La vida sobre (silla de) ruedas
220 parapl¨¦jicos y tetrapl¨¦jicos impartir¨¢n una hora de formaci¨®n a los conductores en los cursos de reeducaci¨®n del permiso por puntos
Cuando Mar Cogollos sufri¨® el accidente que la dej¨® tetrapl¨¦jica hace 18 a?os, ni Juan Antonio ni Nuria hab¨ªan imaginado que un d¨ªa la carretera acabar¨ªa marcando para siempre sus vidas, y postr¨¢ndoles en una silla de ruedas. Pero la imprudencia, la mala suerte o un despiste acab¨® uni¨¦ndoles en la Asociaci¨®n para el Estudio de la Lesi¨®n Medular Espinal (Aesleme), que desde hace m¨¢s de 15 a?os se ofrece como ejemplo de las consecuencias de los accidentes de Tr¨¢fico. Difunde su mensaje en colegios e institutos de gran parte de Espa?a, explicando cada a?o a 150.000 alumnos las causas que pueden provocar un accidente, c¨®mo evitarlo y c¨®mo es la vida con una lesi¨®n medular o cerebral.
"Cualquier infractor que estuviera 24 horas conmigo cambiar¨ªa de actitud", asegura Nuria
"Jugu¨¦ a la ruleta y cog¨ª 'premio', pero ¨¦ste no tiene ventajas", se lamenta Juan Antonio
Su testimonio salta ahora de las aulas a las autoescuelas. A partir del 1 de julio, en cada curso de reeducaci¨®n del permiso por puntos, impartir¨¢n una hora cara a cara con aqu¨¦llos que hayan perdido todo o parte de su saldo. Mar Cogollos es la cabeza visible de Aesleme, y tendr¨¢ que coordinar a unas 220 personas, todos tetrapl¨¦jicos o parapl¨¦jicos.
Cada formador arrastra una historia que impresiona. El d¨ªa que Juan Antonio Mart¨ªnez escuch¨® a un ni?o decir que 108 personas muertas en Semana Santa no eran tantas porque en Espa?a hay 40 millones, se le hel¨® la sangre. "Vale, y ahora piensa si alguna de esas personas fuera de tu familia, ?te dar¨ªa igual?". Se confiesa sorprendido por las reacciones de los chavales: "Preguntan sobre todo que por qu¨¦ estoy as¨ª, y tambi¨¦n mucho sobre sexualidad".
Desde Azuqueca de Henares recorre en su Audi rojo varios centros de Guadalajara: su campo de batalla. Cada semana imparte unas cinco conferencias. Es parapl¨¦jico desde hace 10 a?os debido "a una imprudencia". Con 24, acab¨® empotrado contra una se?al tras perder el control de su moto en una curva con gravilla en una carretera comarcal. "Aunque no iba por encima de los l¨ªmites de velocidad, s¨ª que iba muy deprisa para las condiciones de la carretera, a 60 kil¨®metros por hora". Tuvo que pasar a?o y medio hasta que le dieron el alta en el hospital de parapl¨¦jicos de Toledo. "Al principio siempre pensaba que se iba a arreglar. Cuesta mucho asimilarlo. Tuve una etapa de no querer vivir". Lo que m¨¢s echaba de menos era poder ir a trabajar y la libertad de hacer lo que quer¨ªa sin depender de nadie.
Para ninguno de estos formadores ser¨¢ f¨¢cil pasar de la audiencia a la que est¨¢n acostumbrados a la que se encontrar¨¢n en los cursos de sensibilizaci¨®n del carn¨¦ por puntos. "El mensaje cambia. Por un lado estoy deseando empezar, pero por otro me da casi miedo, porque no sabemos con qui¨¦n nos vamos a enfrentar", reconoce Juan Antonio. "Nadie piensa que el coche mata", asegura, "y por mucho que yo explique lo dif¨ªcil que es mi vida nadie se va a poner en mi pellejo". Juan Antonio est¨¢ a favor de mostrar la realidad tal cual es. "Si molesta, m¨¢s molesta si te pasa algo as¨ª. Yo he jugado a esa loter¨ªa y he cogido premio; y te puedo asegurar que este premio no tiene ninguna ventaja".
Cuando Nuria P¨¦rez abri¨® los ojos, desde la ventana de su habitaci¨®n pudo leer: Hospital de Tetrapl¨¦jicos de Toledo. Sus sospechas se confirmaron entonces. A sus 31 a?os la vida era perfecta. Trabajaba como enfermera en el hospital La Paz de Madrid, ten¨ªa novio, y unas ganas locas de beberse la vida. "Es que no te puedes ni imaginar, c¨®mo era; me gustaba bailar, salir, yo no ten¨ªa fin".
