El buscador de 'estrellas'
Hay familias que se cambian de casa en funci¨®n del n¨²mero de hijos, otras por el tama?o del aparcamiento o la monta?a de libros. Aunque de todo eso tiene, Julio Maldonado s¨®lo se podr¨ªa cambiar de casa si le ofrecen un buen tejado. El periodista Julio Maldonado, Maldini, dedica su vida a desvelar futbolistas ignotos. De Islandia a Kazakist¨¢n, del Cabo de Hornos a las Islas Feroe, Maldini comprendi¨® antes que nadie que eso de la globalizaci¨®n llegar¨ªa en forma de bal¨®n de f¨²tbol. Gracias a los sat¨¦lites y a las cinco antenas parab¨®licas de su tejado, este periodista madrile?o sigue desde su infancia la carrera de cada futbolista que participar¨¢ en el Mundial de Alemania, da igual que sea de Costa de Marfil o de Arabia Saud¨ª.
"Todo esto", y al decirlo mira al cielo, "empez¨® por mi afici¨®n al f¨²tbol. Con 15 a?os, en 1980, convenc¨ª a mis padres de que compraran un v¨ªdeo. Ahora es muy f¨¢cil, porque hay un chorreo de partidos en televisi¨®n o tecleas Google y encuentras lo que quieras, pero en 1980 s¨®lo daban un partido a la semana, y yo quer¨ªa m¨¢s".Arrastrado por su afici¨®n, el joven Maldonado pon¨ªa anuncios en los peri¨®dicos buscando a otros piraos con cintas de partidos. "Era algo muy interclasista. Un chaval franc¨¦s me mandaba partidos de su pa¨ªs, pero los v¨ªdeos de Uruguay me los enviaba el presidente del Banco Occidental. A cambio yo le enviaba partidos de la Liga espa?ola y de la inglesa, que, a su vez, me enviaba un aficionado de aquel pa¨ªs. Se cre¨® una rueda, todo, por supuesto, por v¨ªa postal".
A las doce del mediod¨ªa de un d¨ªa cualquiera, Maldini coge el mando a distancia y, en su tejado, dos motores empiezan a girar las grandes antenas parab¨®licas husmeando a gente corriendo tras una pelota. En una tele de Rumania dan una especie de Pasi¨®n de Gavilanescu, en la de Palestina hablan de lo suyo, pero en una turca est¨¢n con su final de Copa.
"Es en diferido, la grab¨¦ ayer". Y muestra en su estudio monta?itas de DVD, cada uno con el nombre del partido. "Grab¨¦ la final turca, la final croata, partidos de Italia y de Alemania. En total, 14 partidos. De media a la semana grabo unos 90 partidos. S¨®lo rusos, por lo menos cinco".
Medio despacho es del siglo XXI y el otro medio del XX; en una pared se agolpan tres televisores, siete reproductores de v¨ªdeo -cinco con disco duro- y unos cuantos descodificadores. Su mesa de trabajo, con un ordenador y pilas de DVD, ejerce de frontera al otro siglo: una pared forrada de colecciones de revistas como El Gr¨¢fico, la biblia del f¨²tbol argentino, Onze, S¨®lo F¨²tbol, Soccer... "Todas perfectamente digitalizadas, si no no valen de nada".
En cierto momento de su vida, la pasi¨®n se convirti¨® en profesi¨®n. "En mi b¨²squeda de cintas de f¨²tbol top¨¦ con Alfredo Rela?o, que me llev¨® a la SER en 1988 y luego a Canal Plus como comentarista de la Liga italiana". Para entonces, Maldonado -a¨²n no se le conoc¨ªa como Maldini- se hab¨ªa comprado la primera antena anal¨®gica. "Pero la revoluci¨®n, la globalizaci¨®n del f¨²tbol, lleg¨® con los sat¨¦lites". Y Maldini instal¨® en la casa de sus padres una paella de 180 cent¨ªmetros de di¨¢metro. "Recuerdo que mi primera conexi¨®n fue a la mexicana Galavisi¨®n".
Grabar 18 partidos a la vez
Hoy, con sus cinco antenas -dos m¨¢s altas que ¨¦l- abarca todo el arco de los sat¨¦lites europeos. "Espa?a est¨¢ situada muy estrat¨¦gicamente. Puedo controlar desde 55,5? grados Oeste hasta el 68? Este, y con las dos pobilidades de recibir canales en la banda Q y en la banda C. En total, puedo grabar hasta 18 partidos a la vez".
Desde que Maldini compr¨® su primer v¨ªdeo, Espa?a aboli¨® el derecho de los clubes a retener futbolistas y se implant¨® la libre circulaci¨®n de jugadores comunitarios sin mirar su pasaporte, lleg¨® Internet y llegaron cientos de extranjeros al f¨²tbol espa?ol y algunos de aqu¨ª se fueron para all¨¢. Los sat¨¦lites lo ve¨ªan todo y descubrir una perla de 15 a?os (Cesc, Messi) val¨ªa muchos millones de euros.
La afici¨®n de Maldini pas¨® a ser su profesi¨®n. Y sus conocimientos, oro en bruto para ojeadores y clubes. "A Ibagaza le vi en la Copa Conmebol con el Lan¨²s, el d¨ªa de su debut en el primer equipo. No habr¨ªa m¨¢s de cincuenta espectadores en el estadio. A Perea, tambi¨¦n del Atl¨¦tico, lo vi en el Independiente de Medell¨ªn, y al brasile?o Baptista, en un partido de la Copa S?o Paulo de juveniles. Hay cientos de casos".
La Federaci¨®n argentina, el Ajax holand¨¦s y varios clubes de f¨²tbol espa?oles han contratado sus servicios.
"No hay partido que no pueda ver y eso que hay miles y miles de emisoras, codificadas o no. Tambi¨¦n es que ya me conocen. El caso m¨¢s extremo es el del grupo uruguayo due?o de los derechos del f¨²tbol, que me envi¨® un receptor personal s¨®lo para m¨ª; incluso si la se?al me llega floja, por problemas atmosf¨¦ricos, o por una interferencia solar, llamo, y me suben la se?al. S¨®lo para m¨ª desde el m¨¢s all¨¢".
Han pasado 20 a?os despu¨¦s de que Maldini se comprara su primera parab¨®lica, pero no presenta signos de fatiga. A sus 40 a?os, la pasi¨®n por el f¨²tbol no le ha abandonado. Con su frescura y su forma de diseccionar este deporte ha conseguido que aumenten los aficionados al deporte, al margen de los colores del pueblo.
Gracias a Maldini, los telespectadores de Canal + descubrieron la magia de Henry, la fuerza de Drogba o la sensibilidad de Cesc. Ahora le est¨¢ dando fuerte por los sat¨¦lites. "Me intriga saber c¨®mo funcionan, a qu¨¦ velocidad se disparan y con qu¨¦ ¨¢ngulo. ?Sabes que todos los de telecomunicaciones est¨¢n a 36.000 kil¨®metros de distancia?". Se ha suscrito a revistas y manuales de sat¨¦lites y, si su mujer no lo remedia -la atleta Maite Z¨²?iga- Maldini es capaz de convertir a los espa?oles en sateliteadictos.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
?Tienes una suscripci¨®n de empresa? Accede aqu¨ª para contratar m¨¢s cuentas.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.