,37 millones (3,19 en Vizcaya; 2,09 en Guip¨²zcoa y 1,08 en ?lava) pasaron por los 244 cines existentes.
En todo caso, al margen del desencanto, hay otra cuesti¨®n importante a tener en cuenta, seg¨²n V¨ªctor Villanueva, gerente de Circuito Coliseo, que posee 60 salas en Vizcaya. "El p¨²blico se est¨¢ volviendo cada vez m¨¢s exigente. Los efectos especiales, visuales y de sonido llevan ya mucho tiempo y la gente los asume como normales. Lo que sigue sorprendiendo al espectador son las buenas historias y esas no se dan, o se dan cada vez con menor profusi¨®n". Ni ¨¦l, ni Javier Etxagibel, gerente de Vesa (Cines Guridi y Florida de Vitoria), pasan por alto un factor que consideran fundamental en este sentido: existe un problema de creatividad por la huelga que protagonizaron en 2001 los guionistas de Hollywood. "El par¨®n de ideas se est¨¢ notando ahora en la calidad de las producciones", coinciden. "Y eso es como la pescadilla que se come la cola. Si la pel¨ªcula no es buena, el espectador no hace el esfuerzo de ir al cine y gastarse un dinero, prefiere baj¨¢rsela por internet o esperar a verla en televisi¨®n", a?ade Etxagibel.
Los tres exhibidores creen que en este contexto de saturaci¨®n de salas, nuevas ofertas de ocio y agotamiento de los guiones m¨¢s comerciales la f¨®rmula para la supervivencia pasa por la especializaci¨®n en el cine para adultos, en historias cultas que dif¨ªcilmente pueden funcionar en un hogar. "Y eso consiste en trabajar por libre, no o¨ªr los cantos de sirenas de las multinacionales y cuando llega El C¨®digo Da Vinci, que es una pel¨ªcula vulgar de consumo que ha salido con 750 copias", apunta Arsuaga, "nosotros no la damos". Hay que ir cambiando "poco a poco la l¨ªnea de negocio", a?ade Villanueva. "Lo que pasa que eso no se hace de la noche a la ma?ana".
Arsuaga pone un simil para ilustrar la situaci¨®n a la que se enfrenta el sector. "El cine est¨¢ llamado a convertirse en un producto delicatessen.No desaparecer¨¢ pero quedar¨¢n como residuales el 25% de las pantallas que existen hoy".
Abiertos al cierre
La recaudaci¨®n tambi¨¦n se ha desplomado en Euskadi, aunque en menor medida que los espectadores. Los cin¨¦filos se dejaron en 2001 en taquilla 35,7 millones de euros, un 9,84% menos que en 2005, cuando el sector logr¨® 32,2 millones.
"Es un pastel cada vez menor para repartir entre m¨¢s. No tiene sentido mantener el parque actual de salas", coinciden los tres exhibidores. Arsuaga ya ech¨® las persianas de los Astoria y Garbera y aunque Villanueva y Etxagibel aseguran que no tienen previsto ning¨²n cierre por ahora, tampoco lo descartan a futuro. "Si no cambia la tendencia habr¨¢ que plante¨¢rselo", reconoce el primero. "La estrategia es sobrevivir y haremos lo que haya que hacer", apunta el segundo.
Etxagibel culpa en buena parte de la situaci¨®n que vive el sector al impacto que ha tenido la apertura de cines en centros comerciales por "intereses" en cadena "de los promotores". Disponen de aparcamientos gratuitos para los espectadores, pagan alquileres m¨¢s baratos y, llegada la crisis, se benefician de estrategias del centro, dice.
Cuando empezaron a instalarse Vitoria en 2001 se multiplic¨® por tres el n¨²mero de salas (de 18 a 58) y durante los primeros a?os creci¨® en un 30% el n¨²mero de espectadores por la novedad, pero ya en 2004 empez¨® a bajar de nuevo". Todo el sector se ha resentido, tambi¨¦n las multinacionales asentadas en Euskadi lo est¨¢n pasando mal. Dice Etxagibel que porque la programaci¨®n "es mejor" que en otras regiones.
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