Huelga de hambre de presos islamistas marroqu¨ªes
"La situaci¨®n es catastr¨®fica", repite Abderrahim Mouhtad, coordinador de Ennassir, una asociaci¨®n de apoyo a los presos islamistas, y a sus familias, encarcelados en Marruecos. Mouhtad se refiere al estado de salud de los 320 presos islamistas que, desde el 2 de mayo, est¨¢n en huelga de hambre en varias c¨¢rceles. Reivindican que se revisen sus juicios.
Entre los huelguistas figuran 14 condenados a la pena capital por los atentados del 16 de mayo de 2003 en Casablanca, que causaron 45 muertos. Uno de ellos es Magder Bouchaib, im¨¢n espor¨¢dico de la mezquita de Burgos y casado con la espa?ola Eva Mar¨ªa Monfort. Fue detenido en T¨¢nger seis meses antes de que los kamikazes ensangrentasen Casablanca.
El director de la Administraci¨®n penitenciaria, Mohamed Abdenabaoui, reconoci¨® el lunes el movimiento de protesta en las grandes prisiones, aunque rebaj¨® el n¨²mero de huelguistas a 240. Abdenabaoui encarg¨® a algunos de sus subordinados que convenzan a los presos de que depongan su actitud, pero su gesti¨®n fracas¨®.
"Por si el delicado estado de salud de muchos de ellos no bastase, sus mujeres han sido apaleadas e insultadas cuando se concentraron para respaldar la reivindicaci¨®n de sus maridos", se queja Mouhtad. Las mujeres de los presos organizaron sentadas ante el Consejo Consultivo de Derechos Humanos, un organismo p¨²blico nombrado por el rey Mohamed VI, y ante dos c¨¢rceles de Casablanca.
Pese a estas concentraciones, la segunda huelga de hambre de los islamistas -la primera, m¨¢s masiva, tuvo lugar el a?o pasado- ha sido pr¨¢cticamente ignorada por los medios de comunicaci¨®n marroqu¨ªes, incluidos los independientes. "Nos sentimos muy solos", se lamenta Wafa, esposa de un preso encarcelado en Kenitra.
Tras los atentados de Casablanca hubo unas 8.000 detenciones, 2.400 personas fueron llevadas ante los tribunales y unas 1.400 condenadas. La justicia actu¨® con precipitaci¨®n y excesiva severidad, seg¨²n las ONG marroqu¨ªes e internacionales.
Las autoridades son conscientes de esos excesos y han intentado arreglarlos mediante indultos reales con motivo de las grandes fiestas religiosas. Pese a la liberaci¨®n de cientos de presos y a la reducci¨®n de la pena de otros muchos, numerosos reos marroqu¨ªes cumplen condena por terrorismo sin tener las manos manchadas de sangre.
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