Hace dos a?os, un socav¨®n oblig¨® a desviar la circulaci¨®n en la localidad madrile?a de Perales de Taju?a, y a dejar un solo carril para ambos sentidos. Hab¨ªa conos de separaci¨®n y uno estaba en medio de la carretera. "Yo iba de copiloto y llevaba el cintur¨®n, pero iba como medio dormida, dimos un volantazo para esquivar el cono, y nos dimos contra la mediana frontalmente; ¨ªbamos a 60 o 70 kil¨®metros por hora. Mi novio me dec¨ªa que me levantara, pero yo ya no pod¨ªa moverme".
"Yo era de las que siempre pensaba que no me iba a pasar nunca. Me gustaba conducir, era una loca del volante". Ahora se pone "mala en la carretera" cuando ve las continuas imprudencias. Nuria se confiesa "muy radical" en lo que se refiere a los mensajes de concienciaci¨®n. "No se trata de meter miedo, pero la gente no se conciencia hasta que no lo vive de cerca. Cualquier infractor que estuviera 24 horas conmigo cambiar¨ªa de actitud. Es que yo tengo que vivir con un pa?al puesto y me tienen que ayudar para todo", se?ala.
No s¨®lo cambi¨® su vida, sino tambi¨¦n la de toda su familia: "Mi novio, al que nunca podr¨¦ agradecer todo lo que ha hecho por m¨ª, lleva desde el accidente sin trabajar para estar a mi lado". Y tiene claro cu¨¢l ser¨¢ su mensaje: "Creo que lo que nosotros debemos transmitir es que si te gusta tu vida, no dejes que la carretera te la cambie, ni tus actitudes cambien la de nadie".
Nuria cree que a pesar de todo, lo que debe primar tambi¨¦n es la idea de que hay que saber adaptarse y hay una vida despu¨¦s del accidente, aunque sea una vida distinta. "Yo no estoy de acuerdo con la idea que se da de los tetrapl¨¦jicos, no todos nos queremos morir". Desde febrero, combina su rehabilitaci¨®n con las charlas organizadas por Aesleme en las que cuenta su experiencia en colegios e institutos.
- ?Ser¨¢ f¨¢cil que el mensaje cale?
- Pues no, no ser¨¢ f¨¢cil.
Tampoco Charo Gonz¨¢lez, abogada madrile?a de 46 a?os, cree que vaya a ser sencillo. "Supongo que la mayor¨ªa de la gente vendr¨¢ enfadada, porque a nadie le gusta que le multen, le quiten el carn¨¦ y hacer un curso para recuperarlo. Supongo que los primeros ser¨¢n los m¨¢s dif¨ªciles, y sobre todo los conductores profesionales que pensar¨¢n qu¨¦ les vamos a ense?ar nosotros si llevan 30 a?os conduciendo". Pero Charo tiene claro su discurso. "Estaremos ah¨ª, porque creemos que a cualquier edad se puede cambiar, ojal¨¢ nuestro testimonio les sirva". "Yo siempre digo: ?Merece la pena jug¨¢rtela? Plant¨¦ate c¨®mo quieres volver a casa, en taxi, en transporte p¨²blico, en tu coche, en una ambulancia o en un coche f¨²nebre".
Charo est¨¢ casada y tiene dos hijos, es parapl¨¦jica, y desde hace nueve a?os colabora con Aesleme. Est¨¢ convencida de que si hubiera llevado puesto el cintur¨®n las cosas ser¨ªan distintas, aunque no recuerda c¨®mo fue el accidente. "Volv¨ªamos de vacaciones, conduc¨ªa por una carretera de Albacete. Una recta impresionante y, al final, una curva muy cerrada. ?bamos cinco personas, pero s¨®lo yo result¨¦ herida; sal¨ª disparada". "?Miedo a volver a conducir? S¨ª, pero no queda m¨¢s remedio, porque el coche nos da much¨ªsima independencia".
Charo, Nuria y Juan Antonio forman parte del equipo que coordina Mar Cogollos en Aesleme, una asociaci¨®n que no cuenta con ninguna subvenci¨®n a pesar de la labor que desarrolla en la prevenci¨®n de accidentes. "Vamos a tratar que en esa hora le pongan cara a las personas que no mueren en accidente, pero que sufren lesiones graves; y que escuchen el testimonio de quienes han perdido a alg¨²n ser querido. Que no se queden s¨®lo con las cifras".
Asegura que no ser¨¢ dram¨¢tico, ni har¨¢ llorar. "S¨®lo que se queden con el mensaje de que est¨¢n ah¨ª, y son afortunados porque no han muerto ni han tenido heridas". Mar, con la misma lesi¨®n que Ram¨®n Sampedro, dirige la asociaci¨®n con un vigor que para s¨ª quisieran muchos. Su lesi¨®n tampoco le ha impedido dar a luz a sus gemelas, de 13 a?os. "Hay vida despu¨¦s del accidente, pero es mucho m¨¢s dif¨ªcil; no es s¨®lo que no puedas mover las piernas y los brazos, tienes alteraciones digestivas, urinarias, sexuales, de la piel...".
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