Miss Euskal Herria
Cabe preguntarse si no estamos demasiado ensimismados en El Proceso, agot¨¢ndonos en nuestros tit¨¢nicos intentos de desentra?ar los vericuetos de la Mesa (de Partidos), nuestra vocaci¨®n montenegrina, las admoniciones del buen Arnaldo y las indignaciones lehendakariles. Cierto es que vivimos un momento hist¨®rico y que las generaciones venideras nos juzgar¨¢n por el siguiente gran paso hacia nuestra libertad nacional, pero de tanto regodearnos en los prodigios futuros vamos dejando oportunidades para afirmar nuestra voluntad de pueblo en resurrecci¨®n.
No como los catalanes, que han cogido breada y nos sacan ya una vuelta de ventaja en el despliegue de su nacionalidad, qui¨¦n lo iba a decir. ?No produce sana envidia el ¨²ltimo logro de la catalanidad, esa iniciativa briosa, de las que transfiguran a un pueblo? En verdad, asombra la noticia: el pasado 14 de mayo se consum¨® la elecci¨®n de Miss Naci¨® Catalana (y de M¨ªster Naci¨® Catalana), as¨ª como suena. Gan¨® una chica de Reus.
Estos (los catalanes) no se andan con chiquitas. ?Miss Naci¨® Catalana, nada menos! Narran las cr¨®nicas que hubo representantes (nois y noies) de las 41 comarcas catalanas, reflejando as¨ª la composici¨®n de aquella admirada naci¨®n. Conf¨ªan que en el futuro se incorporen los Pa¨ªses Catalanes que, por las desdichas hist¨®ricas, no est¨¢n en la territorialidad.
Ha organizado el concurso una empresa privada, formada para la ocasi¨®n, aunque conf¨ªan que para el a?o que viene sea institucional. Es de suponer, pues asistieron los de CiU, PSC y ERC, y con entusiasmo. Otros¨ª: alegan los organizadores que la gesta ha sido posible gracias a que se ha incluido lo de Naci¨®n en el Estatut, aunque quiz¨¢s ni hac¨ªa falta tal est¨ªmulo. Pero lo que convierte la haza?a en un espejo en el que mirarnos son las condiciones que se exig¨ªan para participar. Mayormente, "tener ra¨ªces catalanas". Lo de la raigambre suele ser et¨¦reo y no siempre mensurable, pero se supon¨ªa que Miss Naci¨® Catalana sabr¨ªa catal¨¢n, y eso ya es otra cosa.
Cuando desde las tierras vascas se contemplan tan bellos ejemplos, la pregunta surge espont¨¢nea. ?Por qu¨¦ nosotros no, qu¨¦ le pasa a nuestro tripartito que no impulsa empresas trascendentes como la descrita? El modelo ya existe, y parece serio. Como all¨ª, lo de las "ra¨ªces vascas" puede resultar vidrioso -quiz¨¢s valdr¨ªan los criterios por los que el Athletic puede fichar sus jugadores, aunque a veces parecen laxos-, pero lo de platicar en euskera resulta definitivo. L¨®gicamente, no se organizar¨ªa el concurso por comarcas, que no forman parte de nuestra tradici¨®n vern¨¢cula, sino por Herrialdes. Incluso podr¨ªan venir desde la di¨¢spora, si demuestran ra¨ªces e idioma. ?Se imaginan ustedes la transmisi¨®n por la ETB del desfile de las bellas vascas y bellos vascos llegados de todos los continentes a Gernika, pongamos por ejemplo, y la elecci¨®n de Miss Euskal Herria? Tambi¨¦n podr¨ªa llamarse Miss Pueblo Vasco con identidad, pero en los asuntos delicados mejor no traducir. Miss Euskal Herria, definitivamente.
No se piense que la iniciativa en cuesti¨®n resulta autista. Todo lo contrario. Tiene profundas consecuencias internacionales. Miss Naci¨® Catalana ha sido ya admitida a los concursos Miss Latina, que se celebrar¨¢ en M¨¦xico, Miss Turismo Mundial (Sud¨¢frica), Miss Intercontinental (China) y Miss Turismo Europeo (Turqu¨ªa), acontecimientos que paralizan a la humanidad. Miss Euskal Herria no deber¨ªa ir a que le eligieran Miss Latina (s¨®lo faltaba), pero ?no ser¨ªa hermoso o¨ªr euskera en Pek¨ªn, El Cabo o Estambul, en un foro mundial?
Moraleja: los caminos de la construcci¨®n nacional son diversos, as¨ª que no deber¨ªamos concentrarnos tanto en la ¨²nica v¨ªa que el Plan nos propone y la Mesa nos augura. Antes la soberan¨ªa la representaban la moneda, el ej¨¦rcito, esas cosas. Ahora, ya no. En el mundo posmoderno hay nuevos s¨ªmbolos de la nacionalidad. Nuestra trilog¨ªa, que colmar¨ªa las ansias de buena parte de los vascos, podr¨ªa ser: un lehendakari, una miss, una selecci¨®n de f¨²tbol. Iba a a?adir, tambi¨¦n, un representante en el festival de Eurovisi¨®n, pero tras verlo no estoy seguro. Al festival van moldavos, lituanos, fineses..., y cantan en ingl¨¦s. Hasta los rusos, que han debido de olvidar el idioma sovi¨¦tico. Mejor ni mezclarse con pueblos sin identidad.
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